La Rioja

De aquellos líos, este embrollo: un lustro de caos en Podemos La Rioja

De aquellos líos, este embrollo en Podemos La Rioja

De izquierda a derecha: Raquel Romero, Amaya Castro, Kiko Garrido, Mario Herrera y Joaquín Giró.

La mayoría de analistas nacionales que han focalizado en su atención en La Rioja como nunca antes había sucedido siguen buscando una explicación racional al veto de Podemos a un Gobierno progresista en la comunidad. No les culpen. No es sencillo. El cataclismo morado en la región no es sino la culminación de un sismo que se inició hace casi cinco años y que la Ejecutiva de Pablo Iglesias no ha sabido o no ha querido mitigar desde su origen.

Dos purgas internas, presentación de denuncias falsas, una Comisión de Garantías autonómica volatilizada desde hace más de dos años, primarias judicializadas que desembocan en la designación de una candidata ‘a dedo’ y una gestora que actúa -en teoría- de forma autónoma a la dirección nacional del partido… Son algunos de los capítulos de un lustro de caos que daría para varias novelas e intentamos resumir en esta relación de hechos.

Primeros pasos convulsos

El primer gran colapso de Podemos se produjo en el mes de abril de 2015, cuando la dirección nacional del partido disolvió la candidatura liderada por Raúl Ausejo alegando un “fraude” durante el proceso de primarias, pese a que las pruebas de esas presuntas irregularidades jamás fueron reveladas por la Comisión de Garantías Democráticas. Con Ausejo apartado del partido, la formación irrumpió con cuatro diputados en el Parlamento autonómico, pero los problemas no habían hecho más que comenzar.

Solo unos meses después empiezan a evidenciarse dos corrientes que no dejarán de erosionar el partido hasta la actualidad con un constante intercambio de golpes. El primero de ellos, la filtración del conocido como ‘Informe Cantabrana’, en el que el grupo parlamentario de Podemos acusa de «reiteración de faltas graves» al entonces portavoz en en el Parlamento regional, Germán Cantabrana, imputándole una actitud “ni idónea ni responsable ni probablemente ética”. Entre sus ‘cargos’, figuran “ausencias injustificadas, faltas de respeto hacia sus compañeros, dejación de funciones y autoexclusión del trabajo de grupo”.

Candidatura de Kiko Garrido (con camisa azul) en las primarias a la Secretaría General Autonómica, en el año 2016.

El propio Cantabrana no tardó en atribuir la filtración del informe en su contra a la corriente encabezada por Kiko Garrido, que se alzaría como secretario general autonómico en marzo de 2016 con un 63% de respaldo de las bases. Lejos de amainar, la disputa entre ambas facciones fue a más: el ‘Informe Cantabrana’ derivó en la apertura de un expediente de expulsión contra el diputado que posteriormente tumbaría la Justicia, al acreditar que sus presuntas ausencias se justificaban con visitas médicas para tratarse de la enfermedad rara que padece.

No fue, ni mucho menos, el único caso judicializado. Una asamblea celebrada en septiembre desembocó en un rosario de amenazas, insultos y agresiones que fueron puestas en conocimiento del juzgado. Entre los implicados en las agresiones físicas se encontraba, incluso, algún miembro del equipo que ha negociado desde hace dos meses la investidura de Concha Andreu como presidenta de La Rioja.

Candidata sin primarias

Sin embargo, el gran lío judicial de la formación morada en La Rioja es el relativo a las primarias para confeccionar las listas de cara a las elecciones del pasado 26 de mayo. Un proceso con dos capítulos, cuando menos, llamativos. Por un lado, un presunto fraude cometido por dos miembros de la candidatura de Kiko Garrido, que pidieron “fotocopias del carné de identidad y el código que os llegará al móvil” para, presuntamente, suplantar la identidad de algunos militantes y votar telemáticamente por ellos. Una de las implicadas alegó un problema de regulación de la vitamina B12 para justificar esta maniobra.

Y el frente más importante: la exclusión del proceso de primarias de Germán Cantabrana, que recurrió ante los tribunales y ganó el proceso. La Justicia declaró nulos los expedientes en su contra y reconoció que se había vulnerado su libertad ideológica, además de declarar nulo su despido en el grupo parlamentario. En los últimos días, el partido tiraba la toalla admitiendo la nulidad de su expulsión.

Germán Cantabrana muestra la sentencia que declaraba nulo su despido de Podemos.

Con la sentencia en su contra, la cúpula del partido renunció a uno de sus principios básicos y rehusó celebrar primarias en La Rioja, paralizadas hasta el fallo del recurso de Cantabrana. El aparato coordinado por Pablo Echenique nombró a dedo como candidata a una desconocida Raquel Romero, procedente de Berlín y cabeza de una lista purgada de afines a la corriente contraria a Kiko Garrido, que aparece como número dos de la lista morada (correrá al tercer puesto en la coalición Unidas Podemos).

Entretanto, el mandato de Garrido como secretario general autonómico expiró el pasado 9 de marzo sin que se haya convocado una asamblea que activara un proceso de primarias, si bien su núcleo duro se mantiene al frente de la gestora impuesta por la organización estatal para coordinar el trabajo en La Rioja. No en vano, en el equipo negociador para la investidura de Concha Andreu han estado presentes -además de los ‘hombres de negro’ llegados de La Mancha– el propio Kiko Garrido y Nazareth Martín (su mujer y exsecretaria de organización, recientemente contratada como asesora del grupo municipal en el Ayuntamiento de Logroño).

Nazareth Martín y Mario Herrera, durante las negociaciones para la investidura de Concha Andreu.

Al mismo tiempo, la Comisión de Garantías Democráticas autonómica lleva más de dos años inactiva, después de que decayera el 18 de marzo de 2017. Desde entonces, todos los asuntos internos de la formación en La Rioja pasan por la comisión estatal, cuestionada abiertamente por la militancia en la comunidad por haber dejado en suspenso cuestiones tan poco irrelevantes como el revocatorio contra Kiko Garrido como secretario general del partido, al que acusaban ya en abril de 2017 de convertirlo “en un búnker de diez personas contra todo el partido”.

El desenlace de todos estos acontecimientos es de sobra conocidos por todos. La dirección nacional del partido se ha desmarcado en varias ocasiones de las negociaciones en La Rioja y las bases claman contra el “espectáculo circense” que ofrece la formación estos días.

A eso hay que sumar otra noticia que ha pasado casi desapercibida esta semana con el ‘no’ de Raquel Romero a Concha Andreu: la dimisión de tres de las piezas importantes en el equipo técnico designado por el partido para coordinar las campañas electorales: Miriam González (tercera en la lista autonómica de Podemos, tras Kiko Garrido), Edith Pérez (candidata por La Rioja en las elecciones generales) y Luis Illoro (número dos al Congreso, tras Edith Pérez).

El partido liderado por Pablo Iglesias vive, de este modo, una situación crítica en una región que lleva ya un lustro habituada a sus convulsiones internas. De aquellos líos, este embrollo.

Subir