No fue, ni mucho menos, un asesinato sofisticado. Más bien, todo lo contrario. El crimen del Parque del Ebro de Logroño representó la cruda expresión del salvajismo elevado a la máxima potencia y este lunes llega el momento de que sus responsables rindan cuentas ante la Justicia. Fue un suceso que sorprendió a los investigadores por dos circunstancias aterradoras: la brutalidad empleada para acabar a golpes con la vida de Isam Haddour y, especialmente, la elección «al azar» de la víctima.
«Lo mataron a él como podían haber matado a cualquier otro«, reveló la Policía tras la detención de los seis jóvenes que mostraron una vileza insospechada la noche del 6 de abril de 2021. Aunque han pasado poco más de dos años y medio desde entonces, conviene recordar el contexto que regía la capital riojana en aquella incipiente primavera. La vida social estaba marcada por la pandemia del COVID: Salud iniciaba la vacunación masiva contra el COVID, el recuento de casos activos de la enfermedad marcaba la agenda informativa y la movilidad ciudadana estaba restringida por el ‘toque de queda’.
Esta última circunstancia resultó, a efectos prácticos, una de las claves para que Isam Haddour no pudiera sobrevivir a la brutal paliza que le infligieron los cuatro acusados que este lunes se sientan en el banquillo (de entre 20 y 26 años en aquel momento) y las dos menores que les acompañaban (dos hermanas de 14 y 16 años tuteladas en un centro de reforma, que ya han sido juzgadas por estos hechos). Porque tras la brutal paliza la víctima quedó abandonada a la intemperie, con temperaturas de apenas 4 grados y desprovista de su abrigo, elemento clave en la investigación policial. No en vano, la operación que permitió identificar y detener a los acusados recibió el nombre en clave de ‘Plumas’.
Los hechos
Tal y como recoge el fiscal en su escrito de acusación, Isam (de 34 años y vecino de Oyón) disfrutaba aquel trágico 6 de abril de una jornada de descanso en su trabajo como repartidor de un céntrico establecimiento de comida rápida de Logroño. Había bebido y, como tantos otros vecinos, había salido con su bicicleta a alternar por la ciudad antes de confinarse en casa por la entrada en vigor del ‘toque de queda’.
De camino a casa, se detuvo en un banco del Parque del Ebro a fumar un cigarrillo. Eran las once y cuarto de la noche, pero Isam no era el único transeúnte en una ciudad ya recogida en sus hogares hasta las seis de la mañana del día siguiente. En su camino se cruzó una cuadrilla formada por seis jóvenes que, a juicio de los investigadores, se encontraba ‘de caza’.
Le pidieron tabaco a Isam, que se negó y dirigió un piropo a una de las dos chicas que integraban el grupo. Fueron sus últimas palabras, pues en ese momento se desató un frenesí de violencia desmedida. Uno de los jóvenes propinó un golpe en la cabeza que dejó a la víctima en el suelo y otros tres de los acusados se ensañaron con ella, dándole puñetazos y patadas en el rostro y el tren superior de su cuerpo, a sabiendas -tal y como subraya el fiscal- de que los golpes «podían llevar a una persona a la muerte».
El plumas
Lejos de conformarse con la mortal paliza que le acababan de dar, los agresores aprovecharon que Isam se encontraba inconsciente en el suelo para robarle sus pertenencias. Le quitaron la cartera, el móvil, la bicicleta y la cazadora. Como muestra de la frialdad del ataque, el grupo prosiguió con su ‘paseo’ por las calles de Logroño y uno de los acusados no dudó en ponerse el plumas de la víctima.
Mientras Isam permanecía inconsciente y expuesto al frío de la noche -cabe recordar que nadie podría encontrarle hasta la mañana siguiente, como así ocurrió-, la cuadrilla se paseaba en una actitud «festiva, jocosa y despreocupada». Sin atisbo de remordimientos entre los miembros del grupo, las cámaras de seguridad del Casco Antiguo captaron a varios de los jóvenes turnándose para montar en la bici de la víctima y «recreando los movimientos de los golpes y patadas que habían propinado» a Isam minutos antes.
Apenas un cuarto de hora después de la paliza mortal, una patrulla de la Policía identificó al grupo en la calle Portales. Ninguno de ellos dio aviso a los agentes de que Isam se debatía entre la vida y la muerte a unos metros de allí. Tampoco lo hizo otro de los agresores cuando, esa misma noche, la Policía lo encontró escondido en un edificio en construcción frente al estadio de Las Gaunas. El mismo joven que, días después, vestía el plumas de la víctima cuando los investigadores lo detuvieron por el crimen del Parque del Ebro.
Los acusados y el jurado
Por los hechos anteriormente relatados, cada uno de los cuatro jóvenes se enfrenta a treinta años de prisión (veinte años por un delito de asesinato consumado y otros diez por robo con violencia). El Ministerio Público también les reclama que indemnicen conjuntamente a la familia de la víctima con 300.0000 euros, además de pagar los objetos robados y los gastos derivados de la atención sanitaria al Servicio Riojano de Salud, que ascienden a 6.271 euros.
En tres de los acusados concurre la circunstancia de que no es la primera ocasión en que rinden cuentas ante la Justicia, pues cuentan con un amplio historial delictivo pese a su corta edad. Así, S. I. C. (de 28 años en la actualidad, natural de Asturias y vecino de Logroño) ha sido condenado en cinco ocasiones por delitos de robo, hurto, amenazas contra la mujer y quebrantamiento de condena.
A. F. C. (de 25 años, natural de Colombia y vecino de Logroño) ha sido condenado en tres ocasiones por delitos de hurto, robo con fuerza y daños y M. G. M. (de 24 años, natural de Logroño y vecino de la capital riojana) tiene antecedentes por conducir sin carné y robo de vehículos a motor. El cuarto encausado -C. S. D. (de 22 años, natural de Logroño y vecino de Lardero)- carece de antecedentes y se encuentra en prisión provisional por este procedimiento.
El proceso que comienza este lunes en la Audiencia Provincial se rige bajo la fórmula de juicio con jurado popular y nueve personas elegidas al azar serán las encargadas de dirimir si los cuatro jóvenes son los responsables del asesinato y el robo a Isam aquel 6 de abril de 2021. El tribunal lo componen cinco hombres y cuatro mujeres de entre 39 y 64 años, entre los que se encuentran un periodista, un técnico de laboratorio, un informático, un metalista, un higienista dental, dos administrativos, dos operarios, un monitor de tiempo libre y un directivo de empresa.
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