La Rioja

Bosonit busca fuera de Logroño alternativas a la construcción de su sede

Bosonit busca alternativas fuera de Logroño

Las conversaciones que el Ayuntamiento de Logroño y Bosonit mantienen para que el proyecto de la nueva sede de la compañía tecnológica riojana en el casco antiguo logroñés salga adelante no encuentran una solución que satisfaga a ambas partes. Dos años y medio después de presentar su proyecto más ambicioso, los planes de la compañía logroñesa para levantar su emblemático edificio se están encontrando con más problemas de los esperados por sus propietarios. De hecho, la empresa baraja ya la posibilidad de mudarse a otra localidad cercana y no descarta abandonar La Rioja.

Los contratiempos administrativos, que derivan en una dilatación de los plazos para la puesta en marcha de la instalación -las previsiones iniciales contemplaban la puesta en marcha de la instalación en 2025-, han llevado a los responsables de la empresa a no quedarse de brazos cruzados y sondear alternativas para poder ampliar sus instalaciones a la mayor brevedad posible. Su intención es no alejarse de Logroño, donde cuenta actualmente con su sede, por lo que la búsqueda se centra en las localidades de su área metropolitana.

El propio alcalde de la capital riojana se mostró consciente de la complejidad de la permanencia de la tecnológica en su reciente paso por el BAR de NueveCuatroUno. “La empresa se tiene que quedar en Logroño y mi preferencia es que sea en el Casco Antiguo, pero no soy ingenuo”, explicaba Conrado Escobar, aludiendo a “circunstancias que merece la pena administrar, integrar y compatibilizar con ese proyecto”.

El Día de La Rioja publica en su edición impresa de este martes que el Ayuntamiento trabaja incluso en la localización de una parcela alternativa en el Casco Antiguo para que la compañía riojana pueda alzar su sede para quedarse en Logroño. En cambio, a efectos prácticos, parece más que difícil encontrar en esa zona de la capital solares disponibles para dar cobijo de forma inmediata a un proyecto de tal magnitud, que sea capaz de albergar un edificio de 5.500 metros cuadrados para acoger a unos seiscientos trabajadores y que facilite que Bosonit renuncie a la parcela que adquirió en el año 2020 por 1,2 millones de euros.

Los propietarios de la compañía ya han iniciado un sondeo por las localidades del cinturón metropolitano, incluyendo municipios de Álava y Navarra, con el objetivo de encontrar un espacio desde el que reactivar la construcción de su sede para no frenar su expansión. El citado rotativo señala que el Ayuntamiento de Logroño ni siquiera ha encargado todavía un informe externo para analizar el impacto sobre el patrimonio como le había exigido Icomos -órgano asesor de la UNESCO- a través del Ministerio de Cultura.

Dos años y medio sorteando obstáculos

La compañía riojana presentó el 27 de julio de 2021 el proyecto de su futura sede, llamada a transformar el Casco Antiguo de Logroño y a servir de reclamo para el aterrizaje de nuevas compañías en el ‘polo tecnológico’ de La Villanueva. A partir de ese momento, el Ayuntamiento de la capital (gobernado entonces por PSOE, Unidas Podemos y PR+) vio en esta iniciativa privada el resorte necesario para sacar del abandono un centro histórico deprimido. El Gobierno regional (también de corte socialista) apostó de igual forma por el proyecto de la tecnológica, que declaró como de Interés Estratégico Regional.

Pero no todo fueron voces de apoyo a un proyecto. Entidades de defensa del patrimonio consideraron excesivo el volumen de la futura sede, por su proximidad a la iglesia de Palacio y por sus ‘interferencias’ a las vistas de la ciudad desde el Puente de Piedra, puerta de entrada a la capital a través del Camino de Santiago.

El ‘padre’ del proyecto, Kengo Kuma, defendió en una visita a Logroño en octubre de 2022 que la sede de Bosonit “busca la armonía con su entorno”, al construirse “utilizando materiales tradicionales como la piedra local, trabajándola con detalles de alta calidad y, digamos, mejorando las calidades paisajísticas del lugar donde se ubica”.

Las alarmas se encendieron de verdad cuando en abril del pasado año el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) valoró negativamente el proyecto. El informe del organismo -que asesora a entidades como la UNESCO en cuestiones relacionadas con el patrimonio- dilató el curso del proyecto, al someterlo a un procedimiento para ahondar en los efectos de su impacto ambiental.

Actualmente, uno de los proyectos arquitectónicos más ambiciosos de la última década se encuentra en vía muerta y los responsables de Bosonit buscan una solución que podría pasar por alejar una de las grandes compañías riojanas del centro de la capital.

Subir