Gastronomía

La Rioja, galaxia gastronómica: el territorio con mayor densidad de estrellas Michelin

Pequeñita pero matona. Así es La Rioja si de lo que estamos hablando es de alta gastronomía. Aun siendo la comunidad más diminuta de España, ningún otro territorio brilla más que el riojano en el firmamento Michelin. Si algún día la Tierra sufre una invasión alienígena, es probable que nuestros restaurantes se llenen de platillos aparcados a sus puertas, pues el universo gastronómico lleva años certificando que aquí se come bien.

El nuevo reparto cósmico de la Guía Michelin no solo refuerza el liderazgo de la región en cuanto a densidad de estrellas por habitante, sino que además le permite abrir distancia con sus perseguidores. Y no podía ser sino Venta Moncalvillo, con su segundo astro, el establecimiento que venga a reforzar ese dominio que abrazó La Rioja en 2018 con tanto ahínco que no ha dejado de reforzar año tras año.

Los hermanos Echapresto en Venta Moncalvillo. FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.

Si el restaurante de los hermanos Echapresto convirtió a Daroca de Rioja en el municipio ‘con estrella’ más pequeño del mundo (el padrón se compone de 56 vecinos), ha venido a distanciar a la región al frente de las comunidades con mayor densidad de ‘astros’: una por cada 39.975 habitantes, casi treinta mil menos que Islas Baleares y País Vasco, que ocupan los otros dos escalones del podio.

Llegados a este punto surgirá el comentario facilón de “claro, al ser la comunidad más pequeña, pues cualquiera”. Y algo de razón lleva la sentencia, pero la constelación riojana de estrellas Michelin también luce más que ninguna otra si analizamos los datos por provincias.

Las ocho estrellas repartidas en sus 5.045 kilómetros cuadrados de extensión sitúan también a La Rioja como la provincia con más astros por habitante del país, superando a Soria y situándose por delante de Guipúzcoa (con apenas dos mil kilómetros cuadrados pero casi el doble de población que La Rioja y quince estrellas Michelin).

¿Dónde están nuestras estrellas?

Fue Francis Paniego quien comenzó esta carrera en 2004 con esa primera estrella para el Portal del Echaurren, situando así a La Rioja en el planetario Michelin. Tuvieron que pasar nueve años para que el chef de Ezcaray se colocase otra segunda estrella al cuello -ahora luce cuatro por su asesoramiento en otros dos restaurantes-, consagrándose como una referencia a nivel nacional y haciendo de su casa el único establecimiento de la comunidad con doble distinción.

El siguiente en subirse al pódium fue Ignacio Echapresto desde Daroca de Rioja, el municipio más pequeño del mundo con una estrella Michelin. Lo hizo en 2010 y gracias a esa cocina de vanguardia y proximidad que elabora en Venta Moncalvillo.

Y siete años después, el alfareño Félix Jiménez volvió a conquistar el firmamento Michelin. Con sus técnicas más selectas traídas desde Japón, este chef ha elaborado una imponente carta en su restaurante Kiro Sushi de la capital riojana.

Las buenas nuevas llegaron un año después de la mano de la pareja formada por Carolina Sánchez e Iñaki Murua, maridando el estilo traído de Ecuador con el del vecino País Vasco. El equipo se hizo con la estrella más codiciada y la quinta para La Rioja hace cuatro años desde las cocinas de Ikaro.

Y de nuevo el brillo volvió a salir de la ciudad para recaer en los pueblos riojanos. Miguel Caño y todo el equipo que lo rodea hicieron también historia el año pasado colocando su proyecto gastronómico Nublo en lo alto del panorama nacional culinario. Una nueva estrella viajaba entonces hasta Haro para iluminar más todavía a una de las ciudades que dio los primeros pasos en el alumbrado del país y lo hacía desde un palacio del siglo XVI.

Sin olvidar lo ocurrido el curso pasado, cuando Ajonegro se llevó esta estrella que luce en su fachada gracias a la cocina de fusión de Mariana Sánchez y Gonzalo Baquedano. La octava ya está aquí para la gastronomía riojana. Ahora a por la novena.

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