Gastronomía

Venta Moncalvillo logra la octava estrella Michelin para la gastronomía riojana

Venta Moncalvillo suma su segunda estrella Michelin gracias a su cocina basada en la biodinámica, la sostenibilidad y la excelencia

FOTO: EFE/ Enric Fontcuberta.

La octava estrella Michelin para La Rioja ya está aquí. Y la firma Venta Moncalvillo, de Ignacio y Carlos Echapresto. Dos hermanos que le han dado una exitosa vuelta a su ya de por sí exitosa propuesta ubicada en Daroca de Rioja para ser punta de lanza nacional de lo que se conoce como cocina biodinámica. Esta acción gastronómica ha valido la confianza de la Guía Michelin que este martes 28 de noviembre le ha reconocido con la segunda estrella Michelin para este restaurante que también cuenta con una estrella verde desde la pasada edición y que accedió al firmamento de la gastronomía en el año 2010.

Así, Venta Moncalvillo, en Daroca de Rioja, iguala al Portal del Echaurren de Francis Paniego en Ezcaray, que suma dos estrellas Michelin. Carolina Sánchez e Iñaki Murua en Íkaro, en Logroño; Félix Jiménez en Kiro Sushi, en la capital riojana; Nublo, en Haro, bajo la dirección de Miguel Caño; y Mariana Sánchez y Gonzalo Baquedano, de Ajonegro (Logroño), suman a este histórico palmarés sus respectivas estrellas, por lo que La Rioja alcanza los ocho reconocimientos para seguir siendo la región española con más estrellas Michelin por habitante.

Ignacio y Carlos Echapresto reciben este nuevo reconocimiento después de haber completado una importante transformación de su venta, una casa de comidas puesta en marcha por la Rosi, matriarca de una forma de entender la vida que surge desde las raíces de saberse vecinos del pueblo más pequeño del mundo en albergar hasta ahora un restaurante con una estrella, que a partir de ahora ya son dos.

Venta Moncalvillo es Daroca de Rioja, y esta localidad es conocida por tener uno de los restaurantes más particulares que se pueden visitar actualmente, porque su huerta se mueve baja la impronta de las lunas, la presencia del sol, el movimiento del agua, la llegada de los vientos desde el cercano Moncalvillo… “Al final nuestra cocina nace aquí, en esta huerta, y cocinamos lo que está huerta nos da cada día”, indicaba en NueveCuatroUno Ignacio Echapresto el pasado mes de abril, cuando estaba cerca de completar su nueva visión gastronómica.

La guía ha reconocido el trabajo que se está haciendo en el interior de este restaurante-huerta. No usan productos que acaben en ‘cida’. Ni herbicidas, ni pesticidas. “Lo que acaba en ‘cida’ equivale a muerte, a matar”. Y la biodinámica ocupa dos espacios esenciales. “Va a favor de generar vida y en prevenir las plagas más que en combatirlas”. Y para lograrlo, en Venta Moncalvillo se ayudan “de insectos, de otras plantas, de hongos” para tener cosecha, como consiguen, durante todo el año, que luego cocinan para crear su propuesta gastronómica.

Ignacio Echapresto en Daroca de Rioja. Riojapress/Fernando Díaz

“Esto de la biodinámica, te lo crees o no te lo crees, pero para nosotros es la esencia de nuestro trabajo”, reconoce el chef riojano, Ignacio Echapresto, que sigue andando su camino gastronómico que está contando con el respaldo de la crítica, con una nueva estrella, y del público,

Hacia el firmamento

Fue Francis Paniego quien comenzó esta carrera en 2004 con esa primera estrella para el Portal del Echaurren, situando así a La Rioja en el planetario Michelin. Tuvieron que pasar nueve años para que el chef de Ezcaray se colocase otra segunda estrella al cuello -ahora luce cuatro por su asesoramiento en otros dos restaurantes-, consagrándose como una referencia a nivel nacional y haciendo de su casa el único establecimiento de la comunidad con doble distinción.

El siguiente en subirse al pódium fue Ignacio Echapresto desde Daroca de Rioja, el municipio más pequeño del mundo con una estrella Michelin. Lo hizo en 2010 y gracias a esa cocina de vanguardia y proximidad que elabora en Venta Moncalvillo.

Y siete años después, el alfareño Félix Jiménez volvió a conquistar el firmamento Michelin. Con sus técnicas más selectas traídas desde Japón, este chef ha elaborado una imponente carta en su restaurante Kiro Sushi de la capital riojana.

Las buenas nuevas llegaron un año después de la mano de la pareja formada por Carolina Sánchez e Iñaki Murua, maridando el estilo traído de Ecuador con el del vecino País Vasco. El equipo se hizo con la estrella más codiciada y la quinta para La Rioja hace cuatro años desde las cocinas de Ikaro.

Y de nuevo el brillo volvió a salir de la ciudad para recaer en los pueblos riojanos. Miguel Caño y todo el equipo que lo rodea hicieron también historia el año pasado colocando su proyecto gastronómico Nublo en lo alto del panorama nacional culinario. Una nueva estrella viajaba entonces hasta Haro para iluminar más todavía a una de las ciudades que dio los primeros pasos en el alumbrado del país y lo hacía desde un palacio del siglo XVI.

Sin olvidar lo ocurrido el curso pasado, cuando Ajonegro se llevó esta estrella que luce en su fachada gracias a la cocina de fusión de Mariana Sánchez y Gonzalo Baquedano. La octava ya está aquí para la gastronomía riojana. Ahora a por la novena.

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