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Gol en Las Gaunas: ‘Un capitán con cicatrices’

En su segundo advenimiento, Iñaki, ahora con 35 años, se mostró exultante, seguro de sí mismo. Llegaba, dijo, a un club que estaba haciendo las cosas bien, pero que ahora, con su incorporación, debía creerse que podía ser campeón de Grupo en Segunda B, que podía, por tanto, ascender. Se lo dijo a aquellos compañeros que vieron en el fichaje de Iñaki, en el advenimiento del capitán por derecho, el impulso necesario para convertir una buena plantilla en un equipo ganador.

Llegó en enero de 2019. De la mano de Carlos Lasheras. Iba a cumplir entonces treinta años. Jugó quince partidos. Vivió aquel playoff contra el Hércules, ese histórico ‘corteo’ en República Argentina, aquella ovación en Las Gaunas de diez minutos de duración pese a la eliminación… Y para julio de 2020, en medio de una pandemia, tras aquel histórico gol del capitán en el Reino de León en marzo, antes de que todo se parara, Iñaki Sáenz había materializado su gran obra: ascender a la liga de fútbol profesional con el equipo de su tierra.

FOTO: Eduardo del Campo.

El áurea del capitán, entonces, resultaba irresistible. Se mostraba como una especie de agujero negro que atrapaba toda la energía y la regulaba para que el resto de los jugadores pudieran rendir a su mejor nivel. Iñaki era el horizonte de sucesos. Pletórico de confianza, Iñaki despuntó en Segunda División. Se convirtió, pese a la descenso en la última jornada ante Las Palmas, en el mejor lateral izquierdo del campeonato. Su renovación para continuar en Las Gaunas en Primera Federación se festejó por todo lo alto. Nada malo podía ocurrir si Iñaki mantenía el brazalete en su brazo izquierdo.

Inmaculado arrancó la que resultaría ser para él una temporada complicada de la mano de Mere Hermoso. “Aquel vestuario no era como el que habíamos construido durante las temporadas anteriores”, reconoció el capitán con la misma sinceridad que le permitía reconocer que su rendimiento había bajado pese a que el equipo se metió en las semifinales por el ascenso a Segunda División ante el Villarreal B. Jugó 31 partidos, marcó 4 goles (tras uno de ellos posibilitó esa icónica imagen de piernas abierta, cuerpo recto, índices de ambas manos a sus sienes, todo esto con los ojos cerrados, en un gesto de concentración y reflexión). Algo quería decir. Jamás se supo el qué.

Una mala temporada para un posterior verano repleto de incertidumbre. Albert Aguilá, que había sustituido en la recta final del campeonato a Mere Hermoso, no supo o no pudo confirmar la continuidad de Iñaki. Situación contraria a la actual. Carlos Lasheras y Diego Martínez, los dos ante los medios, mostraron al unísono su confianza plena en Iñaki pese al duro descenso a Segunda Federación. Lasheras no dudó: “Vino de mi mano y completó las que creo han sido sus mejores temporadas”. Se marchó Lasheras y el capitán comenzó a languidecer.

Ha vuelto Carlos Lasheras y el primer objetivo para tener una buena temporada pasa por recuperar a un capitán que acaba de renovar con el club de su vida. Lo hace con cicatrices. Ya no es el capitán inmaculado, su áurea se va desgastando tras dos descensos de categoría… La confianza es un proceso psicológico en el que intervienen factores de tipo motivacional, contextual, emocional o de aprendizaje. La confianza depende del grado de seguridad que tenemos en el desarrollo de una tarea. Y como se sabe, a mayor confianza mayor rendimiento. Esto es debido a que cuando una persona tiene seguridad se centra plenamente en el desarrollo de la tarea , sin embargo cuando falta confianza, el deportista se centra en sus pensamientos y emociones.

Iñaki no quería dejar el club de su vida, tampoco quería retirarse con un sabor de boca tan amargo, dejando al club situado al menos una división por debajo de la que le corresponde por afición. Carlos Lasheras y Diego Martínez, al contrario de lo sucedido el verano pasado, le han abierto a la menor posibilidad las puertas de par en par. Él ha aceptado el reto. Seguirá por décima temporada en la UD Logroñés. Iñaki es el capitán del equipo, un líder con cicatrices, que espera recuperar parte del áurea perdida para devolver a la entidad al lugar que le corresponde. En su pie izquierdo y su capacidad de liderazgo queda.

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