Deportes

Una yincana con final feliz: la odisea del BM Logroño para clasificarse a Europa

Los jugadores franjivinos celebran su pase a Europa | Foto: BM Logroño/Juanjo Acobi

El BM Logroño ha conseguido clasificarse para la Liga Europea de la EHF. Es la duodécima ocasión que lo logra en los últimos trece años, un hecho histórico que deja a los franjivinos como único club riojano con representación continental. Un hecho que ya tiene mérito de normal se convierte en extraordinario cuando se producen las siguientes circunstancias: tres confinamientos, incontables encuentros aplazados, nueve meses de incertidumbre por el COVID-19, un maratón de partidos en mayo y un desprendimiento de retina. Todo ello hace de esta clasificación una de las hazañas del año en el deporte riojano.

La ASOBAL arrancó con dieciocho equipos (dos más que lo acostumbrado) y 34 jornadas de duración. Y los imprevistos comenzaron antes de llegar a las canchas. El 18 de agosto, los logroñeses tuvieron que ponerse en cuarentena después de un amistoso frente al Sinfín, debido a un falso positivo en los cántabros. A pesar de ello, los jugadores estuvieron diez días encerrados. A falta de un protocolo claro en la competición y ante la sucesión de positivos y divergencias en los test (unos hacían PCR y otros, antígenos); se aplazaron las dos primeras jornadas de la competición.

Encuentro de pretemporada entre el BM Logroño y el Sinfín | Foto: dg.audiovisuales | BM Sinfín

Dos semanas más tarde de lo previsto, los riojanos arrancaron su temporada con victoria frente a Nava (31-18) y posteriormente, encajaron su primera derrota, previsible, frente al Barcelona (21-37). Y una vez ahí, otro parón. Al principio, varios jugadores se confinaron por estar en contacto con un positivo y al final, el asunto se complicó; con varios jugadores contagiados y la novia de uno de ellos, ingresada en el Hospital San Pedro con una neumonía. El parón aplazó tres encuentros (Valladolid, Bidasoa y Benidorm). Después de un mes de parón, octubre iba a ser un mes sin tregua…

La realidad bien pronto se tornó bien distinta: los riojanos volvieron a la cancha frente a Sinfín (26-32) y entre medias, el gigante Jordan Bonilauri sustituyó a Pelko (ambos acabarían fuera del club). Solo unos días más tarde, la Xunta de Galicia recomendó a Cisne aislarse, suspendiendo así el encuentro que debían disputar los riojanos. Ojo al dato: de los ocho encuentros iniciales que iban a disputar los riojanos, seis tuvieron que ser aplazados.

Los franjivinos en pleno entrenamiento | Foto: BM Logroño/ Juanjo Acobi

Tras este nuevo parón, Logroño disputó cinco partidos consecutivos. Derrota en Valladolid, dos victorias sufridas ante Villa de Aranda y Puente Genil y un nuevo tropiezo frente a Bidasoa (28-31). El balonmano parecía volver a la normalidad y los franjivinos vencieron con oficio en Cuenca (21-27). Poco después, Serradilla fue convocado con la selección española. Las noticias deportivas seguían su curso y por primera vez en mucho tiempo, se hablaba casi siempre de balonmano. Pero 2020 tenía reservadas más sorpresas…

Concentración nacional con consecuencias y sexta marcha 

La concentración de la selección española provocó varios positivos repartidos por ASOBAL y el BM Logroño-BM Granollers acabó aplazándose. Y poco después, el conjunto de Miguel Ángel Velasco fue obligado a jugar en León. El conjunto leonés sufrió un positivo que aplazó su encuentro ante Huesca y sin mediar PCR de por medio, tuvieron que disputar su siguiente partido. Logroño ganó en León durante un partido que nunca debió haberse jugado (25-27) y a partir de ahí, engordó su racha de victorias hasta las seis consecutivas.

Los triunfos frente a Cisne, Frigoríficos Morrazo, Benidorm y Puerto Sagunto reafirmaron el mejor momento para los riojanos en toda la temporada. La euforia duró hasta que Anaitasuna cortó la racha en el Palacio (26-34). Pese a ello, el deporte seguía y el coronavirus se mantenía fuera del vestuario franjivino. Los logroñeses vencieron al Granollers, perdieron por la mínima frente al Huesca y despidieron 2020 con una victoria frente a Guadalajara (21-32), para asegurarse la Copa ASOBAL.

Rudolf Hackbarth desborda a varios jugadores del Puerto Sagunto | Foto: BM Logroño

Llegó el parón por el Mundial y con ello, problemas: Ceretta se lesionó, Delcio Pina estuvo confinado hasta hoy y Hackbarth tuvo problemas burocráticos. Mientras La Rioja sufría la tercera ola del coronavirus con gran intensidad, los franjivinos volvieron a la pista con altibajos y posteriormente, derrota frente al Barcelona. Turno para la Copa del Rey, aunque la papeleta era difícil con el Barcelona en cuartos. El equipo compitió hasta donde pudo (28-24), de forma muy digna. Y de vuelta a la competición doméstica, el público volvió al Palacio en la victoria ante Valladolid (32-22). Y una semana más tarde, Logroño sufrió una dura derrota ante el Bidasoa en Artaleku (22-21).

Antes de Semana Santa arrancó la segunda mejor racha de victorias de la temporada, con cinco triunfos consecutivos (Benidorm, Cisne, Guadalajara, Villa de Aranda y Puente Genil). Entre medias, una avería de bus resuelta por el ‘mecánico’ Miguel Sánchez-Migallón. Faltaba un invitado a la fiesta, el COVID. El virus provocó el tercer confinamiento para los riojanos, con la suspensión de los encuentros frente a Cuenca y Granollers. Como resultado, quedaron siete partidos en los últimos veinticinco días. Mientras tanto, Rubén Garabaya decía adiós y Serradilla causaba baja hasta final de temporada, debido a un desprendimiento de retina.

El BM Logroño juega frente al Puente Genil | Foto: BM Logroño

El maratón comenzó con derrota frente al Ademar de León y con empate frente a Frigoríficos Morrazo. Los franjivinos reaccionaron con victoria frente a Cuenca. Tras la renovación de Mario Dorado, el equipo afrontó sus cuatro últimas finales. Dos puntos frente al Puerto Sagunto y posteriormente, una derrota en Granollers que parecía definitiva (38-31). No fue así y el equipo supo vencer a Anaitasuna en Pamplona, con una demostración de coraje.

Y por fin, el último encuentro frente a Huesca. Los logroñeses tenían que vencer por al menos, seis goles de diferencia, para tener opciones de tercera plaza, al vencer a oscenses y catalanes en un hipotético triple empate. A Granollers les quedaban tres partidos y tenían que perder por lo menos dos. Y ocurrió. Los franjivinos vencieron a Huesca (34-28) y los vallesanos perdieron ante Bidasoa (29-24). Y tres días más tarde, los catalanes perdieron frente al ya descendido Guadalajara, clasificándose así los riojanos a Europa. Merecido brindis final para una auténtica odisea.

Subir