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La madre del menor desvanecido en un partido de fútbol: “No podemos esperar a que pase algo grave en Pradoviejo”

Abigail aún tiene el susto en el cuerpo. Su hijo Oliver, de 13 años, es el menor que el pasado sábado sufrió una conmoción en la Ciudad del Fútbol de Pradoviejo, en Logroño. Fue en un duelo entre Laurus y Tedeón, cuando quedó inconsciente tras chocar con una jugadora del otro equipo en la disputa de un balón aéreo.

Si la actuación del árbitro del partido resultó decisiva para salvar la vida del chaval, también jugaron un papel protagonista dos madres, enfermeras de profesión, que se encontraban en la grada. Una de ellas es la propia Abigail, enfermera en el Hospital San Pedro, que atendió a su propio hijo y que este viernes ha hablado con NueveCuatroUno con la intención de que esta historia no vuelva a repetirse en ningún campo. “Un lugar en el que cada fin de semana hay tanta acumulación de chavales practicando un deporte tiene que tener asistencia sanitaria en condiciones”.

Esta madre pide, “al menos, un protocolo adecuado para reaccionar a tiempo cuando suceden este tipo de cosas” y recalca su petición de eliminar las barreras que impiden el acceso de las ambulancias al terreno de juego. “Tuvieron que entrar a pie para atender a mi hijo porque la ambulancia no cabía entre las vallas que se abren”.

No consigue quitarse de la cabeza la situación, a pesar de que el menor se encuentra en casa “tranquilo, aunque con dolores de cabeza”. Abigail no puede precisar “cuánto le costó a la ambulancia llegar porque estaba atendiendo al niño, pero los que llegaron lo hicieron bastante contrariados por los problemas con los accesos”.

“Nuestros hijos están desprotegidos”, asegura esta enfermera, recordando que en Pradoviejo se practican “deportes de contacto, en los que hay riesgos y tenemos que minimizarlos, al menos, con protocolos claros de los accesos porque son lugares en los que hay mucha gente y a los que es complicado llegar a tiempo”.

Gracias a la actuación a tiempo de todos los que estaban presentes, la situación se ha quedado en un susto, pero “no podemos esperar a que pase algo grave para actuar”. Y es que no entiende por qué “en determinadas marchas o pruebas hay ambulancias y en estas instalaciones no con la cantidad de niños que juegan allí cada fin de semana”.

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