La Rioja

Cuando el acogimiento transforma vidas

Las familias de acogida dan un futuro a menores vulnerables

En medio de las complejidades y desafíos a los que se enfrentan los niños en situaciones de vulnerabilidad, las familias que los acogen se convierten para ellos en guías de esperanza y estabilidad. Estos hogares no solo brindan techo y primeras necesidades. También apoyo emocional, comprensión y un sentido de pertenencia que son cruciales para el desarrollo de cualquier menor.

Son un total de 25 en toda La Rioja, pero sus historias resuenan tanto que es difícil obviarlas. Maria Eugenia Miguel es una de ellas. Hace seis años dos hermanas, que hasta entonces habían vivido en diferentes instituciones, entraron en su vida. Ella ahora desempeña un papel fundamental en las de las pequeñas. Cuando los niños se encuentran en situaciones de abandono, abuso o negligencia, familias como la suya les ofrecen sin pedir nada a cambio un ambiente seguro donde poder sanar todo lo que han vivido y crecer. Un acto de altruismo y generosidad que transforma vidas, tanto la de los niños como las suyas propias: “Me quiero quedar contigo para siempre”.

El acogimiento no está exento de desafíos. Las familias acogedoras a menudo se enfrentan a obstáculos logísticos y emocionales. Desde trámites burocráticos que a veces les ponen en cuestión hasta lidiar con el trauma que los niños pueden llevar consigo. Mochilas pesadas que hacen que el camino no sea fácil. Pero valen la pena “cuando ves cómo les cambia la mirada”, como cuenta Cristina que junto a su marido Daniel y su hija decidieron acoger a una pequeña en sus casas. Ocho años ya de amor incondicional que puede con cualquier traba o cualquier piedra en el camino: “Volveríamos mil veces a acoger a un menor desamparado”.

El bien no es sólo para los niños y para ellos. Este ambiente estable ayuda además a romper el ciclo de la pobreza, la violencia y el abandono. Los niños que son acogidos tienen más probabilidades de completar su educación, mantener relaciones saludables y contribuir de manera significativa a la sociedad en el futuro. Rocío lo sabe bien. “Los psicólogos nos aseguran que la mejora del niño es incuestionable aunque nosotros a veces no la apreciemos”.

En un mundo donde la desigualdad y la injusticia son lamentablemente comunes, las familias acogedoras representan un rayo de esperanza. Son testigos vivientes del poder transformador del amor y la solidaridad. Su labor silenciosa y desinteresada los convierte en verdaderos héroes cotidianos. Su dedicación y sacrificio no solo cambian vidas individuales, sino que también inspiran a otros a seguir su ejemplo. “Lo volvería a hacer mil veces”. En un mundo donde todos necesitamos un hogar, estas familias nos recuerdan que el verdadero hogar es donde se encuentran el amor y la aceptación incondicional.

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