Mucho se ha escrito y hablado estos días sobre el ‘Triángulo de la Pantaloneta’. Los riojanos ya sabíamos que algo ‘sobrenatural’ pasaba allí desde que en noviembre de 2015 un primer camión se quedase encajonado en la pista forestal que lleva a la aldea de Turza. Tras el último incidente, el misterio de la pérdida de camioneros de Europa del este en la zona ha sido un tema recurrente en medios nacionales e incluso internacionales.
Los desorientados camiones, al recibir ayuda, aseguraban -en la mayoría de las ocasiones a Igor, el traductor oficial de cada uno de los sucesos que han ido ocurriendo año tras año- que accedían a la pista de Bonicaparra buscando una gasolinera que en Turza, la aldea donde supuestamente debería estar ubicada, ni está ni se espera. “Por no tener no tienen ni luz eléctrica, que están con placas solares”, explicaba Diego Bengoa, alcalde de Ezcaray, en una de las múltiples entrevistas que ha dado a medios nacionales estos días cuando alguien le vendía la idea de poner allí un surtidor.
Cuando en enero de 2019 comenzamos a referirnos en este medio como ‘Triángulo de la Pantaloneta’ al rosario de camioneros perdidos por la sierra riojana, pocos podrían imaginar que casi cinco años después el fenómeno no solo iba a seguir activo, sino que además iba a aumentar su intensidad.
Hasta la fecha han sido, al menos, catorce los camiones que han sido rescatados de la pista forestal de la sierra riojana, pero son muchos más los que gracias a los vecinos de las aldeas de Ezcaray y San Millán de la Cogolla han logrado reconducir la situación y no caer en la trampa misteriosa que les hace encontrarse con robles, curvas y más curvas en vez de la gasolinera ansiada.
Entre búsqueda y búsqueda de soluciones (los carteles en cuatro idiomas ya se ha visto que no han dado los resultados esperados), pocos han sido los que se han centrado en el desentrañar el porqué de la situación. Nadie parecía intuir qué pasaba, más allá de los evidentes problemas con los GPS, para que tantos camioneros se perdiesen en el mismo punto geográfico. Hasta este lunes a primera hora de la mañana. La solución al misterio ha llegado en forma de tuit.
Un usuario de X -antes Twitter- ha dado con la clave. “La importancia de meter bien las coordenadas en el GPS. A lo mejor la culpa no es del GPS, sino del que manda o mete los datos”. Y así se explica que en la sierra riojana se encuentra en las coordenadas 42.319, -2.935 mientras que las de la supuesta gasolinera, que está ubicada en La Junquera, está en las coordenadas 42.319, 2.935. La diferencia entre el este y el oeste. Y es que, ¿a quién no se le ha ido un dedo con una tecla del móvil que le ha jugado una mala pasada?
La importancia de meter bien las coordenadas en el GPS. A lo mejor la culpa no es del GPS sino del que manda o mete los datos
42.319, -2.935 el triángulo de Ezcaray
42.319, 2.935 Supuestas Gasolineras@guardiacivil @motorpuntoes @elpais_espana https://t.co/qGobDoeKzM— Jota Blanco (@biodiversal) November 27, 2023
La explicación fuera de lo númerico tiene fácil solución y también hay que tirar de otra de las mayores tradiciones riojanas para entenderla. ¿Quién no ha visto el arco del Meridiano Greenwich al ir a Salou (o lo que es lo mismo la playa de los riojanos)? Pues la gasolinera de La Junquera está exactamente a la misma latitud que Turza y a la misma distancia del famoso meridiano.
Blanco y en botella. Ahí está la solución a un problema que viene coleando desde hace años en la región y que supone un coste elevado, además de un riesgo, cada vez que hay que desatascar a uno de estos camiones de un sendero por el que, como diría Rosalía, malamente pasa un coche.
“Aún así, el gálibo hay que seguir poniéndolo”, advierte Bengoa, destacando que si el problema es que se están metiendo mal las coordenadas, “y estamos viendo que es habitual”, habría que instalar alguna infraestructura para que no les permita pasar por la pista forestal, “porque algún día vamos a tener un disgusto mayor”.
