El BM Logroño viaja a Benidorm todavía con muchas obligaciones, porque aunque ganó el miércoles, tampoco ofreció la mejor de las imágenes y, además, fuera de casa también acumula dos derrotas consecutivas.
En cualquier caso, y en vísperas de un importante viaje a Serbia, el Logroño tiene ante sí una final más para determinar si puede aspirar antes de acabar la primera vuelta a enderezar su rumbo en la liga y mejorar la décima posición que ocupa ahora, a dos puntos, precisamente, del Benidorm.
El equipo de Miguel Ángel Velasco, por lo demás, no tiene contratiempos en su plantilla y viaja con todos los jugadores que tiene ahora disponibles, es decir, solo faltan el cubano Ángel Rivero y Javier García, los dos lesionados de larga duración.
La ausencia del pivote español marca precisamente, el mayor quebradero de cabeza para el técnico riojano, que solo cuenta con Rolando Uríos como jugador específico de ese puesto y que ha tenido que “acoplar” a Alves Ponciano y a Juan Palomino a posiciones en las que no son habituales y eso les ha llevado, también, a perder presencia en ataque.
Fruto de ello ya quedó claro el miércoles que la defensa riojana va ajustándose poco a poco, apoyada en un Aly a gran nivel en la portería, pero debe buscar un mayor equilibrio con un ataque que se quedó en un marcador muy pobre, especialmente en el primer tiempo, con el que probablemente no podrá ganar en Benidorm.
