La Rioja

‘Caso Entrena’, el asesinato sin cuerpo del delito que conmocionó a La Rioja

El asesinato sin cuerpo del delito que conmocionó a La Rioja

FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.

La crónica negra de la actualidad riojana se ha ampliado en los últimos tres años y medio con demasiados crímenes que, por su naturaleza, han sobrecogido a la sociedad de una comunidad acostumbrada a la tranquilidad en sus calles. El ‘Caso Carolina‘, con una niña de cinco años asesinada a manos de su madre en un hotel de Logroño, o el más reciente ‘Caso Álex‘, con el pequeño de nueve años asesinado a manos de Francisco Javier Almeida, han copado horas y horas en las parrillas de las cadenas nacionales. Pero sin esa trascendencia estatal, hay otro crimen que sigue provocando escalofríos por su naturaleza y este lunes inicia la fase decisiva de su recorrido judicial.

Es el bautizado como ‘Caso Entrena’, que a partir del lunes sentará en el banquillo a Ó. P. R. como presunto asesino de Javier Ovejas, un joven de 31 años desaparecido el 29 de julio de 2021 cuyo cuerpo sigue sin aparecer casi dos años después.

¿Dónde está Javier?

El relato de los macabros hechos que se juzgan a partir del lunes en la Audiencia Provincial de Logroño comienza aquel fatídico 29 de julio. Era una calurosa tarde de verano como tantas otras en un pueblo medio despoblado por las vacaciones estivales. Por la tarde, Javier y su pareja acudieron a la casa de Ó. P. R., en el número 32 de la Avenida Santa Ana. Se trata de una finca distribuida en dos zonas principales: la propia vivienda y una amplia zona de huertas en su sección trasera.

La tarde se transforma en noche cerrada sin que nadie se percate de nada extraño en las inmediaciones de la vivienda, donde el trasiego de vehículos particulares y agrícolas que van y vienen es continuo. En un momento dado, la pareja de Javier -con quien compartía residencia desde hacía unos meses- abandona el inmueble sin saber que ya no volvería a ver jamás a su novio.

Al día siguiente la joven comienza a inquietarse al no tener noticias de Javier. Acude a la vivienda en la que dejó a su pareja y su angustia se multiplica cuando encuentra su coche aparcado, pero sin rastro de su novio. Las horas pasan sin consuelo y sin ninguna pista a la que aferrarse, hasta que decide acudir al Puesto de Villamediana para denunciar la desaparición ante la Guardia Civil.

Por tierra, aire y agua

Con el Instituto Armado llevando a cabo las primeras indagaciones, los días fueron pasando sin hallar ninguna pista sobre el paradero del joven desaparecido. Eso hizo que, lejos de abandonar la causa, la Guardia Civil y el Ayuntamiento de Entrena movilizasen a la población mediante batidas ciudadanas a las que se sumaron decenas de vecinos para peinar palmo a palmo cada rincón de la localidad y los municipios aledaños.

De forma paralela, la instrucción policial oteó desde el aire todo el entorno del Moncalvillo y el Valle del Iregua, al tiempo que los buzos del GEAS no dejaron sin explorar ni un recodo de las canalizaciones subterráneas, acequias y balsas de riego que discurren entre Entrena y Navarrete. Búsqueda que arrojó resultados con el hallazgo del móvil del joven en un canal.

Por la vía policial, en cambio, las pesquisas tardaron apenas una semana en arrojar sus frutos. En ocho días, y regida bajo una absoluta discreción, la Guardia Civil estrechó el cerco sobre Ó. P. R. y el 6 de agosto varias unidades desplegaron un complejo operativo en su vivienda. Además de detenerlo, los agentes de Criminalística recogieron en la finca las primeras pruebas de lo que, sospechaban, representaba un asesinato.

El detenido

En Entrena la presencia del presunto asesino no pasaba desapercibida. “Era un mal bicho, ha sido toda la vida un mal bicho”, señalaban los vecinos del municipio tras su detención. Para la Guardia Civil tampoco era alguien desconocido. Además de perpetrar varios robos con fuerza, cinco años antes de engrilletarle por la desaparición de Javier Ovejas el acusado saltó a la esfera pública por el conocido como ‘Guantánamo canino’, un delito de maltrato animal por el que Ó. P. R. acabó entre rejas. Por aquel entonces, los agentes rescataron de su finca a 29 perros encadenados, heridos y deshidratados.

FOTO: EFE/Raquel Manzanares.

La fama que precedía al presunto asesino era la de un hombre solitario -no mantenía contacto con su familia-, “violento y obsesionado con los animales”. De hecho, cuando la Guardia Civil accedió a su finca para detenerle por el ‘Caso Entrena’ encontró tres perros y varias aves exóticas.

La piedra angular del caso

Los investigadores nunca han dudado de la implicación de Ó. P. R. en la desaparición y muerte de Javier Ovejas. Todas sus pesquisas le han llevado a concluir que el asesinato se produjo “por sorpresa y con ventaja”, al descerrajarle varios disparos cuando el joven se encontraba en su casa.

Aunque el acusado se ha negado a colaborar durante todo el proceso, la Guardia Civil cree que el presunto asesino trazó un macabro plan para vengarse de Javier y su novia, a quienes hacía responsable del robo de una colección de monedas y billetes por un asunto de drogas. Después de que la chica abandonase la zona, mató a tiros a Javier y se deshizo del cuerpo, así como de los útiles empleados para acabar con su vida.

Aunque en el proceso que arranca este lunes -regido bajo un jurado popular– deberán probarse todos los indicios reunidos por la investigación, la causa está marcada por la ausencia de la prueba principal: el cuerpo del joven asesinado.

La Guardia Civil no ha escatimado en esfuerzos para dar con los restos de Javier. No en vano, la búsqueda ha contado con una herramienta sin precedentes en la investigación criminal en La Rioja: un georradar como el empleado en casos como el de Marta del Castillo o el de José Bretón, que por primera vez se utilizó sobre suelo riojano en mayo del pasado año.

La Guardia Civil busca un posible rastro de Javier Ovejas en la finca de su presunto asesino, en mayo de 2022. | FOTO: Daniel Ortiz.

Durante seis días los agentes peinaron los 185 metros cuadrados de huertas ubicadas tras la vivienda del detenido con esta herramienta, que evidencia movimientos antinaturales de terreno sin necesidad de cavar. Como resultado, en la finca afloraron restos óseos -posiblemente, de naturaleza animal-, aunque nada que permitiese concluir que habían encontrado a Javier.

Mientras el georradar rastreaba las huertas, un equipo de especialistas del Instituto Armado volvieron a registrar con tiento el interior de la vivienda en presencia del presunto asesino, auxiliados por varias unidades cinológicas. Para comprender el alcance de las pruebas encontradas habrá que esperar a la celebración del juicio que comienza este lunes.

A falta de cuerpo del crimen, el fiscal tratará de convencer al presidente del tribunal de que Ó. P. R. es autor de un delito de asesinato y de otro por tenencia ilícita de armas, por los que le pide un total de 23 años de prisión. Además, de probarse su culpabilidad, deberá indemnizar con 300.00 euros a la familia de la víctima y a su pareja sentimental.

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