Gastronomía

Un viaje sublime a las raíces riojanas e isleñas con Venta Moncalvillo y Fandango Formentera

La noche del pasado jueves 8, la gastronomía con más raíz de La Rioja desembarcó en Formentera. Los chefs Luis Arrufat y Vicente Monfort, de Fandango Formentera, abrieron su cocina a unos invitados de excepción: los hermanos Echapresto, alma de Venta Moncalvillo, la estrella Michelín riojana más rural, un restaurante ubicado en la localidad de Daroca de Rioja.

Aunque a priori ambos restaurantes puedan parecer muy diferentes, les une una filosofía muy similar en cuando a beber de la tradición del lugar donde se ubican, trabajar con producto de cercanía y recuperar la historia y cultura gastronómica local revisitándola.

Ignacio Echapresto llevó a Fandango su cocina original y auténtica, basada en la cocina de pueblo y la sostenibilidad. Su hermano Carlos, maitre y sumiller, estuvo a cargo del maridaje con vinos de la también riojana Compañía de vinos Vintae. Medio centenar de afortunados disfrutaron del menú, diseñado y cocinado “al alimón” por los dos restaurantes en el que ya es el acontecimiento gastronómico del comienzo de la temporada en la isla.

El menú

La velada comenzó con tres snacks para comer con las manos, creación de Venta Moncalvillo: sobrasada vegetal, tomate confitado y orégano; champiñón y maíz y Bombón de pimiento verde y anchoa, que fueron acompañados por el vino blanco de Toro La Jefa de Matsu.

Fandango Formentera introdujo de lleno el sabor de la isla con sus almejas a la brasa en infusión de jamón, caviar y codium, maridado con Atlantis Albariño. Tras este plato tan de mar, Echapresto sorprendió con Raíces y almendras, que armonizó a la perfección con El Pacto de Cárdenas Ojo Gallo, un Rioja muy especial que recupera la tradición de elaborar vinos tintos con mezcla de variedades blancas.

Arrufat y Monfort, el dúo al frente de la cocina de Fandango, siguieron con la inspiración isleña con un dentón con apio nabo e hinojo marino que se maridó con El Pacto del Alto Najerilla, un blanco de Rioja muy gastronómico.

La carne llegó de la mano de los riojanos con su vaca de Moncalvillo, berenjena y boletus, acompañada de Classica Gran Reserva Tinto (DOCa Rioja), un vino con larga crianza en madera y en botella.

El colofón de la velada, el mundo dulce, tuvo doble aportación, con un plato de cada uno de los restaurantes: guisantes y avena por parte de Venta Moncalvillo y melocotón melba versión Fandango Formentera, que se armonizaron con el moscatel de vendimia tardía Melante (IGP Valles de Sadacia, La Rioja).

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