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El BM Logroño, a una hora de jugar en Europa

FOTO: RFEBM

Lo bueno de ver un partido de balonmano por la tele es que se puede escuchar a los entrenadores de ambos equipos, y de repente uno como que acaba de darse cuenta de que esto del deporte es un estado de ánimo. En Teledeporte le meten el micro en medio del círculo que el BM Logroño y el Cangas generan en cada uno de los tiempos muertos. Y cuando el entrenador rival dice a sus jugadores: “Oye, venga, vamos”, entiende sin necesidad de mirar al marcador que el asunto está visto para sentencia.

Y lo está. 23-11 a favor del Balonmano Logroño cuando tan solo se han jugado diez minutos del segundo tiempo. Vamos, que al Cangas le quedaba por delante 20 minutos de sufrimiento, y quizás el ‘oye, venga, vamos’ de su técnico ayude porque consolar no consuela. Y es que el BM Logroño ha sido un torbellino en los cuartos de final de la Copa del Rey. Se ha clasificado con tremenda suficiencia y está por tanto a tan solo una hora de juego (mañana) para situarse en la final, a buen seguro contra el Barcelona, y firmar sin necesidad de ganar el título de Copa del Rey su billete para jugar en Europa la temporada que viene, que además de prestigio son euros que siempre vienen bien.

Ángel Pérez en el partido de esta tarde en Santander. / Cangas

Y Miguel Ángel Velasco, que es de hablar, como se ha quedado sin palabras. “¡Eh, eh, eh!”, así cerraba el tiempo muerto con más once goles a favor de su equipo. A veces conviene decir poco cuando las cosas van tan bien no vaya a ser que se fastidie. Y con el ‘¡eh, eh, eh!’ a modo de advertencia, el equipo no ha pisado el freno. Ha seguido gozando para llevar la diferencia a +12, +14… hasta el marcador final 31-18.

Lo bueno de ver un partido de balonmano en la tele pública es que puedes estar haciendo otras cosas mientras tanto, como escribir esta crónica, gracias al gran trabajo de Francisco José Caro, un ‘disfrutón’ de este deporte que con sus adecuadas subidas de tono te marca el ritmo del gol y de quien le cierra la puerta al mismo. Y Caro ha estado cerca de quedarse afónico de tanto cantar “¡Jorge Pérez!” porque sencillamente el meta del Logroño se ha salido en este partido. Un muro más que una roca. Ha cogido la llave, ha cerrado la puerta, se ha ido andando hasta la playa del Sardinero, se ha montado en una lancha, le ha llevado a un barco mercante… y ya, sí, en alta mar, ha tirado la llave. Ha vuelto al pabellón y seguían sin hacerle un gol.

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