La Copa del Rey la va a ganar el FC Barcelona. Como lo lleva haciendo durante las últimas nueve ediciones de este torneo que en otros deportes se caracteriza por la emoción, por las sorpresas que provocan lo de jugarse a partido único. Puede pasar cualquier cosa, salvo en el balonmano, por la presencia hegemónica del FC Barcelona, que ganará su visegimoséptima Copa del Rey en Santander, en el Palacio de los Deportes de la capital cántabra, más conocido como La Ballena por su curiosa forma exterior.
Será así, y más teniendo en cuenta que los mejores equipos de Asobal se han quedado por el camino, porque el modelo de Copa parece afectar a todos por igual salvo al Barça. Se quedaron por el camino Cuenca, segundo en liga, el Granollers (tercero) y el Bisadoa (cuarto), todos ellos clasificados en Asobal por delante del Balonmano Ciudad de Logroño, que concurre como quinto clasificado y por tanto como el segundo mejor equipo del torneo teniendo en cuenta su temporada regular. Por tanto, a priori, tiene el deber de plantarse en la final para clavarle el arpón a la gigantesca ballena que viene por el otro lado del cuadro, el todopoderoso Barça de balonmano.
Esto arranca este próximo viernes, con los cruces de cuartos. El sábado, las semifinales. Y el domingo la gran final. Dos equipos cántabros comparecen en el torneo, el Torrelavega, rival del Barça, que comparten cuadro con el Guadalajara y el Ademar León, tres clubes que tratarán de arponear a la ballena aunque lo normal es que vean arrastrados mar adentro por la gran ballena culé. El otro equipo cántabro, el Sinfín, van por el lado de los franjivino. Podría verse las caras en semifinales, aunque antes el Ciudad de Logroño deberá superar este viernes (18:00 horas) al Cangas mientras que el Valladolid será el rival del Sinfín.
Quien se enfrente a la ballena en la gran final de este próximo domingo se asegurará una plaza para jugar en Europa la temporada que viene. Premio más que relevante al margen de la capacidad devoradora del FC Barcelona en el balonmano español.
