Sucesos

Calahorra mira de reojo la planta de biodiesel y llora la pérdida de dos vecinos

Calahorra mira de reojo la planta de biodiesel y llora la pérdida de dos vecinos

FOTO: EFE/Raquel Manzanares.

Pasaban las doce del mediodía de este jueves cuando la normalidad de Calahorra daba un giro de 180 grados tras la explosión de uno de los depósitos de aceite de la planta de biodiesel ubicada entre los polígonos Recuenco y Rifondo y que provocaba la muerte de dos personas, de 31 y 40 años, trabajadores de una empresa local, que se encontraban, en esos momentos, realizando trabajos de mantenimiento en la zona del suceso.

En un primer instante, un enorme dispositivo compuesto por patrullas de Guardia Civil, Policía Local, ambulancias del Servicios Riojano de Salud y bomberos del CEIS iniciaban las primeras labores de control de la situación que obligaba a desalojar en cuestión de minutos todo el polígono municipal Rifondo y más tarde también el de Tejerías por el inminente peligro de una nueva explosión de alguno de los dos depósitos cercanos a la zona.

Entre nervios y minutos de mucha tensión, se ampliaba el perímetro de seguridad lo suficiente para no tener que lamentar más víctimas en un suceso que conmocionaba a la ciudad que veía desde sus calles una intensa columna de humo negro.

La primera explosión ya había puesto en alerta a los trabajadores de las empresas más cercanas. “Hemos oído un ruido enorme. Se han cerrado las puertas y las ventanas de golpe; pensábamos que había sido un choque de un camión hasta que hemos visto el humo y el fuego”, contaban los trabajadores de una de las empresas más cercanas a la zona.

Foto: Guardia Civil

En el momento del trágico suceso había alrededor de veinticinco empleados en la planta. Todos ellos siguieron de manera estricta el protocolo de evacuación de la empresa, lo que evitó lamentar heridos de gravedad más allá de la veintena de personas que fueron atendidas en el lugar de los hechos por inhalación de humo y crisis de ansiedad. Solo una de las personas tuvo que ser trasladada al hospital de Calahorra siendo dada de alta a media tarde.

Además había que evacuar a más de 250 chavales que se encontraban en el parque de aves ‘Tierra Rapaz’ en varias excursiones que se repiten estos días de final de curso. Desde el parque, trabajadores y profesores actuaban de manera diligente hasta ser evacuados, primero al restaurante Tío Simón, después a la ciudad, y más tarde ya a sus casas aún con el susto en el cuerpo y tras momentos de tensión entre los más pequeños.

El principal peligro lo entrañaban dos depósitos cercanos al incidente. Uno de ellos de 1.800 metros cúbicos de etanol y otros de 400 de metilano donde se centraban, en un primer momento, las labores de enfriamiento para evitar nuevas explosiones. Agua del canal de Lodosa, de cualquier boca de agua y riego y camiones cisterna de refuerzo eran necesarios continuamente para poder enfriar la zona de esos dos depósitos con “características de explosividad y de mayor inflamabilidad que lo que se estaba incendiando. Eso llevaba a establecer una barrera “para enfriar esos materiales”, explicaba el técnico de emergencias, José Fermín Galilea.

Mientras, el dispositivo iba ampliándose poco a poco con todos los recursos disponibles en La Rioja en esos momentos. Además, tanto desde la provincia de Álava como desde la comunidad vecina de Navarra se enviaba a la ciudad personal de sus cuerpos de bomberos como todo el material necesario para aplacar la situación inicial de peligro y para reforzar las labores en la empresa.

EFE/Raquel Manzanares

El viento, esta vez, jugaba a favor de los trabajos que se realizaban en la zona. «Hemos contado con alguna circunstancia afortunada como la velocidad del viento. Tenemos cierzo, prodecente de la zona del noroeste peninsular hacia el sudeste pensinsular, por lo que no tenemos estos gases incidiendo sobre Calahorra. Por ello no hay afecciones para las personas que puedan ser vulnerables a este tipo de gases». Además, se realizaban mediciones de gases en las localidades vecinas de Rincón de Soto y Aldeanueva de Ebro dando todos ellos normalidad también a esos municipios.

A eso de las seis de la tarde, la Guardia Civil podía acceder finalmente al interior de la planta a pesar de las altas temperaturas que se registraban en sus inmediaciones para proceder a la identificación y levantamiento de los fallecidos. Sus familiares eran atendidos por los servicios psicológicos del Gobierno de La Rioja en las inmediaciones del suceso.

EFE/ Raquel Manzanares

Pocos minutos más tarde, la presidenta de la región, que tuvo que volver de Madrid después de suspender toda su agenda, detallaba a los medios de comunicación que la situación estaba “controlada” y que no había “peligro para la población”. “No es un incendio normal”, advertía Andreu que había mantenido minutos antes una reunión con los coordinadores de los diferentes efectivos que trabajaban desde la mañana en el incendio y con buena parte del gobierno regional y local que se desplazó hasta la zona.

A la vez iban llegando muestras de cariño a través de las redes sociales y de forma personal. El presidente de la nación, Pedro Sánchez, hablaba telefónicamente tanto con la alcaldesa de Calahorra, Elisa Garrido, – que estuvo en todo momento en la zona -, como más tarde con la presidenta del ejecutivo riojano.

Mientras, varios hosteleros locales se encargaban de proveer alimentos y agua a los más de cien efectivos que trabajaban intensamente en el lugar de los hechos y que deberán seguir haciéndolo durante, posiblemente, varios días, según advertían los coordinadores del dispositivo. Por su parte, la ciudad seguía pendiente de lo que ocurría en uno de sus polígonos industriales. Calahorra llora este jueves el fallecimiento de dos de sus vecinos y mira de reojo que la situación se estabilice definitivamente.

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