El coronavirus afecta de forma grave a la localidad de Alfaro, confinada hasta el próximo lunes para contener la transmisión comunitaria de la pandemia. Lógicamente, el CD Alfaro no vive ajeno a esta situación. Israel Villarreal es el técnico del club y explica la situación: “Empezamos la pretemporada el pasado domingo, queríamos empezar el 22 de agosto, luego se retrasó otra vez y ahora, nuevamente”. Con una incidencia que llegó a superar los tres casos por cada cien habitantes en su municipio, el club ha pedido descansar en la primera jornada. Una petición que parece fácil de cumplir, a tenor del formato liguero (dos subgrupos de once).
Sin poder entrenar ni usar las instalaciones municipales, la plantilla se centra en ejercicios individuales desde sus casas: “Esto es muy raro, tenemos que buscar soluciones mientras vienen los problemas. Teníamos todo preparado y los amistosos también, pero hemos tenido que aplazarlos”. Villarreal explica que solo han tenido PCR los jugadores con residencia en Alfaro, debido al cribado perimetral que se realizó durante la pasada semana. El resto de técnicos y jugadores de fuera de la localidad no han tenido estos test: “Yo estoy en Logroño con mi familia, lo único que me han hecho es una toma de temperatura”.
Un horizonte sombrío
El técnico observa una “incertidumbre terrible” en el desarrollo de la Tercera: “Imagina que seis jugadores del Varea o que tres jugadores del Calahorra B dan positivo”. Villarreal está al tanto de la evolución sanitaria y desliza que el virus puede ir hacia Rincón de Soto y Calahorra. Apasionado del fútbol, se declara con más ganas e ilusión que nadie y a la vez, muestra una posición realista: “Yo esperaría a que hubiera una vacuna y sé que va en contra de mis intereses, porque llevo montando este equipo desde marzo”. Un bloque que, a un mes de la competición, no ha comenzado prácticamente a ejercitarse.
“Hay mucho trabajo detrás, mucha gente moviéndose; hemos hecho un trabajo importante porque estamos a un año de cumplir el centenario y devolver a Alfaro a donde se merece”, afirma el profesional. Sin embargo, también lanza este difícil mensaje: “Pero yo tiraría todo el trabajo realizado por preservar la salud”.
