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La UD Logroñés llega al final de liga con las mejores cifras de su historia

Sergio Rodríguez tiene el honor de ser el técnico que ha conseguido la mayor puntuación de la UD Logroñés en la jornada 26. El nuevo récord blanquirrojo se eleva hasta los 48 puntos y supera al de las dos temporadas de Carlos Pouso: 47 en la 2015-2016 y 46 en la 2014-2015). Aun con todo, algunas de sus decisiones siguen sin gustar a parte de la grada. Será que es difícil ser profeta en tu tierra. En cualquier caso, los números le acompañan y goza de la confianza de la planta noble de la entidad.

El riojano ha aprendido una lección valiosa: menos brillantez y más eficacia para destacar en la categoría. El aficionado que va a Las Gaunas no verá un equipo brillante ni la quintaesencia del fútbol ofensivo. El infrafútbol es otra guerra. Se trata de ganar usando las armas que sea menester. A nadie le importa si has tenido un setenta por ciento de posesión y diez ocasiones claras si no consigues los tres puntos. La victoria pírrica, el gol inesperado, la parada milagrosa… detalles que marcan las diferencias en Segunda B.

Los blanquirrojos son un equipo atípico. Hacer gol cuesta Dios y ayuda. Marcos André, Rayco, Ñoño y Rubén Martínez sumaron la temporada pasada 41 dianas. A estas alturas, solo trece. Ander Vitoria, que anotó dieciséis con el Barakaldo, solo ha visto puerta una vez en más de mil minutos. El vasco aprieta, se deja todo, fija a los centrales y juega de espaldas, pero sufre la maldición del ‘9’ de Las Gaunas. No hay manera de que entre la pelotita, aunque algún día habrá lluvia de goles. Porque esto son rachas.

Tampoco es normal que un equipo que solo haya anotado 22 goles a favor contabilice 48 puntos. Solo puede ser posible gracias a una defensa y una portería de escándalo. Culpa de Miguel Martínez de Corta, otro paisano; otro eternamente cuestionado y cuyas intervenciones están llevando al equipo a romper su techo y soñar. De César Caneda, el mariscal, el ‘abuelo’ del fútbol español. De Juan Iglesias, ascendido desde el Promesas. De Flaño, veterano como seguro de vida. Y cómo no, de Pablo Bobadilla, el triunfo de la constancia. Fuerza colectiva para construir una defensa que puede pasar a la historia de la categoría.

También es extraordinario marcar un gol en los últimos minutos, mucho más si ocurre tres veces y si todas ellas valen para conseguir victorias. Y todas en Las Gaunas: Bobadilla frente al Vitoria, Olaetxea frente al Langreo y la última de Marcos André ante el Bilbao Athletic. Hacía tiempo que el equipo no vivía estas emociones, necesarias para sumar adeptos y mejorar una asistencia media que se eleva a 3.073 espectadores (datos oficiales). Todo suma en esta difícil y fría ciudad, que progresa lentamente en busca de un equipo de referencia.

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