Definitivamente, las mujeres riojanas han decidido que no se van a resignar con asistir a los eventos tradicionales en calidad de espectadoras. Quieren vivir las fiestas, formar parte de ellas, dejar su huella en un terreno en el que su presencia estaba vetada bajo el ‘decreto’ de la tradición.
Este sábado, Inés Constante y Paula Ocón han pasado a la historia de Pradillo como las primeras jóvenes danzadoras de la localidad camerana, que ya sabe de qué va eso de romper techos de cristal. No en vano, hace dos años las mujeres ya fueron protagonistas en la procesión de la Virgen del Villar; no danzando, sino portando a hombros las andas de la virgen.
La presencia activa de Inés y Paula en las fiestas de Pradillo no hacen sino reforzar la reivindicación de las mujeres riojanas para participar en las tradiciones de sus municipios. Este mismo verano el foco mediático nacional se centró en Cervera, donde las vecinas de la localidad insistieron en bailar ‘La Gaita’, aunque les tocó hacerlo a la cola de la procesión del ‘Día de la Santanilla’.
Además, cuatro chicas de Nieva en Cameros pudieron materializar su sueño de bailar en las fiestas, un privilegio hasta entonces reservado exclusivamente a los hombres. Lejos de los argumentos más agoreros, la presencia de Alba, Sara, Carla y Candela no solo no indignó a los vecinos, sino que fue motivo de orgullo y admiración.
En 2016, cuando las mujeres de Pradillo llevaron las andas de la Virgen del Villar, también se conquistaron otros hitos por parte de las riojanas: Villavelayo tuvo por primera vez una ‘cachibirria’ y las cerveranas comenzaron a reivindicar la Gaita mixta. Al igual que ocurriera en los otros precedentes, la tradición se ha ‘roto’ este sábado en la localidad camerana… y tampoco ha pasado nada.
