Verano. Tiempo en el que la actividad se sumerge en una especie de catalepsia en la que cada uno de los actores del juego se refuerzan lo mejor que pueden para imponerse en la nueva temporada. Bien podríamos estar hablando de deportes, con presidentes intentando dinamitar el mercado, pero el nuevo curso comercial en Logroño también nos deja algunos movimientos que, seguro, darán que hablar en los próximos meses.
El nuevo local de la estación
Una de esas operaciones más sonadas en el entramado empresarial de la capital riojana es el que situará al Grupo Pancorbo en uno de los espacios comerciales de la estación de ferrocarril. Inaugurada hace casi siete años, una de las infraestructuras más voluminosas de Logroño destaca porque, salvo por su cafetería y un par de despachos de ‘rent a car’, las tiendas brillan por su ausencia en su interior.
La llegada de Pancorbo a una parcela de más de 500 metros cuadrados -situada en la esquina entre Avenida de Colón y Miguel Delibes- no es ningún secreto desde hace cosa de un año, pero en las últimas semanas las labores de los operarios han recuperado velocidad para adecuar al espacio de cara a su apertura. Incluso se aprecia ya el logotipo de ‘Estilo’, la firma de instalaciones y equipamientos del grupo que despachará en la nueva tienda.
Baristas en Portales
Si existe en Logroño una calle concebida para el recreo y la actividad comercial, esa es Portales. Uno de sus locales más concurridos, La Gitana Loca, bajó la persiana el pasado mes de marzo pero no tardaron en salirle ‘novios’. Su lugar lo ocupará uno de los café-bar de referencia de la capital riojana, Asterisco, que después de San Mateo cerrará su actual sede en la Avenida Portugal para abrir el nuevo establecimiento a mediados de octubre.
Entre sus novedades, tal y como adelantó NueveCuatroUno, destaca la apertura ininterrumpida durante todos los días del año, incluidos domingos y festivos; así como la ampliación de su plantilla con dos camareros más.
En bandeja de plata
Un poco más arriba, casi en la esquina con Sagasta, ha desaparecido otro de los comercios históricos de la ciudad para reconvertirse en un sofisticado restaurante. La antigua joyería Mendoza ha dejado paso a La Platería, comandada por la propia familia pero que cambia el oro fino por las ‘delicatessen’.
Tras una profunda remodelación, el local conserva alguno de los espacios más señalados de la antigua platería, para dejar patente que el giro en la orientación comercial no implica la pérdida de su esencia.
Nuevo supermercado en la avenida
Uno de los cierres más sonados del año fue el del Carrefour de la Avenida de Madrid, el pasado 5 de enero. Al igual que sucede con el local de ‘La Gitana Loca’, los pretendientes no tardaron en pujar por ocupar su sitio. Y (tal y como contó este medio doce días después del cierre) será la cadena de supermercados BM la que abra sus puertas de nuevo en próximas fechas.
Tras varios meses cerrada al público para acometer labores de limpieza y acondicionamiento, los trabajos en esta gran superficie se han agilizado estos últimos días para adaptar las instalaciones a las necesidades de la compañía del grupo Uvesco, al que pertenece BM. Con la de Avenida de Madrid, la cadena abrirá su tercer supermercado, ya que cuenta con uno en República Argentina y otro en la Avenida de Colón.
Nuevo uso para un local histórico
Poco que menos que un siglo contempla al bajo comercial ‘encerrado’ entre los números 7 y 9 de la calle Sagasta. Lugar de paso obligado en el centro de Logroño, todavía son pocos quienes se dirigen a él con otro nombre que no sea ‘La Granja de Oriente’, su denominación primigenia.
Y eso que, tras el mítico café, no han sido pocos los establecimientos que han intentado hacer olvidar su nombre. Hasta su cierre el pasado mes de diciembre ese era el objetivo de ‘Copas Rotas’ y en apenas dos semanas lo será del ‘Morgana’, que se muda desde la calle Vitoria con una propuesta que combina conceptualmente una cafetería, un bar de copas e incluso un comercio textil.
La ‘Cara B’ del comercio logroñés
Echando un vistazo al otro plato de la balanza, la nueva temporada comercial en Logroño quedará huérfana de un buen puñado de establecimientos que se habían mimetizado con el paisaje a fuerza de permanecer abiertos durante décadas.
Son los casos (por citar solo unos ejemplos) del Café Berlín, que ha dejado paso a un vanguardista pub en Bretón de los Herreros; Juguettos, que alimentó las ilusiones de los niños durante más de sesenta años en Muro del Carmen; o Casa Juan, el comercio de ultramarinos más antiguo de la ciudad, que bajó la persiana a finales de junio.
Hay más ausencias (caso de la librería Colón, el clásico Buenos Aires, la cafetería Viena, la cadena de cosméticos Douglas o el inminente cierre de El Soldado de Tudelilla), pero seguro permanecerán abiertos en la memoria de los logroñeses más melancólicos. “Es el mercado, amigo”, que diría algún que otro exministro.
