La Rioja

La tabla periódica de los elementos de La Rioja

Puede que esta peculiar tabla periódica no esté colgada en las paredes del CIBIR para que sus investigadores les echen un vistazo al repasar cada elemento que encuentran en sus análisis, pero sí se encuentra en cada rincón de La Rioja. No será físicamente, pues el ADN de una región es imperceptible para el ojo humano, aunque basta dar una vuelta por cualquier localidad para darse cuenta de que sus ‘símbolos’ están más que presentes en sus gentes, sus calles, sus bares, sus lugares de trabajo, su fauna, su flora… en definitiva, en el día a día que marca el carácter de la tierra con nombre de vino (Vi).

La ‘sección científica’ de NueveCuatroUno ha diseccionado los elementos riojanos en cuatro categorías, dándole a cada una de ellas uno de los colores de la bandera. La ‘roblanvera’ sirve de excusa para teñir nuestra gastronomía, nuestros valores, nuestras costumbres y nuestra geografía.

¿Quién no ha visitado la calle Laurel (Cl) o ha preparado un zurracapote (Zc) con su cuadrilla para animar las fiestas? Quizás en esos combinados, como el del refresco de cola (no queremos hacer publicidad de Coca-Cola) con el líquido por excelencia de nuestra tierra, haya que explicarle a más de uno qué es el Rioja Libre (Rl), pero al final todos terminan asintiendo al ser preguntados sobre la gran calidad de lo que aquí se cosecha. Da igual que sean caparrones (Cp), champiñones (Ch), pimientos (Pi), verduras (Ve), borrajas (Bo), ciruelas (Ci), aceite (Ac) o peras (Pr). O si no, que pregunten en Rincón de Soto, donde este último fruto ha convertido a simples niños en futbolistas campeones del mundo.

Y si no sabemos cosecharlos (todavía), ya que ni el chorizo ni la leche ni los corderos crecen en los árboles, sí nos empleamos a fondo para convertir unas simples patatas (Pc) en una de las recetas por excelencia de la cocina española y la leche en un fantástico queso camerano (Qc). O le damos a las chuletillas (Cs) un toque desconocido para todos aquellos pobres diablos que no saben lo que es un sarmiento. ¡Y están para chuparse los dedos, oiga! Porque lo del cuchillo y el tenedor lo dejamos para otra ocasión.

Lo que nunca faltan son los valores: libertad (Li), igualdad (Ig), justicia (Ju) y solidaridad (So). Casi igualamos a nuestros vecinos franceses con su liberté, egalité, fraternité. El Estatuto de Autonomía los recoge como indispensables para formar una región de la que damos fe de que los cumple, como también cumple con una serie de costumbres que a ningún riojano se le escapan.

PP no son sólo las siglas de quien nos gobierna (veintidós años consecutivos), también son dos letras que nos valen para hablar de esa ‘moda’ que ahora venden los bares como el pincho-pote (Pp). Lo que toda la vida ha sido irnos de vinos al terminar la jornada laboral. O en día de fiesta cual vermú torero (Vt) para demostrar que somos los mejores bebiendo en porrón (Bp). Porque si de algo vamos sobrados es de cultura vinícola. Si hay un riojano sentado a la mesa, él será siempre el encargado de elegir el vino. No falla. Sea donde sea. Año tras año, la vendimia (Vd) manda.

Como la fiesta para aunar los dos conceptos. Si antes preguntábamos en Rincón, ahora en Haro. La Batalla del Vino (Bv) está casi a las puertas de convertirse en Fiesta de Interés Turístico Internacional, aunque tampoco le andan a la zaga el Pan y el Queso de Quel (Pq), los Picaos de San Vicente (Ps), los danzadores de Anguiano (Dz), los Judas de Alfaro (Ja) o las fiestas de la capital como San Mateo (Sm).

Beber y cantar. Sin dar el cante. ¿Quién no ha escuchado una improvisada jota (Jr) en plena calle o ha estado de verbena (Vb) en cualquier localidad? ¡Y Makoki (Mk) a Eurovisión! Lo de cantar goles en Las Gaunas (Gg) lo tenemos algo más olvidado porque hace tiempo que no aparecemos en los carruseles radiofónicos de Primera (ni Segunda). Habrá que encomendarse a la patrona, nuestra querida Virgen de Valvanera (Vv).

En los Cameros (K) se encuentra su monasterio, cerca del pico San Lorenzo (Sz), hasta donde miles de valientes han peregrinado en busca de algo que sólo ellos saben, al igual que esas personas que recorren casi toda nuestra región con Galicia como destino y el Camino de Santiago (Ca) como vía de tortura junto a nuestro río más famoso: el Ebro (Eb). Pero no es el único. Nuestros siete valles (Sv) -Alhama, Cidacos, Leza, Iregua, Najerilla, Oja y Tirón- vertebran una comunidad que nació en Santa Coloma (Sc) en 1812, tiene extraños elementos llamados guardaviñas (Gv) y hace muchos años, muchos muchos, varios yacimientos de icnitas (Yi) se quedaron para siempre con nosotros.

¡Ah! Y un monasterio que es Patrimonio de la Humanidad (Sm).

 

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