La Rioja

La última y nos vamos: El Dorado dice adiós

Ya nada volverá a ser como antes. John Wayne no volverá a mirarnos como lo hacía. El Rock & Roll no volverá a sonar en Portales. El Dorado no volverá a subir la persiana, “El Dorado chapa”.

A principios de diciembre, Alberto, su dueño, puso fecha para cerrar la puerta del que ha sido punto de encuentro para los jóvenes de antaño, adultos ahora que compartían, y lo siguen haciendo el gusto por la buena música y la mejor cerveza. El 7 de enero “pondremos punto final a un garito de temazos y birras”, decía. El 7 de enero ya ha llegado.

Y es que El Dorado se ha convertido desde que lo abrieron allá por 1991 en un lugar de encuentro donde “hemos hecho muchas amistades que son para siempre. Pasará mucho tiempo hasta que haya algo así en Logroño, y eso me jode mucho” cuenta Jhonny con un tupé impecable, su corbata bien puesta y la cadena colgando.

A su lado, Chimbo, uno de esos amigos que gracias al Dorado perdurará en el tiempo. Impecable también con su abrigo y de corbata, señala que “no hay nada comparado con este lugar. Nos ha dado tanto… Es nuestra casa y, por desgracia la vamos a perder”. Ambos coinciden en que ahora el Rock & Roll muere en Logroño con el cierre de este “emblemático bar”. Hablando con ellos no cabe duda de que El Dorado es una actitud.

Para Paula, Héctor y compañía se muere un trocito de la ciudad. “Nosotros veníamos aquí cada vez que salíamos del gimnasio a tomar una cerveza. Alberto nos ha tratado siempre muy bien haciendo del bar nuestra casa”.

Chechu lleva viniendo veinte años y es que da gusto “tomarse una cerveza bien tirada mientras lees Mondo Sonoro, una revista que solo la encuentro aquí”. Lo que más va a echar de menos son esas conversaciones tan interesantes con los camareros y con “la buena gente con la que te encuentras”. Haciendo referencia a la desaparición de bares en La Rioja, Chechu destaca que “este no es un bar menos, es algo más. Esto ha sido como estar en casa”.

A su lado, Miguel, su hijo. Un joven orgulloso que ha aprendido de su padre a pasar inolvidables tardes escuchando buena música y conociendo gente interesante. “Con mis amigos también suelo venir, y es que el ambiente de El Dorado es muy sano”.

Todos coinciden en lo mismo: buena música, buena cerveza, ambiente de diez, pero sobre todo un lugar de reunión al estilo Cheers, -como dice Chimbo- “donde nos han hecho sentir como en casa”. Hasta siempre, Dorado.

Subir