Entre el nunca y el jamás se ha movido la UD Logroñés a lo largo de este 2023. Nunca nadie podría haber imaginado un descenso que finalmente se hizo realidad, y jamás nadie hasta ahora en la historia del fútbol riojano había materializado una infraestructura como la de la Ciudad Deportiva, que sin duda, al igual que este descenso marca el presente de la entidad, dota de sentido al futuro de la institución de Las Gaunas.
Tres años después del histórico ascenso a Segunda División, la UD Logroñés ha puesto fin al ciclo más exitoso del fútbol riojano en los últimos veinte años de la peor manera posible, con un descenso la primavera pasada firmado por Sergio Rodríguez, Dupi, Albert Aguilá, Natxo González y una plantilla de futbolistas que nunca supo estar a la altura de las circunstancias y que jamás contará con el cariño de una afición que siempre está al lado de su equipo.
La derrota en Lezama evidenció que la temporada pasada acabaría como acabó.
Este 2023 comenzó con un lleno histórico en Las Gaunas, con el primer gran lleno del estadio por parte de un club de fútbol de La Rioja desde la desaparición del histórico Logroñés que lo consiguió en la inauguración del estadio ante el Alavés. Ante la Real Sociedad, y en Copa del Rey, la peor UD Logroñés de la historia en lo deportivo consiguió llenar Las Gaunas para constatar que Logroño y la entidad están preparados para disfrutar de grandes días de fútbol, que tiene la categoría y la capacidad de movilización única en La Rioja para brindar grandes momentos gracias a la llegada del fútbol de élite a la región; un ensayo general más que aprobado que servirá de poco por el paso atrás en lo deportivo dado por la UD Logroñés.
Un 2023 que acaba con una nueva campaña de socios abierta por el club blanquirrojo, que quiere acercarse lo más posible a los 4.000 abonados, una cifra espectacular teniendo en cuenta lo complicado que fue el cierre de temporada el curso pasado por los pésimos resultados deportivos del primer equipo. La gente ha respondido para sorpresa de los más equidistantes. En el club no se dudaba de la fidelidad de la hinchada riojana. Pero había que valorar los daños ocasionados por este descenso, y al menos en lo social, por el momento, la pifia ha requerido de un poco de chapa y pintura a la espera de que la entidad se vuelva a poner en pie de nuevo.
Carlos Lasheras y Diego Martínez en el primer día de la pretemporada.
Y para hacerlo le ha dado la mano a Carlos Lasheras y Diego Martínez, que nunca dudaron en volver a Las Gaunas para tratar de recuperar el tiempo perdido. Lasheras venía de ascender con el Sestao. Con mejores ofertas, el director deportivo vasco volvió a casa y Diego Martínez aceptó afrontar el más difícil todavía con el equipo de su tierra. El descenso, si ha servido para algo, es para observar que la UD Logroñés algo habrá hecho bien durante todos estos años cuando profesionales con mejores ofertas están dispuestos a detener su progresión para ayudar a la entidad en uno de sus peores momentos.
Porque este 2023 ha sido un año complicado para la institución riojana. Lo del curso pasado fue la constatación de que cuando la gente inadecuada toma las riendas lo normal es que las cosas salgan mal. Sergio Rodríguez no estaba preparado para establecer un plan deportivo para la primera plantilla desde los despachos, Dupi no fue la persona indicada para hacer un buen equipo, y con malos jugadores no hubo tampoco entrenador acertado para lograr el milagro. El resultado fue un caos deportivo que se llevó por delante al primer equipo, al filial y al Agoncillo. Lo que tanto había costado levantar se venía abajo en cuestión de unos pocos meses.
Tanque, que acabó siendo despedido, mira a la grada con rabia para celebrar uno de los últimos goles del curso pasado.
Se caían los pilares deportivos al ritmo que otros se iban levantando de forma paralela en Valdegastea. La primavera de este 2023 será siempre la de la cimentación de su futuro sin techumbre por culpa de este descenso. Un buen día marzo el peor primer equipo de la historia entrenaba en el más absoluto secretismo en la Ciudad Deportiva en el último clavo ardiendo al que todos se aferraban para ver si con mejores condiciones de entrenamiento esa plantilla era capaz de ganar los partidos necesarios para salvar la categoría. Ni el triunfo ante Osasuna Promesas sacó a esos jugadores de su proceso de demolición. Estaban a otros asuntos.
Durante la primavera más triste de la historia de la entidad riojana, sus máximos responsables aprendieron a pones la vista en el futuro. Tras una inversión cercana a los ochos millones de euros, toda la estructura del club acabó la temporada entrenando en la Ciudad Deportiva, joya de la corona gracias a la inversión, sin ayuda pública, de Félix Revuelta, el buen desempeño de Sergio Rodríguez en la coordinación de los diversos trabajos que había que hacer y otros muchos que se siguen afrontando a día de hoy en la séptima ciudad deportiva más grande de España.
Gonzalo Capellán, presidente del Gobierno de La Rioja, felicita a Félix Revuelta durante la inauguración oficial de la Ciudad Deportiva.
El 23 de septiembre es ya una fecha para la historia del club. Fue el día que por fin se celebró la inauguración de esta instalación que durante tiempo se soñó y que por fin es una realidad. Y ha llegado justo a tiempo. Cuando lo más lo necesitaba el club riojano. Su impacto es extraordinario. Carlos Lasheras y Diego Martínez están aquí porque saben ambos que van a poder trabajar en las mejores condiciones posibles. Como otros cuantos jugadores de la primera plantilla, que en Segunda Federación entrenan cada día como lo haría en un equipo de la La Liga de Fútbol Profesional.
Su influencia a corto plazo es indiscutible, también en lo social. Ha dotado de credibilidad al club ante la opinión pública, que observa cómo la UD Logroñés ha sido capaz de afrontar con éxito lo que ningún otro club, ni nunca ni tampoco jamás, había hecho hasta ahora. Por fin un club riojano tiene patrimonio, por fin un equipo riojano tiene cimientos para no caer desplomado al primer contratiempo. Y aunque la UD Logroñés duerme al raso de la Segunda Federación lo hace soñando con un futuro, seguro, mucho mejor.
