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Sobrón vuelve a vestirse de San Fermín en la Copa del Rey

Foto: Zamora CF

Fermín Sobrón (Baños de Río Tobía, 1995) volvió a vestirse de santo en el Zamora-Racing de Copa del Rey (2-2, 4-3 en la tanda). Defendiendo la zamarra zamorana, el portero riojano detuvo el último penalti al racinguista Peque e hizo reventar al Ruta de la Plata. Un Segunda Federación eliminó a un Segunda División y Sobrón lo explica a NueveCuatroUno: “Paré el último y no sabía ni que habíamos ganado. Estaba tan concentrado que no me di cuenta de que había pitado el final. Cuando vi al árbitro pitar y a mis compañeros correr hacia mí sentí una alegría inmensa”. Un desenlace mágico para un thriller que culminó en una de las sorpresas de esta ronda.

Porque el cruce se las trajo, como explica Sobrón: “Fue un partido de muchos subes y bajas. Era el minuto 90 y cuando nos veíamos clasificados, nos empataron. Comenzamos la prórroga con ese bajón anímico, que es que te metan gol en el último minuto (del tiempo reglamentario). Luego nos hicieron otro de penalti (el 1-2), que es bastante dudoso. Pero el equipo no se vino abajo, fue a por el partido apretó y en el último minuto de la prórroga, Carlos Ramos metió un zapatazo a la escuadra (2-2). Ya ahí, con la emoción de nuestra afición, no les podíamos fallar y logramos el pase”.

No es la primera vez que ‘San Fermín’ aparece en el lanzamiento fatídico. 7 de septiembre de 2017. La UD Logroñés eliminó al Unión Adarve en segunda ronda de Copa (0-0 y 8-7 en penaltis). En una agónica tanda de 18 disparos, el riojano paró un penalti y después, marcó el último. En la retina queda esa ronda superada, esa invasión de campo, esa locura en forma de éxtasis… La Copa en estado puro, no hay torneo igual. Y el protagonismo todavía lo recuerda: “Siempre recuerdo esa tanda con muchísimo cariño. Pensé en ella antes del partido. ¿Y si ganamos a penaltis? ¿Y si ganamos a un Segunda? Piensas muchas cosas, aunque luego muchas veces no se cumplan”.

Pero en este Día de Todos los Santos, sus deseos sí se cumplieron: “Haber tenido una experiencia anterior me hizo afrontar ese momento con más tranquilidad; disfrutando de la experiencia de vivir una tanda de penaltis contra un Segunda. Es una experiencia que quizá no vuelva a vivir en mi vida, una alegría inmensa”. ¿Y cómo se prepara algo así?: “Siempre solemos quedarnos a entrenar los penaltis y a tirarlos. Mis compañeros lanzaron de forma espectacular y teníamos estudiados a sus lanzadores. Al ser un partido de prórroga, es más largo y hay muchos cambios. Nos guiamos por intuición, el entrenador de porteros, el míster y yo. Al final, pudimos detener el último y mis compañeros metieron todo lo que tiraron. Con cien por cien de efectividad, es imposible perder”.

El pase de ronda desbloquea una nueva oportunidad y en el bombo del próximo 7 de noviembre, ya hay un deseo en la cabeza de Fermín: “Ojalá que nos toque un Primera, me da igual cuál. Jugar contra un equipo de Primera, sea el que sea, ya es una experiencia inolvidable. El que te diga que un equipo es mejor que otro, tiene poco respeto. Son equipos de Primera División, jugar contra ellos debería ser un privilegio y para nosotros, desde luego que lo es”.

Ilusión en la liga

Fermín Sobrón y los suyos celebraron el pase “como se merece”. Sin embargo, el riojano ya se centra en su próximo partido de liga. El Zamora, con 22 puntos, es líder del Grupo I de Segunda Federación. Con ese arranque, el equipo ha demostrado su candidatura al ascenso: “No nos ponemos ningún objetivo en concreto. Estamos en la jornada 9 y las cosas están saliendo bastante bien, pero queda muchísima liga. Nosotros nos centramos en el día a día, en construir un equipo de alto rendimiento, hacer las cosas lo mejor posible y ganar el próximo fin de semana. Luego, que venga lo que sea”.

Héroe en las tandas de penaltis y pieza clave para su entrenador David Movilla, Fermín agradece la confianza: “Me siento muy valorado y querido, tengo un compañero, que es David Troya, que es un gran portero. Ahora me está tocando jugar a mí, pero si estoy jugando tanto es porque él me ayuda y me aprieta. Al final, eso nos hace mejores a los dos”. Cuando se trabaja desde la humildad, hay más posibilidades de que lleguen los éxitos.

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