El equipo riojano demostró ser el favorito a ganar, por el potencial de su plantilla, salvo en dos momentos del encuentro, el inicio y, especialmente, el final, en el que sus problemas físicos le llevaron a no saber aguantar la renta que tenía y a no ser capaz de marcar ante un Huesca que sí dio la talla al final.
El Logroño volvió a tener uno de sus inicios dubitativos, algo que conserva casi año tras años sea cual sea la plantilla, porque aunque llegan jugadores nuevos el conjunto riojano en muchos de sus partidos, sobre todo como local, tarda a comparecer, como si no tuviera prisa.
En esta ocasión, un Huesca comandado por Rodrigo Benites (5 goles antes del descanso) supo leer las carencias de los riojanos en defensa y, además, comprobó como el equipo local tardaba mucho tiempo en afinar su puntería. Por ello, tras un inicio igualado, hasta el empate a tres, los riojanos empezaron a cometer errores de ataque ante Arguillas y el equipo aragonés empezó a mandar en el partido; primero fueron dos goles de renta (3-5), pero al cuarto de hora la distancia era el doble (3-7) y el equipo riojano empezó a ponerse nervioso.
Pero eso no le perjudicó, como podía haber ocurrido, sino que le llevó a correr más y fallar menos, aunque su falta de contundencia defensiva hizo que tardara todavía 12 minutos (hasta el 27) en recuperar todo lo perdido y empatar a 11 el marcador.
Parecía que el partido era otro, gracias a los lanzamientos de Palomino y Martí Soler, sobre todo, y a una mejora de la defensa y del húngaro Palasicis en la portería; pero aún así el Huesca aguantó el cambio de ritmo y hasta fue capaz de empatar a 14 en la última jugada del primer tiempo, a cinco segundos del descanso con un tiro certero desde izquierda de Diógenes Cruz.
Los riojanos regresaron mejor al campo y se mantuvieron firmes al frente del partido, aunque no consiguieron despegarse por más de tres goles (23-20).
Poco a poco empezaron a dar síntomas de agotamiento y el Huesca supo leerlo, atacó con más fuerza y pronto se metió de lleno en el partido, que llegó totalmente igualado a la recta final, aunque con ventaja local hasta los últimos tres minutos (30-28).
En la primera jornada el conjunto riojano ganó pero dio la sensación de no saber cerrar el partido cuando lo tenía en la mano. Hoy ha quedado en evidencia en eso mismo; porque en más de tres minutos ha sido incapaz de anotar mientras ha dejado que su rival se ilusionara con remontar. Algo que ha logrado primero con un gol de Diógenes Cruz, a dos minutos y medio y, finalmente, como mal menor para los locales -que hoy podían haber dormido líderes- con el empate a 30 logrado por Frank Cordies a 40 segundos del final, en los que David Cadarso no logró marcar su lanzamiento.
