La Rioja

Los afectados del derrumbe de Calahorra no encuentran dónde vivir

Los afectados del derrumbe de Calahorra no encuentran dónde vivir

El Ayuntamiento de Calahorra ya ha anunciado que a partir de septiembre reunirá a los técnicos municipales de Urbanismo y Servicios Sociales para abordar la preocupante situación en la que se encuentra el Casco Antiguo y la habitabilidad de sus viviendas. Los últimos derrumbes de edificios, que se han sumado a muchos anteriores, han provocado que el punto de mira del Consistorio y también de los calagurritanos esté en esa zona de la ciudad y la problemática de sus viviendas, pero también que Servicios Sociales se haya quedado sin viviendas de emergencia.

Esa situación provocó este lunes un problema para el Consistorio. La falta de vivienda de emergencia, sumada a la falta de habitaciones en hoteles debido a las fiestas patronales, ha hecho que a los compañeros de Mari, la mujer fallecida este lunes, los hayan alojado en el Albergue Juvenil. En un principio iba a ser el dueño de la vivienda donde falleció la mujer -y que además les contrata para hacer labores en el campo- el que se hiciera cargo de realojarlos, pero las cosas se han complicado. “Nos ofreció una vivienda en Murillo de Río Leza, pero no está en condiciones. Teníamos que compartir todos habitación, así que nos hemos puesto a buscar una vivienda, pero es imposible”.

Después de perder a su compañera de piso y sin casi tiempo para el duelo, andan a la búsqueda de una vivienda en la que poder alojarse. “Somos cinco y todos trabajamos. La cuestión no es el dinero, sino que no encontramos de momento nada para alquilar”, comenta Francisco Miguel, uno de ellos. Los días de fiestas unidos al problema de falta de alquiler en la ciudad se está cebando con su situación.

“Nos han dicho que hasta el 31 de agosto podemos estar aquí, pero que tenemos que buscar un piso para irnos después”, dice con el miedo a pensar que a partir del día 1 de septiembre ya no valgan las claves que les han dado del albergue y no puedan acceder a la que ahora es su habitación.

Desde el Consistorio han querido transmitirle tranquilidad. “No vamos a dejar a nadie en la calle”, ha comentado Mónica Arceiz a NueveCuatroUno. “Si no tienen problema de dinero porque son cinco les pondremos en contacto con gente que alquila viviendas”, asegura reiterando que desde un principio al Consistorio se le trasladó la información de que iba a ser su patrón quien se hiciera cargo de realojarlos.

El cambio no ha sido sencillo. “Nos dijeron que podíamos entrar a por nuestros enseres unos minutos. Cogimos la documentación para poder seguir trabajando y dinero en metálico, ni tarjetas, ni ropa, ni calzado…”. Francisco Miguel este miércoles ha tenido que ir a Cáritas a hacerse con unos zapatos porque salió de su vivienda en chanclas. Sin comida, sin ropa interior… Están viviendo estos días “como podemos”.

EFE/ Raquel Manzanares

Además, se encuentran con otro problema. La mayoría de ellos, aunque viven de las labores del campo en cada temporada, viven en ese edificio desde hace al menos cinco años. “Antes teníamos otro compañero que dejó en el piso un perro; en su momento no lo quisimos abandonar, pero no tenemos ni papeles ni nada de él y en esta situación en un albergue vamos a tener que hacer algo con el pobre perro si no encontramos una vivienda rápido”.

Francisco Miguel este miércoles no ha ido a trabajar. “Me he encargado yo de intentar hacer las gestiones necesarias, pero es que es imposible. He ido al ayuntamiento y una secretaria me ha remitido a Policía Local, de allí a Guardia Civil, pero nadie nos dice si nos van a poder mantener más allá del 31 de agosto o qué podemos hacer”.

“Abrimos la puerta con la tijera de podar”

Aún recuerda el mal trago del ese día. “Mari no vino a trabajar y estuvimos llamándola toda la mañana. Como había habido música por la noche en la zona, pensamos que no había descansado bien y que por eso había decidido no levantarse”. Nada más lejos de la realidad.

EFE/ Raquel Manzanares

Cuando llegamos de trabajar llamaron a su puerta. “Empezamos a golpearla porque ya nos empezaba a extrañar y con una tijera de podar conseguimos hacer palanca y abrir un poco la puerta”. Enseguida vio lo que había pasado. “Vi sus pies y los escombros encima y llamamos al patrón y al SOS Rioja”.

Recuerda que a eso de las tres de la mañana escucharon un ruido al que no dieron importancia. “Tuvo que ser en ese momento”. La casa contigua a su edificio ha tenido desprendimientos continuos en los últimos meses. “Se cayó una parte de esa casa encima del tejado, lo hizo hacia la parte derecha, de haber caído hacia el otro lado, el fallecido sería ahora yo”.

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