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Emilio Lozano cuelga las botas: “El fútbol ya no me hacía tan feliz”

FOTO: SD Logroñés

“Llega un momento en el que te das cuenta de que lo que llevas haciendo durante los últimos 21 años ya no te llena como antes”. Lo dice un futbolista que se despide de los terrenos de juego a sus 28 años sin lesión mediante alguna y con la discreción que ha caracterizado toda su carrera deportiva (Villegas, Berceo, Náxara, Calahorra y SD Logroñés). El riojano Emilio Lozano deja el fútbol porque ya no le satisface como antaño, desde que con seis años comenzara a practicar este deporte en el equipo de su barrio, el Villegas.

Lo deja a pesar de haber completado la temporada pasada un buen curso en la SDL. A pesar de haber tenido encima de la mesa una oferta de renovación. A pesar, incluso, de haber podido salir a otros sitios y haber mejorado su ficha. “Sí, sé perfectamente que el fútbol siempre te pone un caramelo delante para seguir un poco más allá, pero mi decisión estaba tomada”.

Cuelga las botas porque así quiere hacerlo, porque así lo siente, porque “quiero ser honesto, primero conmigo mismo”. Porque el ya ex capitán de la SDL no se veía haciendo una nueva pretemporada. “Son una puta mierda”, califica al ser preguntado sobre si echa de menos no haber empezado a entrenar este verano como lo llevaba haciendo los últimos 21 años. Lo deja a tiempo porque “no quiero perder más fines de semana viajando hasta tan lejos”. Se agita solo de pensarlo: “Bufff, no me veo bajando de nuevo hasta Murcia para jugar a fútbol”.

Emilio Lozano en Los Pajaritos de Soria. / SDL

A Emilio Lozano, que el pasado mes de junio tomó la decisión de dejar el fútbol definitivamente, comenzó a rondarle por la cabeza esta idea hace ya un par de temporadas, en la del debut del conjunto blanquirrojo en Primera Federación. Entonces compartía habitación y demarcación sobre el terreno de juego con Javito, que lleva ya un año sin jugar a fútbol, deporte que también abandonó de forma prematura teniendo en cuenta su rendimiento, excelente, y su edad, 29 años. Su petición para compatibilizar su carrera profesional y el fútbol no fueron debidamente atendidas por la SDL.

Muchos viajes, muchas horas muertas, mucho aburrimiento, mucho tiempo para pensar, mucho de lo que hablar si se encuentra a la persona adecuada. “Compartimos entonces muchas conversaciones en la habitación del hotel antes de los partidos”. Emilio las recuerda tiempo después: “Fueron conversaciones muy interesantes”. Javito y Emilio son la cara de una misma moneda, a buen seguro la menos visible en esto del fútbol, donde todos ‘matan’ por llegar al profesionalismo, por tener portadas, por ser importantes, por destacar, por entrar en el selecto club de los escasos futbolistas que pueden ganarse la vida practicando este deporte.

Primero fue Javito y ahora es Emilio. El fútbol riojano ha perdido a dos centrocampistas destacados en Primera Federación. Y las casualidades no existen. El fútbol no siempre gana… “El fútbol, llegado a ciertos niveles, requiere de unos sacrificios que no estaba dispuesto a continuar por más tiempo”, apunta. “Me di cuenta, hablando con Javito, de que estaba quemado, que el fútbol en ciertos niveles ya no se disfruta igual, que deja de ser un hobby para convertirse en un trabajo, pero por el camino se pierden muchas cosas”.

FOTO: SD Logroñés.

Emilio Lozano habla reposadamente, con tranquilidad. Se le nota aliviado, con un peso menos encima de sus hombros. “Necesitaba salir de este entorno, de parar definitivamente”. Por fin ha puesto término a su etapa como futbolista. Y lo ha hecho justo a tiempo: “El fútbol ya no me hacía tan feliz”. Su futuro, como el de Javito, estaba más allá de la pelota redonda. “Es que esto se acaba pronto y hay que pensar qué se quiere hacer el resto de la vida”. Preguntas que pocos futbolistas se hacen, unos porque ganan muchos millones y podrán hacer lo que deseen con solo pensarlo, y la mayoría porque intenta estirar el chicle hasta que los contratos se van agotando y llegan al día después sin saber muy bien qué hacer a continuación.

Emilio Lozano no pisará esta frontera tan peligrosa. Lo tiene claro desde hace tiempo. “Para mí lo primero son mis oposiciones”, indica. “El pasado 21 de junio tomé la decisión. Fue cuando tuve un examen importante”. Supo entonces cómo salirse la rueda del fútbol. “Llamé a Juanma Barroso -nuevo director deportivo de la Sociedad- para decirle que no iba a seguir jugando a fútbol”. Por fin Emilio lograba lo que necesitaba, sacar la cabeza de este deporte para meterla de lleno en su futuro.

Por el camino, seguro, muchos desvelos hasta tomar la decisión final, porque el fútbol le ha dado mucho: amigos, recuerdos, valores… Pero su cabeza andaba ya en otros asuntos. “No te puedo decir si durante un partido, por momentos, la mente se me iba hacia lo que tenía que estudiar en cuanto se acabara el encuentro. La tensión competitiva te hace evadirte de todo lo demás”. Pero “sí te puedo garantizar que cuando estaba entrenando mi mente estaba puesta en que por la tarde tenía que estudiar”. Es más, “llegó un momento, durante la última temporada, que me apetecía más madrugar para seguir estudiando que para ir a entrenar con el equipo”. Había llegado el momento: “Es que el fútbol ya era siempre lo mismo”.

A Emilio el fútbol no le ha dejado de gustar, “pero era repetitivo”. “Me sentía dentro de una rueda que no avanzaba nunca hacia adelante. Y descubres otros mundos que te motivan más y tienes entonces que tomar una decisión”. A los más cercanos, quienes mejor le conocen, esta decisión no les ha sorprendido. “Al final entienden perfectamente por qué he tomado este nuevo camino”. No le preocupa tampoco mucho qué opine la gente del fútbol. “No soy de redes sociales, no me ha gustado nunca llamar la atención, y cuando tomé la decisión se lo dejé bien claro a mi representante porque no quería escuchar posibles ofertas”. El fútbol ya no le “llena”.

Todos futbolistas deben tener un punto de ruptura con el deporte que ha marcado los primeros años de su vida. Algunos lo encuentran en edad juvenil, otros cuando empiezan a deambular por el barro… las lesiones, los hijos, malas experiencias profesionales, el paso del tiempo. Pero la ruptura con este deporte finalmente acaba llegando. Emilio ha elegido cómo y cuándo. “Es que realmente esto ya no era como el fútbol que a mí me gusta, el de barro, ése sí es el auténtico fútbol”, recuerda a modo de balance.

Entre sus mejores recuerdos, que son muchos, destaca sin duda alguna una época: “La que viví en el Náxara”. Y se pone un poco nostálgico. “De vedad que aquellos años fueron realmente especiales. Se vivía el fútbol más auténtico, el de barro”, apunta. “Fueron años increíbles junto a Diego Martínez (actual entrenador de la UD Logroñés), donde entiendes que formas parte de un club muy identificado con su ciudad y sus vecinos, donde notas en la calle que realmente hay una sensación de club, como si todo fuera más real, porque directamente las relaciones que se establecen son personales”.

Emilio ha roto con el fútbol para ganarse en otros terrenos de juego el resto de su vida.

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