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Gol en Las Gaunas: ‘El pasillo estrecho de la permanencia’

Carga sobre sus hombros con el peso de la responsabilidad. Va vestido con un traje frío, lo hace en plena oscuridad. Ajado por el desgaste. La sospecha persistente por la presencia de 22 dimisiones sobre un terreno de juego que impiden tocar de una vez por todas fondo. Frente a un abismo profundo, infinito, la UD Logroñés de Sergio Rodríguez se encuentra en un callejón sin salida. El deseo como única promesa de una permanencia de momento disimulada.

Así deambula por el estrecho pasillo de la permanencia. Rozado contra el rudo gotelé de sus paredes. No alcanza a estirar los brazos, no logra relajar las piernas. Choca contra un lado y otro de las paredes, encogido y asustado; la parálisis ha atrofiado sus músculos. La incapacidad de reacción le acerca irremediablemente a la Segunda Federación. Desde el pasado 31 de enero, tras un pésimo último día de mercado de no fichajes de invierno, el club ha dejado de tomar decisiones.

Y por eso hay un entrenador, también perdido en este estrecho pasillo, un técnico, por cierto, al que el fútbol español le está dando la espalda desde hace unas cuantas temporadas, que se siente con el arrojo suficiente para reconocer en sala de prensa, tras un nuevo empate a nada, que los números que está haciendo al frente del primer equipo son “indefendibles”, y a continuación añadir que “a mí desde el club nunca se me ha transmitido intranquilidad y dudas”. Todo esto a cinco puntos de la permanencia, muy alejado del objetivo inicial, tras cinco jornadas sin marcar un gol, y nadie en el club, asegura, parece haberle transmitido dudas al artífice de semejante sonrojo.

La UD Logroñés es un club variopinto, pero no tanto. Es una entidad a la que le cuesta tomar decisiones, pero no tanto. Es una institución conservadora, pero no tanto. Es el mismo club que ha cometido todos y cada uno de los errores y ha logrado progresar. Son los mismos que alguna lección ya han aprendido. Pero ahora no se están sabiendo mover en el estrecho pasillo del descenso. El tapón es evidente. Y el propietario no da el empujón económico definitivo para liberar la presión y ver qué sucede a continuación. Porque Félix Revuelta sigue sin comprender que esto es deporte y nada garantiza nada, salvo que cuando se hacen las cosas mal los resultados son malos.

Las confianzas están quebradas. Desde hace tiempo. Y Natxo González ha llevado la iniciativa en todo momento. Ha sabido anticiparse a un club que va siempre tarde. Lo tenía fácil. Salió rápidamente a decir que él no iba a dimitir, y eso que por lo visto nadie en el club le ha comunicado que las dudas a sus pésimos resultados son las habituales en estos casos. Pero por si acaso ya explicó hace tiempo que para nada iba a tirar la toalla. Tampoco gustaron sus comentarios respecto al mercado de fichajes de invierno. Tiró por la calle de en medio. Meó fuera del tiesto y en el club tomaron nota de ello cuando explicó que él no creía en el mercado de fichajes, que nunca había mejorado un equipo por lo que le traían en invierno, que los deberes, ojo a esto, se hacían en verano. De ser así, él no hubiera sido entrenador de la UD Logroñés, tampoco del Málaga… Sonrojo en el club pensando en los Eudald, Carlos Ramos o Attipoe. Bonito mensaje para estos profesionales que se suponen vienen a un club para sacarlo del pozo.

Lo que está claro es que en el estrecho pasillo de la permanencia como necesidad vital no cabe todo el mundo, y ahora mismo parece haber demasiada gente que además no toma decisión alguna. Los jugadores no toman decisiones en las áreas. Natxo no toma decisiones en el banquillo porque nada cambia. Dupi, tampoco. La prueba le delata, como a Natxo, y su labor resulta, podríamos decir, “indefendible”: tiene dos fichas senior libres pese a la que está cayendo. No parece haber ni un solo jugador en paro con alguna capacidad para al menos hacer un regate o dar dos pases seguidos. No parece haber un solo futbolista con un mínimo de carácter y capacidad de liderazgo para arrimar el hombro. Y las 48 horas que se dio de margen el pasado 1 de febrero han expirado. Así que Dupi parece estar también paralizado en medio de este estrecho pasillo, porque cuesta creer que haya alguien dentro de este club que a estas alturas le esté permitiendo trabajar en la planificación de la temporada que viene, toda vez que ni tan siquiera ha cubierto esas dos dos licencias senior y su equipo de catálogo de la colección de verano haya sido un fiasco total, por corta, por cara, y por mala.

Y Sergio Rodríguez, que acumula errores como gerente deportivo, carga con el peso de la responsabilidad. Otra vez. Es su responsabilidad. Es su club. No cabe duda de que en medio de este estrecho pasillo sufre como el que más, pero es evidente que no se mueve al igual que el resto. Debe decidir de nuevo en medio de tanta oscuridad. No lo hizo en Segunda. Debe hacerlo ahora. Respira el mismo ambiente viciado de este pasillo hacia el descenso. Porque la pésima racha de Natxo González es insoportable, y su club no se merece no intentarlo una vez más por si llegara a funcionar.

Tiene razón Natxo, es “indefendible” por parte de Sergio Rodríguez ante su afición que un empate a nada en el derbi sirva para que un entrenador ratificado tras la peor racha de la historia siga al frente del equipo, por muy cara que salga su salida, porque más caro resulta un ascenso. Porque ni logrando la permanencia parece lógico pensar que Dupi y Natxo (con contrato en vigor) vayan a seguir por aquí la temporada que viene. Y esto es lo que no entiende la afición, a la que han situado sin esperárselo en el estrecho pasillo del descenso al abismo.

 

Indagamos más en los problemas de la UD Logroñés en un nuevo capítulo de Gol en Las Gaunas, que puedes escuchar aquí.

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