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La investigación científica, referencia y excelencia en el CIBIR

La pandemia ha puesto encima de la mesa la necesidad de la investigación científica como clave en todos los ámbitos de la vida, especialmente en el de la salud. Por eso, el CIBIR es un espacio cada vez más necesario y que está dando pasos de gigante para convertirse en un centro de referencia y excelencia entre sus homólogos de todo el país. Un centro de pequeñas dimensiones pero grande en el trabajo que allí realizan día tras día sus profesionales, están inmersos en más de sesenta proyectos de investigación.

“Somos conscientes de la necesidad de seguir consolidando la inversión en formación e innovación como una apuesta para seguir mejorando el sistema público de salud y por lo tanto la vida de todos los riojanos y riojanas”, dice Sergio Martínez Astola, gerente de la fundación Rioja Salud. No son sólo palabras que se las lleva el viento, hay una voluntad firme que se traduce en hechos. “En los tres últimos ejercicios presupuestarios se sigue incrementando la inversión en investigación e innovación. Desde 2019 hasta hoy ha habido un incremento del 44 por ciento de las partidas destinadas a la investigación en La Rioja”, asegura.

Concebir el dinero destinado a investigación como una inversión y no como un gasto, idea que viene apoyada por la aprobación del proyecto de la Ley de la Ciencia que tiene como horizonte más cercano el compromiso de, hasta 2030, destinar un cinco por ciento de los presupuestos regionales a la investigación. A la ciencia, en definitiva.

Las nuevas inversiones van especialmente dirigidas hacia dos ámbitos: el primero es la renovación de todo lo que tiene que ver con el equipamiento tecnológico. “Este año concretamente vamos a renovar el equipo de secuenciación que pertenece a la Plataforma de Genómica y Bioinformática que dirige la investigadora María de Toro, que ha sido fundamental durante la pandemia”, explica Martínez Astola. La segunda parte del montante económico va dirigida a mejorar las condiciones laborales del personal investigador. “Hemos iniciado hace pocos días un proceso de regularización de esos puestos que están en situación de interinidad y que llevan años concatenando contratos temporales; el objetivo es estabilizar a más de cuarenta personas, 29 de ellas del área de investigación”, detalla.

El objetivo es retener el talento investigador y después atraer a personas de fuera. “Hay que tener en cuenta que el CIBIR es un centro de los mejores que puede haber”, dice José Ramón Blanco, su director científico. “El tamaño no tiene nada que ver con la capacidad y calidad de llevar adelante proyectos. Esta comunidad está apostando mucho por incentivar la investigación”, recalca con datos; “Del presupuesto global de Fundación Rioja Salud más de 6,5 millones de euros se destinan directamente al área de investigación y más de 1,5 millones a inversiones directas”.

Además, la colaboración con el hospital San Pedro es cada vez mayor. “Tenemos un flujo cada vez mayor de colaboración y de profesionales del hospital que se han animado a hacer investigación”, asegura mientras explica que el objetivo fundamental es “dar respuesta a las cuestiones que se plantean en las consultas del hospital tanto en el ámbito médico como en el de la enfermería”. Motivar la inquietud por investigar, buscar otras formas de ayudar a los pacientes a través de la investigación y transferir conocimiento y resultados, como pilares básicos para seguir creciendo.

Hay que tener en cuenta que “la ciencia es como los pucheros de la abuela, van a fuego lento y muchas veces un resultado negativo también es un avance porque te dice por donde no debes ir. El resultado, además, no solo ayuda a la sociedad riojana, sino que trasciende fronteras y es un beneficio para toda la sociedad”, evidencia.

Y es que el CIBIR no es un trasatlántico al que le cuesta virar el rumbo. “Somos un velero y, por tanto, en cuanto detectamos un problema, podemos redirigir el objetivo sin dejar de hacer lo que estábamos haciendo”, dice mientras recuerda los tiempos más duros de la pandemia.

Entre las novedades del centro se encuentran los convenios con Cantabria para realizar determinados ensayos clínicos. “Somos una comunidad pequeña y había ensayos clínicos a los que por número de habitantes no podíamos acceder, y juntos con Cantabria sí podemos”, comenta. Crear sinergias para ser más fuertes. “Además está prevista la creación de la Unidad de Ensayos Clínicos probablemente en el primer semestre del año que viene”, asegura Martínez Astola.

Estos ensayos se llevarán a cabo con personas sanas o enfermas y puede ser a través de fármacos pero también con dispositivos, técnicas quirúrgicas… “Lo que nos aporta todo esto es mucho conocimiento dirigido a medicina personalizada de precisión”, comenta Blanco. “Para poder poner en marcha este tipo de ensayos clínicos no sólo deben estar autorizados por los comités técnicos de investigación que velan porque se cumpla la seguridad, la confidencialidad… además el paciente, una vez que le explicas en que consiste, debe dar el visto bueno para participar. Participar en uno de estos ensayos puede suponer beneficiarse de opciones que, de otra forma, tardarán años en comercializarse”, cuenta. Una esperanza cercana para muchas personas.

En España se llevan a cabo 3.500 ensayos clínicos al año. Estos ensayos van enfocados a las situaciones más preocupantes para la sociedad. El 40 por ciento de ellos se destinan a terapias oncológicas. Pero no se quedan sólo ahí. “Es también importante avanzar en ensayos clínicos en pediatría y enfermedades raras que abren esperanza para los pacientes riojanos”. No sólo para los de hoy, también para los del futuro.

* Contenido especial para el Gobierno de La Rioja

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