La Rioja

Tinta y tinto: ‘The Cuca have the power’

Cuca Gamarra llegó a la Alcaldía de Logroño diciendo que “I’m with you”, según reflejaban las marquesinas de la capital riojana en la campaña electoral de 2011. Ahora aterriza como número dos del PP sin parar de cantar “the people have the power” al ritmo de Patti Smith, que no ha parado de sonar durante todo el fin de semana en Sevilla. En la tierra de la guitarra española, las palmas, el flamenco y la Cruzcampo, han llegado un gallego y una riojana para cambiar la música de la fiesta. Quizás sea por aquello de no ser detectados como extraños en la capital andaluza, al igual que le pasa a Karra Elejalde en ‘Ocho apellidos catalanes’ cuando Dani Rovira le lleva a un tablao.

Me imagino a Cuca sentándose este lunes en un nuevo despacho de Génova cantando todo el rato por lo bajini la dichosa cancioncita. Desde la ducha de la mañana hasta su nueva silla, pasando por el taxi y los pasillos de la sede popular. Al tomar asiento, pondrá los pies encima de la mesa, acomodará su espalda en todo el respaldo y pondrá sus dos manos en la nuca. Sólo le faltará el puro. Entonces mirará hacia la puerta y, como ya la ocurriría a César Luena al desembarcar en Ferraz en el año 2014, se preguntará cómo demonios ha conseguido llegar hasta ahí.

La Rioja va camino de convertirse políticamente en la tierra de los “números dos” y de los eternos ministros de Agricultura que nunca acaban nombrados -aquí es cuando recordamos que Alberto Garzón es riojano aunque hable con acento andaluz-. El ascenso meteórico de la exacaldesa logroñesa recuerda al del ahora eurodiputado socialista y anterior mano derecha de Pedro Sánchez, por aquello de darse simplemente al estar ambos en el sitio adecuado en el momento oportuno. No se me alarmen sus más acérrimos defensores. Seguramente tengan cualidades políticas que los simples mortales desconocemos al no estar cerca del día a día de los partidos, pero no se caracteriza ninguno por sus grandes logros ni gestas históricas en las cosas de lo público.

Desde que Feijóo catapultó a Cuca con un tuit, la prensa nacional ha realizado innumerables perfiles de la dirigente logroñesa. De todos los colores, alabanzas, críticas y sabores. Los hay para todos los gustos. Incluso viñetas. ‘Una feminista aficionada a los maratones’, en El País. ‘La portavoz moderada para reconciliar al PP de Rajoy y Casado’, de Álvaro Carvajal y ‘Su bichón, vino de Rioja y pasado sorayista: así es Cuca Gamarra, el único consenso del PP de Feijóo’, de Graciano Palomo, en El Mundo; ‘Deportista, familiar y creyente “a mi manera”‘, en ABC; o ‘Dialogante y maratoniana’, en La Vanguardia.

Al estar ya todo escrito, aquí nos limitaremos a decir que hace poco más de tres años, en marzo de 2019, descubrimos que Cuca era humana. Al cambiar el pequeño Logroño del poder por el pequeño Madrid del poder, rompió a llorar en una comparecencia cual adolescente que se marcha de casa para ir a la universidad. Las cosas de la juventud y el miedo al cambio. Entonces llegó arropada por Pablo Casado pese a sus apoyos a Soraya Sáenz de Santamaría y ahora resiste junto a Alberto Núñez Feijóo después de la caída en desgracia del político palentino. Lo vaticinaba un alto cargo del partido en La Rioja en conversación de cafetería cuando todo saltó por los aires y el desembarco del presidente gallego en Madrid sólo era una suposición. “Si el futuro es Feijóo, a Cuca le irá bien”.

Y vaya que si le ha ido. Hace unos días, cuando Feijóo estuvo en el Círculo Logroñés, una persona de su equipo decía que “a ver si llegaba ya el congreso de Sevilla”, que menudo lío eso de ser coordinadora general del partido. Si no quería taza, ahí va taza y media, aunque esta seguro que la degusta con ganas al no ser algo transitorio sino la verdadera catapulta hacia lugares que la portavoz del PP en el Congreso de los Diputados ni siquiera imaginaba. Porque sus últimos años, incluso sus últimas semanas, han sido un abanico de opciones políticas sin ningún seguro de salir bien. Y esta, por suerte para ella, es la que mejor pinta tiene.

Incluso se rumoreó con su posible regreso a La Rioja para dirigir el partido y hacer así una candidatura de consenso que frenara la división de Alfonso Domínguez y Alberto Bretón. Sin embargo, aquí hay una máxima que sólo los políticos entienden y que hace unos meses me explicaba uno de esos dirigentes que ha pasado por tropecientos cargos. “El que se va a Madrid, no vuelve”. En cuanto pisan la moqueta, las viñas ya sólo son una bonita imagen para la postal de Navidad y la campaña electoral. Sólo el tiempo nos lo podrá confirmar. Por el momento, Cuca ya “isn’t with you”, ahora “have the power”. Popular power.

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