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La ciencia del dato pisa fuerte en el sector vitivinícola riojano

El sector vitivinícola está sufriendo una revolución digital en todas sus vertientes para aprovechar la gran cantidad de fuentes de datos que generan las empresas en todos sus procesos. Ya no solo están avanzadas tecnológicamente las ramas de elaboración y producción; ahora los objetivos van más allá y se centran en el cliente. Y ahí entra en juego el proyecto Enorregión para transformar el sector e impulsar su competitividad por la vía de la digitalización, es decir, aprovechando los datos y aplicando la inteligencia artificial a los procesos para optimizarlos en todos los ámbitos (elaboración, producción, comercialización, enoturismo…).

Los expertos de la ciencia del dato trabajan ahora por conectar todas las fuentes de valor, captar la información e integrarla en un mismo lugar como gran reto para el sector. Hay bodegas con naves de elaboración absolutamente avanzadas, con temperaturas automatizadas, o líneas de embotellado tecnológicamente desarrolladas, “pero esas importantes fuentes de información están inconexas, son estancas”, apunta Iñaki Gurría desde JIG. Con estos avances, las bodegas podrán centralizar toda esa capacidad de generación de información y datos y poder predecir y anticiparse a problemas y almacenar históricos de datos”.

Y el objetivo principal es saber cómo captar ese dato. En el campo, la vinificación, en la sala de embotellado y también en la comercialización final se generan datos que han de convertirse en información para ser capaces de generar proyectos más específicos. En el caso de esta empresa riojana, trabajan por digitalizar y automatizar la captación de información que la bodega considera de valor en los procesos de elaboración de vino ya existentes, en la parte de embotellado, donde se monitoriza y se capta información del proceso y se almacena información sobre los problemas que pueda haber en la línea de embotellado.

Así como en la parte de catas: “Hay bodegas, normalmente con grandes niveles de producción, que para hacer la fase de elaboración extraen información tanto de las catas organolépticas como de las que están en su fase química, y de las que se saca información para elaborar históricos a través de técnicas de inteligencia artificial para identificar o predecir ciertas formas de elaboración”, señala Gurría.

Y de la mano del mercado va ese cliente que, además de degustar un buen vino, quiere conocer el territorio del que procede. Es ahí donde las bodegas tiene un importante foco de valor que captar y mostrar y por donde caminan algunas de las líneas de Enorregión. El enoturismo es un eje estratégico para la ciencia del dato porque cuanto más digitalizados estén los procesos, mejor respuesta se podrá dar al público, que ya de por sí muestra una visión muy digital. Son ya varias las bodegas que dedican parte de sus esfuerzos a estos propósitos, a conocer mejor a sus clientes y captar sus demandas, no solo a través de las tiendas, sino también del marketing de terceros y de la propia cadena de distribución, para poder acercarse al consumidor final de una forma mucho más exacta. Así que el reto pasa porque exista una estrategia generalizada en el sector vitivinícola de la región.

Por otro lado, el grupo de investigación Televitis referente a nivel internacional en viticultura de precisión y análisis de datos coincide en ese trampolín de oportunidades que ofrece la inteligencia artificial y del que debe saltar el sector vitivinícola al completo para avanzar en estas tendencias. El equipo que lo compone, dirigido por Javier Tardáguila, lleva trabajando desde hace 15 años para aportar soluciones y ejemplos a la industria del vino a través de estas tecnologías que permiten extraer información de muchos datos.

“Cada vez es más sencillo disponer de una gran cantidad de datos e imágenes gracias a sensores y cámaras en viñedo, pero el reto ahora se encuentra en saber procesar toda esa información para extraer conclusiones y un contenido clave que sirva para tomar mejores decisiones, como el diagnóstico de enfermedades, la reducción en la aplicación de tratamientos fitosanitarios y el menor uso del agua”, destaca. Todo ello sigue la línea estratégica de hacer de La Rioja una Enorregión que funcione como un “potente instrumento para proyectar la viticultura, y la agricultura en general, hacia el futuro, porque necesitamos que esta sea más eficiente y tenga menor impacto ambiental”.

* Contenido especial para el Gobierno de La Rioja

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