Algo nos hemos perdido. Más que nada porque no lo hemos podido ver. Encerrados en casa, a pesar de tener los balcones abiertos, dejamos de ver lo que veníamos contando domingo tras domingo desde el año 2009. Las Gaunas como termómetro del sentir del aficionado medio al fútbol riojano. Con Las Gaunas cerradas dejamos de ver qué estaba pasando. Y nos hemos encontrado de golpe y porrazo en la misma tercera categoría del fútbol español con un estadio totalmente diferente, un estadio que ha cambiado su sonoridad y en el que parece haberse reducido el plástico cuando juega la Unión Deportiva Logroñés. Las Gaunas suena diferente, se ve distinta, y no solo por la buena calidad del césped.
Suena sencillamente a un día distinto en un domingo cualquiera. Suena a lo que no habíamos escuchado desde hacía tiempo a pesar de haber ido desde hace muchos años al fútbol: suena a campo de fútbol, de los de verdad. Ya tiene su propia sonoridad a estadio de fútbol, que es uno de los sonidos más hermosos que una gran masa de gente puede producir. Un campo de fútbol es un ser vivo que se mueve en la improvisación de los momentos soñados. Suena con la rotundidad de los instantes que recordamos y que queremos revivir. Suena Las Gaunas a campo propio.
Porque cada estadio tiene un sonido particular. Cierras los ojos y sabes que estás en el Sadar, en Anoeta, en Vallecas por cómo suenan. San Mamés sonaba diferente al nuevo. Sin abrir los ojos sabes perfectamente que estás en el Reino de León o que la vida, es decir el fútbol, te ha llevado a jugar en Guijuelo, Socuélllamos o Somozas, que suenan a otra cosa, a otro fútbol. Por el sonido de sus estadios los reconocerás. No sabemos, claro, a qué suena la Segunda División, porque se jugó a puerta cerrada, pero se puede intuir que suena a como lo viene haciendo Las Gaunas desde el comienzo de esta temporada para la Unión Deportiva Logroñés.
Suena, sencillamente… a estadio con gente. Porque todos los que acuden a un campo de fútbol son importantes. Cualquier aficionado que dedica su tiempo a ver fútbol en directo, de forma presencial, es necesario e imprescindible, y se merece el agradecimiento de la plantilla de turno del club de marras. Pero en este caso en concreto estamos empezando a comprender cómo es el sonido propio de Las Gaunas tras tantos años semivacío.
Porque el nuevo Las Gaunas no siempre ha tenido el ambiente a fútbol que últimamente está teniendo y que ha reconocido no solo la plantilla de la UD Logroñés. Sin ir más lejos, Borja Jiménez, técnico del Deportivo, reconocía en sala de prensa estar un poco afónico porque “en Las Gaunas con este ambiente no es fácil hacerse oír”. Y el técnico del Talavera, Víctor Cea, ex de la Cultural Leonesa, explicaba desde la sala de prensa de Las Gaunas que “es un placer jugar con este ambiente de fútbol tan fantástico” después de su derrota ante la UD Logroñés.
Ambiente de fútbol, que solo lo echas de menos cuando lo tienes por instante y luego desaparece. Que es lo que ha pasado en La Rioja. Se estaba perdiendo el ambiente de fútbol. El ambiente de sentimiento de pertenencia de un grupo de aficionados lo suficientemente numeroso como para dejar de ser meros espectadores y convertirse en protagonistas del evento, que es lo que se está produciendo en estas primeras jornadas cuando la UD Logroñés juega como local.
La peor entrada fueron los 3.800 espectadores que un sábado a las cinco de la tarde vieron el partido contra el San Sebastián de los Reyes. Por encima de los 4.000, el partido contra el Racing (4.763), contra el Dépor (6.186) y el derbi capitalino (6.384) evidencian que el paso por la Segunda ha dejado un poso de fidelidad que ha elevado la presencia de público en las gradas, unos aficionados implicados que pasan a ser protagonistas del choque por su pasión y entrega constantes.
Las Gaunas comienza a tener su voz, su sonido, su liturgia, su cultura deportiva propia, sencillamente porque los aficionados están dispuestos a formar parte del show una vez que han visto lo estúpido y distante que es el fútbol en la tele.
