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Un rayo de esperanza

Soy un trabajador más de ARESOL. Es irrelevante mi cometido dentro de nuestra extensa familia. Baste decir que, como el resto de mis compañeros, llevo una buena colección de años desviviéndome por un trabajo en el que creo desde mucho antes de imaginar que algún día podría trabajar en el sector de las energías renovables.

Vivimos en un mundo complejo y en tiempos complicados. Nuestro desarrollo como seres humanos, como lo hemos entendido hasta hoy, compromete la pervivencia del planeta tal y como lo conocemos, tal y como necesitamos que sea y, por tanto, compromete igualmente nuestra existencia en el mismo. Tenemos una única casa y nos la estamos cargando.

La buena noticia es que hay un rayo de esperanza, porque ya nos hemos dado cuenta de ello, no sé si todos o una parte importante de los que somos en mayor parte responsables de dichos destrozos. El caso es que ya somos conscientes y ya estamos haciendo “cosas” para remediarlo.

Y estoy tremendamente contento porque hoy precisamente he quedado con mis compañeros de ARESOL para empezar a edificar una de esas “cosas” que tanto bien va a traer a la hora de poner nuestra “casa común” en orden para que podamos vivir en ella sin fecha de caducidad.

Voy camino de Fregenal de la Sierra, precioso municipio extremeño al sur de la provincia de Badajoz, con una población aproximada de 5.000 habitantes y una historia que se remonta a los asentamientos celtas de la zona. Hoy empezamos allí los trabajos de montaje del nuevo parque solar fotovoltaico de 25 MW.

Este parque solar, cuya puesta en marcha se hará en el año 2021, se va a montar sobre aproximadamente 50 Ha de suelo rústico del municipio y será capaz de generar por sí sólo, la friolera de 48.750.000 kWh al año, es decir, el equivalente al consumo medio de 12.200 hogares, lo que convertirá a Fregenal de la Sierra, en un municipio que genera más electricidad de la que consume, con la particularidad de que toda ella es de origen renovable y no contaminante.

Toda la energía eléctrica que generará el parque solar procede de una única fuente, la luz del Sol. Recurso inagotable, ampliamente disponible, local, gratuito y no contaminante. Generará la misma electricidad que hoy en día necesitamos en nuestros quehaceres diarios y la que en el futuro necesitemos para la movilidad eléctrica, para la generación de hidrógeno y para quien sabe qué más aplicaciones puedan surgir. Pero lo hará sin emitir gases de efecto invernadero, sin contaminar la tierra, ni el aire, ni los ríos, sin generar residuos radiactivos y sin comprometer la salud de los que estamos, ni hipotecar el futuro de los que vendrán.

En ARESOL nos gusta decir que el parque solar no es un proyecto “en el campo”, sino “con el campo”. En la medida en que las energías renovables contribuyen a mitigar y revertir el Cambio Climático, mitigarán también el riesgo grave de desertificación de la península ibérica y, por lo tanto, ayudarán a que permanezcan los usos agrícolas de nuestras tierras. Esto es evidente. Pero es que, además, dentro del propio parque se protege la biodiversidad y la tradición agrícola desde prácticamente su puesta en marcha. El parque solar se convierte en un santuario para la fauna local. Se convierte en un área con escasa presencia humana, libre de maquinaria y de ruidos, con una cubierta vegetal permanente, sin apenas labores y sin pesticidas.

Una vez terminada su vida útil, el parque solar es desmantelable al 100%, no dejando rastro alguno de su existencia y dejando en cambio, un terreno absolutamente fértil y recuperado, rico en nutrientes y libre de pesticidas y contaminantes, pues durante toda su operación conserva la cubierta vegetal autóctona con las siegas adecuadas para su correcto mantenimiento. Adicionalmente, se van a desarrollar en las instalaciones del parque solar una serie de proyectos y pruebas piloto pioneros para el desarrollo del incipiente concepto de “agrovoltaica” como concepto integrador en un mismo terreno de las labores del campo, a través de la apicultura, del pastoreo y del cultivo; y de la generación de energía eléctrica, ambas claves para el desarrollo de nuestras áreas rurales y para el afianzamiento de su población en las mismas.

Además de la riqueza local generada a través de los puestos de trabajo necesarios para el montaje del parque, de la contratación de proveedores locales para los distintos suministros y servicios, de las rentas generadas por el alquiler de los terrenos sobre los que se monta y de los puestos de trabajo y servicios permanentes necesarios para el mantenimiento y operación de la planta, el municipio verá también recompensada su apuesta y defensa del proyecto con la recaudación de impuestos vinculados a la obra que le serán de inestimable ayuda en la prestación de servicios públicos locales que le ayuden a retener a la población y a revertir el proceso de despoblación de la España rural (España vaciada).

Y estoy muy contento por esto y por otras muchas cosas, porque tras recorrer medio mundo haciendo parques solares, por fin podemos hacer este trabajo tan gratificante para nuestro propio país, donde nos sobra sol y nos falta recurso energético, porque con nuestro trabajo y con la apuesta de todos los que nos apoyan, dejamos un mundo mejor para nuestros hijos y para todos nosotros y, lo más importante de todo, porque en breve, estaremos haciendo lo mismo para que, en La Rioja, seamos capaces de generar el 50% de toda nuestra energía con el mismo Sol que madura las uvas que nos han hecho universales.

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