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Andy Rodríguez: ladrón de guante blanco

Llamándote José Andrés tienes pocas posibilidades de ser futbolista profesional. Si te apellidas Rodríguez, el asunto se complica sobremanera. José Andrés Rodríguez Gaitán bien pudiera ser árbitro del colegio castellano manchego. Hasta ahí debería haber llegado la apuesta de José Andrés Rodríguez Gaitán por el fútbol.

José Andrés Rodríguez Gaitán encima es de Almuñécar. Que no te engañen: en la Costa Tropical, a pesar de su nombre, el agua del Mediterráneo está helada. Sigue siendo una balsa, pero no sé qué tipo de corrientes se dan por ahí para que el Mediterráneo se comporte como el Atlántico norte. En Almuñécar, además de vivir muy bien, seguro, se puede vivir del turismo, por motivos evidentes, y también de la agricultura, al ser todo aquello un vergel por las aguas de Sierra Nevada y disfrutar de una temperatura agradable que garantiza un ambiente subtropical prácticamente todo el año. Mangos, chirimoyas, litchis y los famosos aguacates para que los de Instagram puedan desayunar cada día su rebanada de pan con aguacate y salmón.

En Almuñécar puede pasar como en alguna localidad de La Rioja: los chavales encuentran pronto trabajo, ganan rápido un salario, y tienen dinero de sobra para su A3 y salir de fiesta durante todo el fin de semana sin necesidad de pedir más dinero a los padres. Con veinte años es un plan de vida perfecto, por lo que el fútbol queda relegado a ir a entrenar entre semana para estar en forma… Poco más esperan de este deporte.

FOTO: Eduardo del Campo.

Por eso, con ese nombre y tantas posibilidades para haber tenido una juventud divertida, hay que ser realmente bueno para que el fútbol te acabe marcando una dirección. José Andrés Rodríguez Gaitán se marchó a Madrid porque era tan bueno jugando a fútbol que en la Ciudad Deportiva del Madrid le dieron la formación adecuada para que se le conociera a partir de entonces como Andy.

Andy Rodríguez es la firma deportiva de un futbolista fino, elegante, sofisticado… como hecho de seda. En medio de la pelea de cada partido, ya sea en Fadura, en Merkatondoa, en La Planilla… ya sea en El Molinón, en el Gran Canaria, en Las Gaunas o por supuesto en La Rosaleda, Andy seduce a los amantes de este deporte por su impronta. Su huella permanecerá por tiempo en este club de material blando por su corta trayectoria. Pocos jugadores han pasado por este nuevo Logroñés con más fútbol en sus venas que Andy Rodríguez.

Sin finta ni regate, sin velocidad ni potencia… Andy suda fútbol por sus poros. Porque a este deporte hay quien juega, y hay quien también lo juega y lo piensa. Y Andy lo piensa y lo juega al mismo tiempo. Y lo hace con un estilo propio. El fútbol transita hacia la velocidad, hacia la fuerza, va a la presión alta, al robo rápido tras pérdida, a chocar fuerte y tocar lo más rápido posible para que en un espacio muy reducido decida la calidad millonaria de los mejores.

Andy hace todo esto, pero además le da un respiro a este deporte. Juega con la cabeza, aunque lo haga con sus pies. Acaricia al fútbol cuando el resto lo trata a golpes. Es un ‘todocampista’ que recupera al borde de su propio área, juega en corto o en largo en la zona ancha y aún tiene tiempo para llegar y sorprender en zona de remate, ya sea en la frontal o por sorpresa en el segundo palo para marcar y marcar y volver a marcar. Segundo máximo goleador del equipo en Segunda B la temporada pasada, ya es el máximo artillero del conjunto riojano en LaLiga Smartbank. Su transición hacia el fútbol profesional es más natural que la del resto. No depende de su físico para marcar las diferencias. Los jugadores que piensan este deporte lo demuestran en todas y cada una de las categorías si el resto del bloque le acompaña.

Andy es el elixir del movimiento constante. Como no es el más fuerte, no es el más potente, no es el más rápido… se mueve con sigilo hasta situarse siempre en la zona donde se decide este deporte. Andy ocupa el espacio vacío. Lo hace en las jugadas de estrategia, donde todo son agarrones, empujones, marcajes al espacio y al hombre, donde todo son bloqueos o pantallas… Andy se presenta donde va la pelota para ser determinante para su equipo a balón parado. Pero el espacio vacío también surge en el área pequeña, cuando el equipo, en transición ofensiva, sorprende al rival. Andy estará donde acabará la pelota para empujarla a la red. Lo hizo la temporada pasada, y de nuevo está demostrando que puede hacerlo en Segunda, como contra el Almería a pesar de que el gol fue finalmente anulado por mano de Leo Ruiz.

Y en este movimiento constante, de acompañamiento casi enfermizo a sus extremos que conducen a pierna cambiada y a toda velocidad, Andy, sin un sprint detectable, se mueve tan rápido como los más rápidos para esperar en el sitio, en el espacio vacío, el pase raso en horizontal al borde del área para el disparo definitivo. El gol de la victoria contra el Almería es el mismo que el tanto del triunfo contra el Arenas en Fadura. Siddiki asiste raso a la frontal y con su zurda telescópica Andy las pone siempre rasitas a la cepa del poste de los porteros.

Andy no remata con el corazón, que es cuando se produce el error; lo hace con la sofisticación inteligente del mejor ladrón de guante blanco. Te ha hecho un gol y no te has enterado hasta que vuelves a casa y busca tu reloj. Andy es indetectable porque ninguna defensa le observa como una amenaza real. “José Andrés Rodríguez no puede ser tan peligroso”. A pesar de que sus cifras manifiestan su letalidad.

Sabemos, con la ayuda de @UDLOGstats, que Andy ha marcado 17 goles con el Logroñés. Siete de ellos han sido de penalti. El mejor revolver del condado. De los otros diez: dos a la salida de una falta (los dos a dos toques, el de Tudela el año pasado y uno en Mareo ante el Sporting B. Estos dos goles con su pierna menos buena, la derecha. Otros tres goles con el Logroñés los ha marcado a la salida de un córner: en Las Pistas ante Unionistas en el primer palo, ante el Marino de Luanco en Copa del Rey, y ante el Leioa. Los tres de cabeza, los tres, claro, al primer toque. Y los otros cinco han llegado en jugada de combinación del equipo. Los cinco con la zurda y siempre al primer toque: en casa del Vitoria hace dos temporadas, contra el Tudelano en casa, en Lezama el 3-1, aquel Fadura ante el Arenas, y el último, al Almería el sábado pasado. Los siete de penalti, los tres de cabeza y los cinco… es decir, Andy, de los 17 goles marcados hasta el momento, en solo dos requirió de un segundo toque. Andy es movimiento, es precisión, es elegancia y determinación.

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