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Vía Romana del Iregua: ecos de la trashumancia entre Logroño y Piqueras

*Artículo realizado en colaboración con La Rioja Turismo

Como dictan las coplas populares, La Rioja siempre ha sido un cruce de caminos. Castellanos, navarros, árabes, visigodos, romanos… muchos pueblos pasaron o se asentaron por esta tierra a lo largo de los siglos. Roma dejó su innegable impronta en la región, con ciudades como Vareia (Varea), Calagurris (Calahorra) o Tritium (Tricio). Una de estas numerosas huellas es la Vía Romana del Iregua, un camino natural que rememora el recorrido de la antigua calzada romana (Vareia – Numancia), a través de 80 kilómetros de recorrido entre Logroño y el puerto de Piqueras, frontera ya con la provincia de Soria.

El camino arranca en el Parque del Iregua, situado en el extrarradio de la capital riojana. A través de un desnivel suave, sigue el curso del homónimo río entre Lardero y Villamediana de Iregua, llega a Alberite, gana altura entre huertas y acequias hacia Albelda de Iregua, alcanza Nalda y da la bienvenida a la Sierra de Cameros en su trayecto hacia Viguera. La ruta se empina y se hace exigente a través de un camino rocoso. A casi 700 metros de altura, la localidad encierra una buena demostración de arquitectura tradicional y buenas vistas del valle. Concluye así la primera etapa, bastante extensa (20,8 km) e introductoria.

A partir de aquí, el camino se introduce en zona de montaña. En Viguera, no te puedes perder el ‘Mirador del Peñueco’, con vistas a todo el valle. La segunda etapa, hacia Torrecilla en Cameros (13,6 km), comienza por todo lo alto. Subida brusca desde Viguera hacia el Collado del Castillo y después, un recorrido más plano hacia la capital de la comarca. Una localidad plagada de palacios señoriales y diversos monumentos que dan fe del pasado glorioso de la localidad. A partir de aquí, comienza lo bueno y el trazado se eleva hacia Ortigosa de Cameros, ya por encima de los 1.000 metros de altitud, previo paso por el famoso pantano del Rasillo.

Para llegar a Ortigosa, existen varias alternativas (Pradillo/Villanueva). Lo que no te puedes perder son sus cuevas, únicas en toda La Rioja. A partir de aquí, el camino afronta dos etapas de ‘transición’, Ortigosa – Villoslada (10,2 km) y Villoslada – Lumbreras (6,5 km). En una zona donde la trashumancia ha sido siempre la actividad económica central y cerca de la N-111, el camino se aproxima a las estribaciones del puerto de Piqueras. Un lugar interesante para visitar es la Laguna de la Nava, una zona húmeda de montaña que durante la época estival suele secarse.

De Lumbreras, uno de los lugares habitados más altos de la Comunidad, parte la última etapa. Casi 11 kilómetros y una parte final muy pronunciada. Tras llegar a San Andrés y su ‘Museo Etnográfico’, con la memoria de la aldea de Pajares. La Venta de Piqueras es nuestra última oportunidad para tomar un respiro, antes de la subida final hacia el puerto (1.710 metros), a través de la cañada. Una vez arriba, las espectaculares vistas bien recompensarán el esfuerzo realizado. Y es que en la vida lo importante no es llegar a la cima, sino disfrutar del camino.

La Rioja, un sendero infinito

La región también es un paraíso para los amantes del senderismo. Más allá de las grandes rutas como el GR del Río Ebro y el Camino de Santiago, el Sistema Ibérico es un lugar casi infinito. Los senderos de Gran Recorrido permiten atravesar todas las montañas de la región, desde Cervera del Río Alhama a Ezcaray.

Tampoco te puedes perder lugares tan espectaculares como estos: las Neveras de Moncalvillo, el Chorrón de Viguera, las cascadas de Puente Ra, Ribavellosa, la zona de los Picos de Urbión, el Valle del Cárdenas, el Toloño… Seguro que muchos lugares quedan fuera, porque la lista es interminable.

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