Firmas

‘Colega, ¿dónde está mi alcalde?’

Llevábamos toda la vida asociando el nombre de Pablo Hermoso de Mendoza a un rejoneador y en octubre de 2018 la cosa cambió. Un nuevo Pablo Hermoso de Mendoza surgió de la nada. Afiliado al PSOE en 2015, dio un paso al frente, anunció su candidatura a las primarias socialistas y apenas medio año más tarde se hizo con el bastón de mando de la capital riojana. “Pueden los que creen que pueden”, dijo el día en el que hacía su presentación oficial. Y vaya que si pudo.

El mensaje y el relato de Hermoso de Mendoza calaron en la sociedad riojana desde el principio. Crear. Crecer. Cuidar. La ciudad verde. La ciudad bella. El alcalde filósofo. La literatura y la cultura al poder en el Ayuntamiento de Logroño. Consiguió crear un relato como pocos políticos en la región han hecho desde que al menos un servidor tiene uso de razón. Y entonces llegó la hora de gobernar. Gestionar. El alcalde decidió alejarse de los focos y dirigir la ciudad desde el despacho. Y entonces llegaron algunos ‘problemillas’ como la “no quema de la cuba”, inexplicable desde el 99,9 por ciento de los puntos de vista conocidos hasta la fecha.

“Colega, ¿dónde está mi alcalde?”. Desde hace semanas, incluso meses, los logroñeses no paran de preguntarse dónde está el primer edil. Recuerda a esa comedia adolescente (‘Colega, ¿dónde está mi coche?’) en la que dos amigos, tras una noche de juerga, no recuerdan dónde han dejado su coche y todo parece fuera de lugar. A partir de ahí, comienzan una serie de hilarantes situaciones para reconstruir qué han hecho en las últimas 24 horas y dar con el paradero de su carro. Hermoso de Mendoza es uno de esos jóvenes. El otro, su política de comunicación.

Si el alcalde hubiera puesto el mismo empeño en acercarse a la ciudadanía que en transformar las calles con pintura, vallas y bolardos, al menos habría escuchado las inquietudes de los logroñeses de primera mano. Valgan los ejemplos de José Luis Martínez Almeida (Madrid) o Javier García (Arnedo) para ver cómo los ciudadanos quieren ver a sus dirigentes junto a ellos. Más aún en estos recientes tiempos que hemos vivido y vivimos con el COVID-19. No hace falta que Hermoso de Mendoza emule a Abel Caballero (Vigo) sino que le basta con salir del despacho y estar en la calle. Le pongo un ejemplo chorra: me hubiera gustado ver a mi alcalde y al resto de concejales (oposición incluida) repartiendo mascarillas a sus vecinos y charlando un rato con ellos.

Así podría haberse enterado también de que no es posible andar ‘toreando’, como hizo el portavoz Kilian Cruz durante varios días a finales de abril, con fiestas “sí” o fiestas “no” de San Bernabé. Ya podíamos intuir todos que poco o nada se iba a poder hacer cuando ya habían cancelado las fiestas de Pamplona, Bilbao, Burgos, Vitoria, Soria… pero para eso hay que salir del despacho y palpar el sentimiento de la ciudad. Y cuando a la ciudadanía le explicas las cosas, generalmente las entiende. ¿Son necesarias las actuaciones realizadas en las calles? Seguramente, sí. ¿Se puede llenar Logroño de colores de un día para otro sin acercarse a hablar con los vecinos de la zona? Seguramente, no.

Y así, con todo. Como un ‘amago’ de intentar llevarse la exaltación de chuletillas de San Mateo a un parque o un barrio en vez de ampliar una fiesta que cada año congrega a más personas. Otro ejemplo chorra: me gustaría que Logroño intentara batir el Récord Guinness de gente asando chuletillas en el centro de la ciudad o preparando sus calderetas. “Pueden los que creen que pueden”, dijo el día en el que hacía su presentación oficial. Y yo le tomé la palabra para siempre.

Hablemos de fútbol

Aunque es de sobra conocido que el deporte favorito del alcalde es el baloncesto y la literatura su pasión, damos por hecho que no es ajeno a la realidad. Por tanto, sabe que la UD Logroñés se prepara para vivir un día histórico el próximo 18 de julio. La Rioja podría volver al fútbol profesional después de veinte años de caminar por los infiernos de Tercera y Segunda B, pero las instituciones parecen todavía no haberse dado cuenta.

En todo este tiempo, ni un solo gesto del Ayuntamiento de Logroño hacia un equipo y una situación que podría revolucionar la ciudad para las próximas décadas. ¿Alguien cree que la ‘calle Laurel’ sería lo que es hoy en día sin el paso del CD Logroñés por Primera División? ¿Por qué a dos semanas de que se celebre un partido que habría llenado Las Gaunas de no ser por el COVID-19 no hemos escuchado a nuestros dirigentes nada referente al mismo?

Las únicas palabras oficiales, pese a cierto trabajo en la ‘sombra’ desde Logroño Deporte para realizar alguna especie de ‘fan zone’, han sido las pronunciadas por el portavoz Kilian Cruz en la radio. Balones fuera. ¿Cómo piensa apoyar el ayuntamiento al equipo? “Podemos buscar alguna fórmula, aunque ahora mismo se trata de animar al equipo”. En resumen, nada.

¿Qué le cuesta al consistorio colgar la bandera del equipo en el ayuntamiento y hacerse una foto con sus dirigentes? ¿Por qué no ha ido el alcalde a ver qué tal están esos valientes muchachos que se jugarán el ascenso sobre el césped de La Rosaleda? ¿Por qué todavía no ha habido una rueda de prensa en la que se anime a la ciudad a volcarse con este día? Un ejemplo. La alcaldesa de Cartagena ha dictado un bando de apoyo al F.C. Cartagena en la fase de ascenso en el que invita a los cartageneros a colocar las banderas del equipo en los balcones. Y nada más.

Este domingo, en un pequeño alarde de ilusión ciudadana, algunas personas han colgado varias pancartas por la ciudad como muestra de apoyo al equipo. Con arreglo a la legislación vigente, han sido retiradas sin demora y sin apenas explicación. ¿No puede el ayuntamiento intentar ilusionar a su ciudad con algo histórico después de varias semanas de confinamiento? La ciudad necesita alegrías. Y más, en estos momentos. No hace falta que sea pan y circo. El opio del pueblo y tal, señor Hermoso, sólo que sepamos que usted nos apoya en este viaje. Y, por el momento, sólo tenemos una pregunta: “Colega, ¿dónde está mi alcalde?”.

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