Firmas

En la penumbra de Marqués de San Nicolás, “pueden los que creen que pueden”

Todo el día con las prisas. De aquí para allá. Corriendo para llegar a tiempo. Tomando el café sin dejar que se enfríe. Saludando sin pararse ni con la familia porque “te dejo que voy tarde”. Un agobio. En ese ritmo frenético en el que hemos instalado nuestras vidas, quería este miércoles Pablo Hermoso de Mendoza hacer una pausa para darse a conocer como precandidato a las primarias del PSOE en Logroño. La Sociedad Gastronómica Marqués de San Nicolás fue el lugar escogido y las ocho de la tarde la hora fijada. Cronistas de la política riojana, the place to be.

Volvamos a las prisas. Son las 19,52 horas. En marcha. Las niñas que no llegan a casa de los abuelos y una noticia a la vuelta de la esquina. “Me han dicho que ha habido un atropello en la Gran Vía”. Me paso antes de ir a eso. “A eso” como concepto. Un chico de once años es atendido en pleno centro de Logroño y el reloj corre. Las manecillas giran. “¿Qué ha pasado?”. Alrededor de un centenar de personas (no, no exagero) se arremolina en el paso de cebra. “Ya sabes, el morbo”. Más prisas.

La tarde va de cosas imprevistas, como las propias primarias del PSOE en Logroño. Donde caben dos, caben tres; aunque tres sean multitud; como tres eran las hijas de Elena y ninguna era buena; y tres eran las carabelas de Cristobal Colón para llegar a América. Beatriz Arráiz, Pablo Hermoso de Mendoza y un invitado inesperado: José Antonio Martínez. Hemos venido a jugar. Todo sea por el espectáculo.

Recogida la información del atropello y caminando con todos los músculos de las piernas tensos para intentar ir más rápido, el reloj del Paseo del Espolón suena ocho veces. En el móvil, las 20,10 horas. Algo no va bien. Un viaje en el tiempo de paseo por Logroño. En la calle Marqués de San Nicolás, todo está en penumbra. La oscuridad de la política. “Hola, buenas”, le digo a la recepcionista del Hotel Calle Mayor, donde me acordaba que el secretario general del PSOE, Francisco Ocón, presentó su candidatura para coliderar a los socialistas riojanos. Me devuelve el saludo gentilmente y pienso que se ríe del plumilla. Entro como Pedro por su casa y todo está vacío. Apagado. En un silencio ensordecedor.

“¿Aquí no había un acto del PSOE?”. Niega con la cabeza. Flipa. Avergonzado, vuelvo a la penumbra de Marqués de San Nicolás. “¡Ayuda!”. ¿Dónde era? Caminando hacia el Hospital de La Rioja, a la altura de la plaza Santa Ana, dos hombres vigilan las esquinas de la zona como si Logroño fuera el Baltimore de ‘The Wire’ o el Secondigliano de ‘Gomorra’. Vuelvo a retroceder. Van dos veces. Una tercera cerraría el círculo con las primarias del PSOE. Tarde de sorpresas. A este paso, termino yo como precandidato del PSOE en Logroño. O Conrado Escobar.

La única persona que hay en la calle me resulta entonces conocida. Es Juan Marín, fotógrafo del diario La Rioja. Aleluya. Está solo encima de su moto. Arranca. “Esa primera puerta de cuadros”. Se va. Empujo entonces la puerta y no abre. Es la de al lado. ¿Lo consideramos otro retroceso? Podría ser. En el Logroño de Pablo Hermoso de Mendoza, “pueden los que creen que pueden”, según conseguí escuchar desde el pasillo. Alrededor de ochenta personas se han dado cita para escucharle. Congrega más gente un atropello que un precandidato.

Entre las caras conocidas: Concha Andreu, Francisco Ocón, Ana Santos, María Marrodán, Kilian Cruz, Toya, Raúl Díaz, Nuria del Río… “¿Candidato del aparato?”. Niegan la mayor. Un recién llegado al partido (2015) con una buena trayectoria profesional que ha decidido dar el paso porque cree en la política como “un arte noble para construir una ciudad mejor”. Palabras bonitas. “Me gustaría ser alcalde”, dice, poniéndose objetivos como convertir a Logroño en la Capital Verde de Europa en tres años.

Quién sabe. En política, todo es posible. Y más, en el PSOE. Agárrense, que vienen primarias.

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