Crisis del Coronavirus

La venta y reparación de bicicletas se desborda: “No damos abasto”

Mayo es un mes puntero en los negocios de venta y reparación de bicicletas a las puertas del verano. Si a eso se le suma que la sociedad lleva confinada en sus casas casi dos meses, el resultado es un boom para el sector. Todavía es precipitado dar cifras concretas porque los comercios aún no han cumplido un mes desde su reapertura, pero todos coinciden en un “éxito rotundo”.

Una histórica de Logroño es Bicicletas José Mari, con 53 años de experiencia en el mundo del ciclo. Su propietario, Guillermo Gutiérrez, recalca que el mayor repunte se ha notado en las bicis de iniciación. “Las ansias de movimiento y aire fresco, unidas al aburrimiento acumulado, han despertado el interés por este vehículo, aunque los clientes mayoritarios siguen siendo los que ya tenían costumbre por la bici y ahora quieren ponerla a punto para salir a pedalear”.

“La facturación ha podido crecer en un veinte por ciento respecto al mismo periodo del año anterior. El volumen de bicicletas a las que damos salida casi se ha triplicado. Al día podemos llegar a vender una veintena, pero en el taller ya es imposible llevar la cuenta. No damos abasto. Ha habido algún día en el que la fila de espera que había fuera daba la vuelta a la esquina. Desde el primer día no hemos dejado de atender sin parar”, destaca el gerente de Ciclo Sport, Fernando Rica.

En pocas palabras. Es uno de los negocios que ha salido beneficiado de esta crisis. “Ya en la de 2008 se apreció y ahora se ve más favorecido por ser una alternativa al deporte indoor, como puede ser el que se practica en los gimnasios y que ahora no interesa tanto. Además de ser de poco contacto, esta actividad va en línea con las medidas de reducción de los niveles de contaminación en las ciudades que ahora las administraciones están defendiendo tanto”, resalta el propietario de Bicicletas José Mari.

Esta nueva modalidad de movilidad urbana irrumpe con fuerza, “aunque en Logroño todavía falta costumbre porque por el momento solo se usa para pasear a pesar de que hay abundantes carriles bici”, señala el dueño de la histórica tienda de bicicletas. Sin embargo, los logroñeses han salido con fuerza y ganas de darla a los pedales. “Vienen y quieren comprar una bici en el momento o traen la suya para arreglar. La quieren lista cuanto antes”, asegura Rica.

Guillermo Gutiérrez, de Bicicletas José Mari. 

Tal vez lo que deja “un poco con las orejas en punta” al sector es la capacidad económica de las familias que se va a ver resentida tras esta crisis. “Este no es un deporte de bajo coste, porque la gama más baja con la que trabajamos ronda los quinientos o los mil euros, llegando incluso a vender bicicletas de 15.000”, señala Gutiérrez. Por su parte, desde Ciclo Sport aprecian una tendencia por un producto de gama más baja que ronda los 1.000 euros y los 2.000 en el caso de las eléctricas, cuando antes la gente se dejaba en estas una media de 5.000.

“Falta stock”

La tendencia que ha vuelto a situar a este deporte en la vía de escape de la cuarentena se ha extendido a nivel mundial, pero con las grandes industrias de fabricación chinas y estadounidenses paralizadas. Las tiendas ya sufren la falta de existencias. “Hay rotura de stock porque los países del norte de Europa han abierto antes y han tirado de las existencias que había. Nos hemos quedado sin bicis. Ahora la maquinaria de industria se ha vuelto a poner en marcha, así que creemos que para finales de junio se podrán recuperar los suministros”, apunta Gutiérrez.

Fernando Rica, de Ciclo Sport.

En el caso de Ciclo Sport, la mayor parte de sus bicicletas provienen de Vitoria, así que tampoco les ha afectado el cierre de fronteras en gran medida a pesar de que muchas de las piezas son “made in China”. No obstante, la falta de stock también es apreciable en su negocio, sobre todo en esas bicicletas de gama baja, las más demandadas actualmente. Rica lamenta no haberse provisto de más género ante el cierre del mercado chino y antes de que la epidemia llegase a España: “Pensábamos que esto iba a durar poco y ya llevamos tres meses”.

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