Crisis del Coronavirus

Sanitarios en la primera línea del COVID-19: “También tenemos miedo”


La gravedad de la epidemia y la escasez de recursos sanitarios se palpó cuando, a causa de la expansión del coronavirus, las administraciones sanitarias se vieron en la necesidad de contactar con antiguos médicos ya jubilados que ejercieran como voluntarios, y también de contratar a jóvenes enfermeros graduados recientemente. Toda ayuda es poca en situaciones adversas.

Gracias a la bolsa de empleo del Servicio Riojano de Salud (SERIS) las personas en lista que no estaban trabajando han sido reclamadas por las administraciones sanitarias para desempeñar una labor de refuerzo en el Hospital San Pedro. Aunque lo más sorprendente es que esas reclamaciones han llegado hasta la ‘lista cero’, la que componen los recién graduados carentes de puntos. Una lista que “probablemente se haya agotado ya”, estima Lucía Ibáñez, una de las jóvenes inscritas en ella y solicitada para trabajar en Urgencias.

“Empecé a trabajar el pasado 10 de marzo con un contrato de una semana, pero ya me han comunicado que me lo van a ampliar hasta el 30 de septiembre, ya que alargaré con los de verano. Aquí hace falta mucha gente y esto del coronavirus ha pillado un poco por sorpresa en lo que a recursos se refiere”, apunta, recordando que en estas situaciones “lo primero es la prevención y trabajar con las ideas claras porque también supone un ejercicio de aprendizaje psicológico”.

Aunque su trabajo en consultas la mantiene alejada de los pacientes positivos por coronavirus, incide en la falta de abastecimiento en Urgencias: “Es la puerta de entrada, donde llegan los positivos, los posibles positivos y los que no lo son pero que aun así hay que atender por otras enfermedades. Es donde más estrés y caos hay, pero no está tan bien organizado ni con tantos recursos como en planta”. Asimismo, apunta a la insuficiencia de equipos de protección individual (EPI): “En lugar de cambiarse el traje por cada paciente atendido, se ponen una bata desechable encima”.

“Nuestras ganas de trabajar no escasean”

En el caso de otra de las enfermeras graduadas en la misma promoción y que durante cuatro días ha prestado servicio en la planta de Infecciosos, A. S., su contacto con “los positivos” es directo. “Con poco o mucho material no queda otra que seguir atendiendo a los pacientes. Lo que no escasea son nuestras ganas de trabajar”, afirma tajante, agradeciendo también la atención y apoyo que reciben por parte de las enfermeras más expertas ya que “el sentimiento de cooperación entre el personal sanitario es enorme”.

Ambas enfermeras coinciden en que es un continuo aprendizaje, “sobre la marcha, porque las supervisoras tampoco tiene demasiado tiempo de explicar las cosas”, así que también echan mano de las más veteranas. “Los primeros días sí que fueron algo más de locura porque estábamos muchas nuevas y había dos pacientes por habitación, pero poco a poco nos vamos organizando mejor y con más coordinación”, indica la enfermera de Infecciosos. En su caso, desde el personal de riesgos laborales y psicológico se interesan constantemente por su estado sanitario, obligándoles a tomarse la temperatura dos veces al día.

“Más allá del estrés que genera esta saturación de trabajo, la carga mental en todo el personal es enorme”, apunta Ibáñez mientras que su compañera añade: “Aunque llevemos bata, sentimos el mismo miedo a infectarnos o contagiar a nuestras familias”. Pero nada les frena e, incluso, trabajan con más fuerza al sentirse respaldadas por el resto de la sociedad: “Antes de entrar a trabajar pienso en los aplausos que nos dirigen tantas personas y los ánimos aumentan, la gente está realmente concienciada”.

Subir