Crisis del Coronavirus

Día 2. El gran reto, una oportunidad perdida

Diario de un profe ‘en cuarentena’

«El valiente tiene miedo del contrario; el cobarde tiene miedo de su propio temor» Francisco de Quevedo

Jueves 12, 08:05. Enciendo el ordenador, consulto el correo y, en ese mismo momento, me entra un mensaje de Dani: “¿A qué hora empieza? Estamos ya”. No me lo puedo creer. Más de la mitad de mis alumnos están ya conectados para iniciar la videoconferencia, emocionados -y en pijama- de poder recibir clase a distancia.

El día anterior les facilitamos todas las instrucciones a través de Racima: aula virtual a través de Google Classroom, cuadrante horario con salas de chat en directo, videoconferencias para determinadas asignaturas… apuntes 2.0, deberes, ¡todo dispuesto!

A esa hora de la mañana, yo y mis compañeros de claustro veíamos la crisis como una gran oportunidad. Teníamos ante nosotros el precioso reto de impartir clase de otra forma. De renovarnos, de innovar, de poner en práctica lo aprendido, de inventar un nuevo camino… Contábamos con ganas e ilusión a raudales; en nuestras manos, todos los medios necesarios; al otro lado de la pantalla, estaban ellos, nuestros mejores cómplices y aliados. Esto enganchaba.

Mas todo se vino abajo cuando a media mañana llegó el pusilánime comunicado del Consejero de Educación: las actividades docentes “no supondrán en ningún caso avance en las materias”. A la falta de la más mínima educación y cortesía, así como de información de las dos primeras jornadas, se sumaba una nueva falta de valentía, decisión y acierto.

Decepción. Suena la sirena. Mochila llena de exámenes pendientes de corregir para casa. Mañana -si nos dejan volver- será otro día.

Días anteriores

– Día 0: el virus de Whatsapp lo infectó todo.

– Día 1: enclaustrados en la duda.

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