Crisis del Coronavirus

Día 1. Enclaustrados en la duda

Diario de un profe “en cuarentena”

“Sólo sé que no sé nada”, Sócrates

Miércoles 11 de marzo, 07:55: cerrojo, cerrado. Me topo con él sin darme cuenta, por seguir la rutina, por entrar por donde siempre, por la entrada de los alumnos. Y me impresiona.

Llego en bici con la fotografía en la mente de las aulas vacías y, de repente, la férrea imagen del candado me golpea. El sonido del eco en la solitaria galería me sacude por segunda vez. Me dispongo a entrar en el aulario cuando, afortunadamente, el Jefe de Estudios me impide el paso y me cita al claustro.

Comenzamos la mañana enclaustrados. Encerrados. Y es que eso significa claustro, ‘cerrojo, cerrado’. Todo el cuerpo de profesores nos juntamos para intentar aclarar la situación. Craso error, quizás el reunirnos no sea la mejor de las ideas en estas circunstancias.

“Solo sé que no sé nada”, parece decir nuestro director. Un escueto comunicado de Educación no hace más que plantear preguntas entre los trabajadores: ¿conciliación laboral? ¿Horario también de tarde? ¿Avanzar materia? ¿15 días?

Pruebo con el método socrático a resolver mis propias interrogaciones. Escribo a las familias, mando apuntes a mis alumnos, les indico la tarea, probamos entre compañeros videoconferencia para emitir clases… Lo intento otra vez con la mayéutica…

A las 14.00, tras un segundo claustro desisto. Y marcho para casa encerrado en mis dudas.

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