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De bodega en bodega y tiro porque me toca

… y tiro porque me toca

*Artículo realizado en colaboración con La Rioja Turismo

España es el primer país del mundo en cuanto a superficie de viñedo para vinificación, situándose inmediatamente por detrás Francia e Italia. Con setenta denominaciones de origen diferentes, prácticamente en cualquier lugar de España se puede disfrutar del turismo enológico. Sin embargo, Rioja es la denominación de origen con mayor cuota de mercado.

En nuestra comunidad, en los últimos años, encontramos un desarrollo inmenso de infraestructuras relacionadas con el vino, lo que hace que el turismo enológico esté de moda en La Rioja, haciéndolo diferente y único.

Un turismo que incluye un diverso abanico de experiencias, desde la tradicional visita a una bodega, donde se enseña al enoturista la forma de elaboración del vino y se ofrece una degustación, hasta experiencias más complejas que pueden ir desde los tradicionales maridajes hasta hoteles de ensueño situados en mitad de los viñedos.

Edificios de piedra, antiguos molinos, bodegas en forma de crucero, calados de tierra, bodegas subterráneas o dentro de un recinto amurallado. La Rioja ofrece un turismo tan diverso que siempre, siempre, ofrece algo nuevo que ver. Son casi cien bodegas las que ofrecen una visita turística por todos sus viñedos e instalaciones.

Bodegas Conde de Los Andes

En el barrio de bodegas de Ollauri, tres edificios antiguos y una espectacular trama de calados subterráneos conforman lo que hoy conocemos como Bodegas Ollauri-Conde de los Andes.

Perteneciente a Muriel Wines, que agrupa seis bodegas diferentes –cuatro de ellas en la DOCa Rioja–, esta compañía asume el legado de la antigua casa Paternina y de la marca histórica Conde de los Andes, uno de los grandes nombres de la elaboración y la cultura del vino de Rioja.

Desde hace seis años, la familia Murua es la propietaria de este paraíso del vino compuesto por un kilómetro y medio de calados antiguos, más concretamente de hace cinco siglos. Construcciones hechas por canteros gallegos que albergan 450.000 botellas de vino desde 1982.

Según Cristina Hernando, responsable de enoturismo de Conde De Los Andes, “nosotros lo que hemos intentado es recuperar calados que estaban hundidos, recuperar la zona de elaboración y la sala de barricas y después de setenta años hemos podido volver a hacer vino”.

Esta bodega cuenta con poca cantidad de producción (80.000 botellas, 22 hectáreas en la zona de Briñas y 4.000 kilos por hectárea), pero es un viñedo viejo que les permite “soñar con vinos maravillosos”: “Nosotros hemos decidido primar la calidad antes que la cantidad”.

En los últimos años, Conde De Los Andes ha conseguido varios importantes galardones dentro del mundo del enoturismo, entre los que se encuentra el ‘Best Of Wine Tourism’, donde se premia, entre otras cosas, la sostenibilidad en la gestión respetuosa con el entorno y con el patrimonio.

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