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Freijo: “La gente se protege como hace 30 años, pero ya no se asalta así”

Vaya por delante que podríamos considerar los robos como algo ‘inevitable’ si los ladrones se ponen muy burros porque no hay una casa cien por cien segura. Partiendo de esa premisa, lo que sí podemos hacer para protegernos es aumentarles el tiempo que tendrían que emplear para cometerlos y obligarles a hacer más ruido y a asumir más riesgos. En esta situación, estaríamos disuadiendo a los ‘amigos de lo ajeno’ de cometer sus fechorías porque acabarían siendo llevados al calabozo.

Más tiempo para robar, más tiempo para que la Policía o la Guardia Civil lleguen al lugar del suceso. “Que les cueste veinte minutos en vez de uno”. Así de fácil lo explica Luis Freijo, propietario del establecimiento de cerrajería que se encuentra frente a la estación de autobuses de Logroño.

En España, la mayoría de robos se dan en los bloques de viviendas porque es donde vive la mayoría de la población. “El problema está en la puerta. Pocas veces hay accesos por ventanas y terrazas”, comenta, al tiempo que lanza una simple reflexión: “Reforzar la seguridad de la puerta es reforzar la seguridad de la vivienda. En el portal y el garaje no se puede porque la gente es muy descuidada”. “La gente se protege como hace treinta años y ya no se saltan las casas así”, destaca Freijo, por lo que se debe prestar atención a varios elementos.

“Quieren rapidez y bajo riesgo”

– El primero de ellos, la llave de la casa. Si los ‘cacos’ la tienen o pueden hacer una copia, estás perdido. Y si no, recuerda el caso de los okupas en la calle Saturnino Ulargui. La solución para este problema es fácil: controlar la llave (no prestarla, no exponerla en lugares públicos…) y que esta no se pueda copiar sin autorización o notificación al propietario.

– En cuanto a los ataques de habilidad al cilindro o a elementos de cierre como el ‘bumping’ (el más utilizado), el uso de ganzúas o las llaves mágicas, Luis Freijo recomienda instalar cilindros de alta seguridad con sistemas de protección específicos, así como escudos por delante de la cerradura de alta resistencia e incluso con sensores electrónicos. La decisión ya depende del dinero. “Si ven algo difícil, se van a otro lado porque lo que quieren es rapidez y bajo riesgo”, añade.

– Por último, los ataques a la estructura. Luis Freijo indica que es el ataque con más daños visibles porque puede romper la puerta, el marco, los puntos de anclaje. En este caso, la recomendación consiste en la “detección anticipada” y la segunda cerradura si no se quiere realizar una inversión mayor con un cambio de puerta, que sería la solución final. Resistencia, detección y control.

“El principal objetivo es que no entren en la casa. A veces, más que echar en falta los objetos robados, las personas se sienten mal por la situación vivida o la inseguridad”, afirma Freijo, quien pone el acento en que “para todo hay una solución”, pero que se debe analizar cada situación de forma personalizada.

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