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Partido homeopático

Prometen los del barrio de Haro que llevaban quince días instalados en el verano eterno; que el buen tiempo estaba marcando sus vidas; que ya se habían acostumbrado en el botxo a ir en bermudas; que no sabían ni dónde tenían guardado el paraguas. Hasta que este sábado por la tarde, a eso de las 16.30 horas ha entrado el otoño con toda su crudeza. Lo ha hecho como Dios manda en el Cantábrico. Con viento racheado, con los aviones sufriendo para aterrizar en el cercano aeropuerto vasco, y con una lluvia casi horizontal que complicaba abrir los ojos para ver dónde estaba el balón en ese momento, agitado por un viento que ha molestado, y mucho, a los locales en el primer tiempo; y a los visitantes, también mucho, en el segundo.

Y con viento y por el viento suelen salir auténticos pestiños de partidos, con equipos y futbolistas empeñados en perseguir la pelota por el cielo, girando de un lado al otro como pollos sin cabezas porque no hay quien la ponga en el piso. Y por momentos así ha sido, rojiblancos descabezados ante la frustración del viento en contra. Y los riojanos, recuperando rápido en zona de peligro para seguir agitando la defensa contraria. Y tanto ha sido el estrés generado que los locales han cedido cinco ocasiones claras a los visitantes, que se han estrellado ante su propio infortunio: dos ha fallado Víctor López, dos ha fallado Marcos André; y una al palo ha estrellado Andy para poner punto y final a una primera parte en la que los riojanos han merecido haberse ido por delante en el marcador.

Y claro, desde cadetes, cualquier jugador sabe que cuando se juega a favor de viento la obligación es irse al descanso por delante. El empate es considerado bajo estas condiciones un castigo. Por delante restaban, a priori, 45 minutos de sufrimiento contra el viento para al menos no encajar un nuevo tanto fuera de casa.

Pero al contrario de lo que pudiera pasar, la UD Logroñés, pese a que no ha jugado tan bien como en la primera parte, ha sabido manejarse con garantías en contra del viento. Parece que al equipo de Sergio Rodríguez, o al menos a los jugadores que están contando con la confianza del técnico, le está sentado a las mil maravillas eso de jugar cada acción al límite, sabedores de que oportunidad que pasa no vuelve, y que no está el equipo para caer en la desidia y el desamparo.

Han jugado la segunda parte al límite, y por eso ha llegado el penalti de Juan Iglesias en el minuto 61 para poner de nuevo el futuro del equipo en situación límite. Vicente al punto de penalti para hacer el gol local con el viento en contra. Y Miguel, pitado durante las últimas semanas, ha demostrado que los pitos están injustificados, que casi siempre aparece en las situaciones límites. Ha adivinado el palo, y ha mandado el balón fuera de la red para mantener a su equipo en el partido.

Ha tenido la pelota para el triunfo final Ander Vitoria. Lanzado por Marcos André por banda derecha, ha intentado recortar dos veces al central, un Vivian que no ha caído en la trampa y le ha sacado en el área pequeña la pelota al jugador vasco, que anteriormente había tenido la oportunidad de ganarse un mano a mano con el meta, pero estuvo tan lento como impreciso en su toma de decisiones.

Con tanto desacierto ofensivo, los riojanos han cerrado el partido con un empate sin goles, que puede entenderse como un resultado bueno ante la dimensión del rival en su propio campo; pero que no sirve de mucho teniendo en cuenta el déficit de puntos que mantiene aún el equipo en relación a sus objetivos: vamos, como la homeopatía.

Ficha técnica

Bilbao Athletic: Oleaga; Sillero, Vivian, Gorka Pérez, Rojo; Vencedor (San Bartolomé, min. 46), Nolaskoain; Larrazabal (Oteo, min. 85), Vicente, Muñoz (Salado, min. 65); y Villalibre.

UD Logroñés: Miguel; Juan Iglesias, Caneda, Bobadilla, Santos (Flaño, min. 12); Víctor López (Ander Vitoria, min. 79), Andy, Salvador, Rubén Martínez (Ñoño, min. 70); Olaetxea y Marcos André.

Goles: No ha habido.

Árbitro: José Alberto Perdeiro Puente (Colegio Cántabro). Ha amonestado a los locales Vencedor (min. 26), Sillero (min. 55) y San Bartolomé (min. 75) y a los visitantes Juan Iglesias (min. 33), Bobadilla (min. 36) y Flaño (min. 74).

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