Firmas

Días de vino, puño y rosas

El otro día (26 de mayo, por aquello de ser exactos) celebramos todos el cumpleaños de Jesús Ángel. Hasta un desfile con aviones, tanques y legionarios consiguió su mujer, además de la visita de los Reyes de España. Quién no va a querer cumplir años así. Como la fiesta era para el portavoz del PP en el Parlamento, entre el Ministerio de Defensa y el Ayuntamiento de Logroño se dejaron más de 800.000 euros con la broma. Que puede sonar a mucho dinero, pero si lo divides entre todos los españoles…

Con algo menos de presupuesto ha contado este sábado la fiesta del PSOE. “Si el otro día era mi fiesta, ¿hoy de quién es?”, ha preguntado esta mañana el ya citado Jesús Ángel. “Pues del PSOE, ¿no lo ves?”. Lo mejor de todo es que se la ha organizado el Gobierno de La Rioja (por si alguien acaba de aterrizar en este planeta: sustentado por el PP desde hace veintitrés años y por Ciudadanos desde hace tres). Lo han llamado Acto Institucional del Día de La Rioja, han ‘reservado’ el Monasterio de Yuso en San Millán de la Cogolla y le han dado a los socialistas vía libre para exhibir sonrisas y alegría.

La llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa ha hecho cambiar el rostro del PSOE y sus dirigentes. No había ni uno con cara larga. Momento de euforia y subidón. “Qué felices se os ve”. “¿Tanto se nos nota?”. Y a repartir cargos. En el ambiente del Claustro flotaba una sola pregunta: “¿quién va a ser el delegado o la delegada del Gobierno, compañeros y compañeras?”. Como sólo hay un puesto a repartir, el juego es aún más gracioso. Y me ha dado por practicar el periodismo de investigación.

Ana Santos, la mujer que es al PSOE riojano lo que ‘Sole (Amparo Baró)’ a ‘Siete vidas’. “¿Qué vida? ¿Vas a ser la próxima delegada del Gobierno? Es lo que se oye por ahí…”. Y Ana Santos resopla. Mira al cielo y piensa sin decirlo: “¿Qué he hecho yo para merecer esto?”. María Marrodán se ríe. Otra vez la misma pregunta. “No le dicen otra cosa desde hace dos días”. Descartada. Además, forma parte de la Mesa del Parlamento, es un cargo orgánico y… bueno, esas cosas políticas. No puede ser.

¿Nuria del Río? “Tiene que ser alguien con mala leche, así que podría ser”, dice otro dirigente del PSOE. Y más risas con el solecito que ha aparecido casi dos horas más tarde de que comenzara la fiesta socialista. Jijí jajá. Bromitas. Estado de felicidad instalado en Martínez Zaporta. Días de vino, puño y rosas. ¿María Victoria de Pablo? Silencio administrativo. Y quien calla… por el momento, las apuestas la dan como favorita.

Entre tanto, en pleno delirio socialista, la locura sanitaria. La consejera de Salud, María Martín, se servía vino blanco como excusa para forzar su cese. Vermú torero. Escoltada por el presidente Ceniceros (o viceversa), ronda de saludos por los pasillos de San Millán. Una foto por aquí, un abrazo por allá, un apretón de manos a la vuelta de la esquina, un golpecito en el hombro a la que pasas cerca de esa cara conocida, un guiño cuando el conocido está algo más lejos y un golpe de cuello-barbilla-nuca hacia atrás para despedirse. “¡Bueno!”. “¡Venga!”. La fiesta del PSOE sigue. La fiesta del PP, ya tal.

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