Firmas

Una histórica tarde cualquiera

Clic. Y todo salta por los aires. Adiós. Hasta aquí ha llegado la normalidad. “Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana”, cantaba el Último de la Fila. Si uno está atento, ve llegar esa “locura transitoria” que servía a Extremoduro para explicar que no sabía en qué parte de la historia había perdido el argumento primario. Es un momento. Un chispazo. Algo parecido a cuando Messi (Muneta en la UD Logroñés) recibe la pelota. Si el cuero está en sus pies, pasan cosas.

Un visto y no visto. Un pestañeo. Una simple moción sin trascendencia se convierte en un túnel psicodélico que te atrapa y te pega al asiento. Colores. Luces. Sonidos guturales irreconocibles. “La creación de un bono cultural para jóvenes logroñeses que cumplan 18 años para su uso en bienes culturales en Logroño”, propuso el portavoz del Partido Riojano, Rubén Antoñanzas, en el Pleno de este jueves en el Ayuntamiento de la capital riojana. Clic.

En dos millones de euros cifró Javier Merino (PP) la idea. “¡Ala!”, replicó el regionalista. “¡Pechuga!”, le contestó entre risas el popular, acusando a su rival político de no haber estudiado la propuesta y de no haber hecho los cálculos. La pobreza entraba por la puerta. El modo ironía se activaba en la voz merina: “Ya he bajado a pedir los dos millones al señor de los dineros del Ayuntamiento y me ha dicho que ya los está preparando, que cómo los queremos”.

Tan traumatizado estaba el portavoz del PP que hasta se lo había contado a sus padres: “Que dice el Partido Riojano que le demos dos millones para un bono cultural”. “Pues genial, otra vez que no lo vamos a votar”, le contestaron. El amor saltaba por la ventana. Y entonces aparecía Alfredo Ruiz (Ciudadanos) para explicar que no es lo mismo una película de Cohen o de Almodóvar que ‘To Fast To Furious’ o un libro de Murakami que algo escrito por ‘El Rubius’, pero que todo entraría en esa supuesta “cultura” defendida por Antoñanzas. ¡Hasta el FIFA!

No todo puede ir sobre ruedas en una misma tarde, más aún si la sesión dura siete horas y se arranca viviendo momentos históricos cuando debíamos estar en la siesta. Y es que nos hemos acostumbrado a tener jornadas históricas todas las semanas (basta con poner La Sexta) que ya casi ni nos damos cuenta. Este jueves, una más, pero no en Cataluña sino en Logroño.

Todos los partidos políticos, las asociaciones de vecinos, los periodistas, los abogados… se habían dejado “pelos en la gatera” (dijo María Luisa Alonso – Ciudadanos) para sacar adelante la propuesta de Participación Ciudadana con meses de intenso trabajo detrás y un sinfín de anécdotas como esa que se atrevió a contar Alonso en la que su compañero de partido, Julián San Martín, les tuvo atados en corto para que no se les pasara nada. Tremendos momentos.

Nadie estaba conforme con el reglamento consensuado en esas frenéticas semanas, así que todos lo aprobaron. El diálogo y sus cosas buenas. La nueva política tiene estos destellos, como el que protagonizaron un poco más tarde los representantes de los vecinos de Los Lirios. Tras criticar durante años el ninguneo de prácticamente todas las administraciones y acudir al Consistorio para reclamar una solución al ‘paso de la muerte’ (el colegio y el médico lo dejaron para otra ocasión), se convirtieron en el ojito derecho del presidente del Pleno, Ángel Sáinz Yangüela.

Pretendía el bueno de Yangüela adelantar su moción antes del pertinente descanso para que pudieran llegar a su casa a una hora prudente, lo que fue rechazado de forma unánime por los vecinos. “No, no, tranquilos, no pasa nada…”. Para una vez que les hacen caso, la negativa como respuesta. Clic. Así que todos los grupos se pusieron a debatir sobre si unir o no a Logroño a la red de ciudades que caminan. El paso de cebra del barrio de Los Lirios para más tarde. Al fin y al cabo, estaba hecho. Otra propuesta aprobada por unanimidad. Era una tarde histórica y no le podíamos pedir más.

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