La Rioja

Cosecha del 82: los primeros riojanos ‘de toda la vida’

Los primeros riojanos ‘de toda la vida’

Ellos no eran conscientes, pero les tocó venir a este mundo al mismo tiempo en que España entraba en la OTAN, se reabría al público la cueva de Altamira, Michael Jackson lanzaba al mercado Thriller y Marruecos iniciaba la reclamación formal de los territorios de Ceuta y Melilla (el islote Perejil iba incluido en el ‘pack’).

Pero, por encima de todo, los nacidos en 1982 tienen a gala el poder decir a viva voz y sin temor a equivocarse que son los primeros en asegurar que son riojanos ‘de toda la vida’, pues fue también hace 35 años cuando La Rioja aprobaba su Estatuto de Autonomía. Así son, así piensan y así ven su tierra cinco ilustres integrantes de aquella ‘Cosecha del 82’.

“Ese ‘algo’ que permanece al paso de los años”

Quique Alcalde, tocando el bajo en el Drumming Festival de Logroño. | FOTO: MGG Fotografía

La vida de Quique Alcalde suena a los acordes de un bajo y a la percusión sobre el teclado de un ordenador. Periodista y músico (el orden de los factores no altera el producto), presume de “haber podido contar La Rioja desde dentro y en primera línea” y de “recorrerla ampliamente a lo largo de sus escenarios” con “la propina de un montón de buenas historias” que eso conlleva.

Para Quique, La Rioja significa “mi casa, mi familia, mis amigos, mi hija, mi presente y la mayoría de mis recuerdos”, de entre los que destaca “cuando tenía dos o tres años y jugaba con mi abuela en El Espolón en un día de sol”. Aquella acuarela formada por “las escaleras a las que no se podía acceder, el revestimiento que tenía la fuente de Espartero… incluso la baldosas del suelo, que eran muy particulares” ya no hay quien la elimine de su memoria.

Es este, a su juicio, el principal encanto de su tierra: “Ese ‘algo’ que permanece siempre por mucho que pasan los años, que de alguna forma sigues sintiendo que está ahí. Incluso la calle Portales de Logroño, aun después de tantos cambios de los escaparates tradicionales por fachadas de neón de franquicias, sigue manteniendo esa esencia cada vez que das un paseo”.

“Siempre orgullosa de decir que soy riojana”

Marta Miguel es responsable de marketing de Grupo Pancorbo, aunque ahora dedica su tiempo a cuidar con tiento a su bebé. Es uno de los amores de su vida. El otro, su marido, sabe de sobras que Marta lleva muy a gala los cuatro colores que componen la bandera de La Rioja, pues son “mi casa, el lugar donde nací y donde he crecido”.

Su pareja es natural de otra provincia, pero cuando toca visitar a su familia ella presume de orígenes: “Siempre estoy orgullosa de decir que soy riojana”. Buena culpa de ese convencimiento la tienen los recuerdos que campan a sus anchas por su memoria, como “las primeras excursiones que hacía de niña con la familia y los amigos recorriendo la provincia: al castillo de Clavijo, a ver la nieve a Torrecilla, al monasterio de Cañas, los veranos en Murillo… Lo pasábamos en grande”.

De todos los cambios que ha sufrido La Rioja en todo este tiempo, Marta pone el foco “en el ámbito tecnológico, que ya forma parte de nuestro día a día, en el tiempo de ocio o en la educación” y mantiene que “aunque todo es susceptible de mejorar, la mía me parece una tierra estupenda para vivir”.

“Ver fútbol de Primera en Las Gaunas era un sueño para mí”

Íñigo López celebra un gol anotado con su actual equipo, el Huesca. | FOTO: SD HUESCA

Íñigo López es de esos tipos que puede presumir de hacer sus sueños realidad. Como tantos millones de niños, de pequeño soñó con ser futbolista algún día y lo logró. Vaya si lo logró. Como profesional, este logroñés ‘Cosecha del 82’ ya ha defendido los colores de once equipos y ha sido clave en dos ascensos históricos: el del Alcorcón a Segunda División, en 2010; y el del Granada a Primera, al año siguiente. Tal vez sea simple cuestión de ADN, porque su hermano Jorge (cuatro años mayor que él) también puede presumir de haber sonado incluso para jugar con la selección absoluta.

“Un gran recuerdo es el mítico CD Logroñes en Las Gaunas; ver partidos de Primera Division era un sueño para cualquier niño”, recuerda, junto con otras vivencias insustituibles como “pasar veranos con mis primos entre Logroño y Torrecilla en Cameros o trabajar en la finca de Calahorra con mi abuelo y comer cuando cocinaba mi abuela”.

Aunque su carrera profesional y la pérdida de tres de sus cuatro abuelos han derivado en que “la unión que tenía con La Rioja cuando era niño se haya ido desvaneciendo con el paso de los años”, ahora que juega en el Huesca aprovecha que tiene su tierra a un paso. Quiere, además, que el deporte sea la vía de retorno a sus raíces: “Me encantaría volver a disfrutar de La Rioja ‘desde dentro’ y poder ayudar algún día al Logroñés a regresar a categorías profesionales”.

Pocos espacios acogen a tantas culturas y nacionalidades distintas como el vestuario de un equipo de fútbol profesional. Ahí es donde no pierde Íñigo la ocasión de recordarle a sus compañeros que “La Rioja es mucho más que el vino; es una región pequeña pero abundante en gastronomía, con una calle Laurel para disfrutarla y con una gran oferta de ocio”.

“Sinónimo de armonía, de calidad de vida y lugar de encuentro”

María posa para NueveCuatroUno con su sobrina, Eva.

“Los de Cervera somos pequeños pero matones”, reivindica María Muñoz con vehemencia. Al igual que Quique Alcalde, considera “un privilegio” haber dado testimonio del día a día de la región en la última década, a través de medios como Radio Nacional de España, Diario La Rioja y, sobre todo, Diario EL CORREO. Ahora, trata de “seguir conociendo y colaborando con todos los riojanos en el ámbito social”, desde la Consejería de Políticas Sociales, Familia, Igualdad y Justicia, donde trabaja.

María quiere a su tierra y afila el colmillo cuando sus amigos le tiran de la lengua bromeándole acerca de si Cervera pertenece a Navarra, a Soria o a Zaragoza. En su pueblo perviven sus mejores recuerdos de la infancia: aquellas tardes “maquinando alguna maldad en la Plaza del Manguito con mi hermano mientras nuestros padres tomaban café en alguna terraza, antes de echarnos cuatro gritos y mandarnos para casa”.

Era aquella “sensación de libertad y de inventar lo infinito” lo que cree María que aún conserva La Rioja y lo que la convierte en una región singular: “Es evidente que nos hemos modernizado en este tiempo, ahora hay más servicios y más actividad. También es una Rioja más diversa en sus gentes. Pero mantiene, y creo que lo seguirá haciendo, la vida tranquila, la acogida al ‘forastero’, el ambiente festivo, aunque trabajador… Esas señas de identidad han cambiado poco en 35 años”.

“La autonomía ha sido un impulso para el mundo del vino”

Víctor Gutiérrez es otro de esos riojanos por los cuatro costados. Su padre, de Villavelayo; su madre, de Muro de Aguas. Criado en Logroño, este inspector de Medio Ambiente asegura que “si algún día tengo hijos también quiero que sean riojanos”.

Como para tantos otros treintañeros, la memoria de la infancia de Víctor se tiñe de blanquirrojo: “Mi recuerdo más feliz es el segundo ascenso del Logroñés a Primera; me acuerdo de bajar al Ayuntamiento con mis compañeros de la EGB y alucinar con todo el jaleo que había montado”. “No sé si algún día volveré a ver un equipo de Logroño en Primera, pero estoy seguro de que el ascenso no sería tan especial como aquel”, afirma.

A su juicio, el sector vitivinícola ha sido uno de los mayores beneficiarios de que La Rioja se convirtiera en comunidad autónoma hace ahora 35 años: “Que la provincia de Logroño saliera de Castilla para convertirse en autonomía ha supuesto un impulso muy grande para el vino; creo que ahora se vende con mucha mayor facilidad”, concluye.

Subir