Tinta y tinto

Tinta y tinto: ‘El incierto panorama de los socialistas riojanos’

Vivimos cada noche electoral como si la vida nos fuera a cambiar a la mañana siguiente. Lo mismo nos da en Argentina que en Estados Unidos o en Galicia. Ferreras nos ha metido la pasión política cual Mundial de fútbol o festival de Eurovisión. Nos enfundamos la bufanda o cogemos la bandera de un partido y nos sentamos frente al televisor esperando el recuento como quien asiste a una tanda de penaltis o al carrusel de votaciones por Europa. Javier Milei, twelve points. Donald Trump, douze points (puá). Como se llame el presidente de Galicia, mayoría absoluta al canto pese a lo “en el aire” que estaba el asunto. La política como espectáculo que nos quita el sueño y condiciona nuestro día a día, pese a que el ochenta por ciento de la información que bombardean desde los grandes medios apenas nos afecta en la vida cotidiana.

¿Quién se acuerda ahora de Venezuela? ¿Qué está pasando en Cuba? ¿Sigue Lula da Silva gobernando en Brasil? ¿Sabe el ciudadano medio ya qué ocurre en Ucrania? ¿Cómo va la ‘guerra’ entre Israel y Palestina? Cosa de rachas informativas, eso que en la Facultad de Periodismo denominan la “agenda setting”, como la amnistía a Carles Puigdemont o el ‘Caso Koldo’. La primera se nos ha olvidado casi más que Nicolás Maduro y la segunda acabará en un barullo del que no sabremos quién termina condenado como en los ERE de Andalucía o en la trama Gürtel. Y si no, piensa ahora en voz alta en cuatro o cinco nombres (no vale con uno o dos) de cada caso. En fin, asuntos con los que llenar nuestro tiempo y nuestras cenas de Nochebuena por no ponernos a leer a Faulkner.

Por irnos a asuntos más terrenales, una vez pasada la tormenta de los ‘chalecos amarillos’ con mucho ruido y pocas nueces para un sector tan burocratizado y complejo, echemos la vista a La Rioja. Todo bien. Las mayorías absolutas del PP en Logroño y La Rioja han bajado las pulsaciones de la tierra en la que nunca pasa nada. Ni siquiera el pequeño fuego de la “aministía” a las residencias con sus ratios de personal ha calado entre la opinión pública y vivimos en un remanso de paz que ya quisieran en Madrid. Mientras tanto, en el PSOE echan la vista al horizonte y ven su futuro cada vez más complicado. Las elecciones generales del verano pasado cambiaron el ritmo de las renovaciones regionales y así seguimos, instalados en un impás en el que parece no haber nadie al volante pese a que las hojas del calendario siguen acercando las siguientes citas con las urnas.

Pasada la importantístima cita gallega, en 2024 viviremos el frenesí vasco (21 de abril), europeo (9 de junio) y catalán (vaya usted a saber cuándo). No pinta bien para los socialistas, quienes afrontan un descenso en la intención de voto que ni siquiera el manual de supervivencia puede revertir. Y entonces, ¿qué ocurre con la renovación de los liderazgos en comunidades como La Rioja? Hace unos meses todos teníamos claro que el asunto riojano se decantaría en favor del alcalde de Arnedo, Javier García, único edil en una localidad de relevancia que consiguió retener la vara de mando en mayo del año pasado. Por algo se le designo portavoz en el Parlamento. Sin embargo, en Martínez Zaporta vuelve a haber cierto rechinar de dientes con la situación general del partido y las relaciones comienzan a enquistarse.

¿Quién querría hacerse con el mando del PSOE en pleno terremoto por el ‘Caso Koldo’ y un PP con mayoría absoluta que todo lo calma? Candidato al matadero. Porque las previsiones naturales (ya sabemos que esto cambia cada día) dejan la renovación nacional para finales de año y, posteriormente, la regional. Es decir, primeros de 2025. Con media legislatura finiquitada, cambio de cromos mientras que la secretaria general, Concha Andreu, intenta mantener el pulso político haciendo el ruido justo desde sus respectivos escaños en el Parlamento y el Senado. Dando por hecho que la expresidenta no continuará al frente y con las dudas surgidas respecto a Javier García -él es el primero que no se postula de forma definitiva-, la duda está en saber quién puede encarnar la transición entre el proyecto ganador de Andreu y el siguiente asalto a las urnas con cierta solvencia.

En Ferraz comienza a escucharse el nombre de María Marrodán, actual número dos del PSOE y concejal en el Ayuntamiento de Logroño, aunque es una mera idea lanzada al aire ante lo que pueda estar por venir. De hecho, esta misma semana se la ha propuesto como portavoz en el Consistorio de la capital en detrimento de Pablo Hermoso de Mendoza, lo que ha provocado cierto revuelo en los despachos de Martínez Zaporta y Marqués de San Nicolás (frente al Parlamento tiene Javier García su sala de máquinas). De los resultados en las próximas elecciones dependerá, y mucho, el camino que adoptan los socialistas. Pese a no participar directamente en los comicios, los pactos en el País Vasco y una debacle en las europeas pueden dibujar un panorama aún más incierto para quien quiera tomar el timón riojano. ¿Quién está preparado? Y aún más importante: ¿Quién quiere dar un paso al frente? Por el momento, parece que nadie. Y eso sí es un problema. Al menos, de liderazgo.

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