Las últimas lluvias han provocado un importante aumento de los caudales de los afluentes del Ebro, y desde la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) están muy pendientes de la evolución de los ríos. María Luisa Moreno, jefa de Hidrología y Cauces de la CHE, ha destacado este martes que la crecida del río Ebro “no generará daños extraordinarios como los de las avenidas de 2018 y 2021”.
Moreno ha explicado que “se están cumpliendo las previsiones de lluvias, aunque aún no han cesado todavía”, y ha especificado que éstas “han dejado aportaciones muy importantes en los afluentes del Alto Ebro, especialmente en la margen izquierda del río y sobretodo de las cuencas pirenaicas hasta el Gállego”.
Así, los caudales están creciendo de forma considerable “aunque ya están en sentido descendente en la parte más alta del Ebro, lo que provocará que el pico máximo llegue a Miranda de Ebro a primera hora de la tarde de este martes”.
El resto de los afluentes según el seguimiento tanto presencial de los operarios de la CHE como de los datos siguen en situación ascendente, especialmente en la zona de Vitoria y Pamplona con especial atención al Arga “que podría superar los 900 metros cúbicos por segundo a lo largo de la tarde noche y de toda la jornada del miércoles”.
Para atenuar los problemas desde la Confederación Hidrográfica del Ebro se están gestionando los embalses de Ullibarri y Urrúnaga, en el País Vasco; Eugui y Yesa, en Navarra, y Mansilla, en La Rioja con el objetivo de reducir, en la medida de lo posible, los caudales de avenida aguas abajo.
El aporte de todos estos afluentes al Ebro a lo largo de estas dos jornadas “supondrá una crecida superior al nivel naranja a lo largo de la tarde de este miércoles con caudales de entre 2.000 y 2.200 metros cúbicos por segundo en la zona de Tudela”, aunque desde la CHE, y según las previsiones, no esperan que “los daños sean similares a las avenidas de 2018 y 2021” cuando varios municipios tuvieron que solicitar la declaración de zona catastrófica.
