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La SD Logroñés visita al Cornellà en un duelo directo por la salvación

Foto: SD Logroñés

Hace semanas que se ha acabado cualquier colchón para la SD Logroñés. Los blanquirrojos visitan a un rival directo, el Cornellà (Palamós, sábado 16:00), con la urgencia de ganar para salir de un bache cada vez más profundo. A falta de quince partidos para el final, los riojanos se sitúan con 21 puntos, tres por debajo de la salvación. Larrazabal lo ha expresado claro y cristalino: “O damos un golpe encima de la mesa, o esto va a ser una tristeza”. Siete partidos sin ganar y seis desde que el técnico cogió al equipo, son demasiados. Dos meses en los que la noche oscura de la temporada se ha cernido sobre un vestuario tocado.

Como decía San Juan de la Cruz, toda noche tiene un amanecer divino. A ello se encomienda una Sociedad que necesita que llegue la luz de los resultados. Aunque la Cuaresma comenzó este Miércoles de Ceniza, los blanquirrojos llevan ya una buena temporada de privaciones y “pecados”. El mayor padecimiento, sin duda, es su defensa. En los últimos siete partidos, los logroñeses han encajado al menos un gol. Cinco cayeron en el último partido ante el Deportivo, en el mayor desastre de esta campaña. Otros tres llegaron en Tajonar y ante la Ponferradina, dos frente al Nàstic y otro, frente a Barcelona Atlètic, Rayo Majadahonda y Sabadell. En total, 16 tantos en 7 partidos.

Para su técnico, esas facilidades defensivas suponen un “lastre brutal” que hunde moralmente al equipo jornada tras jornada. A ello se le suma el problema de Las Gaunas. Los jugadores saltan al campo con sobrepresión y acaban por cometer errores impropios. Eso se nota en los pases fáciles, en las acciones de manual, como el 0-3 del Dépor, con una pérdida de Iru en salida básica. No se puede jugar con el portero en área chica con ese nivel de nervios. Larrazabal lo expresó claramente: “Están atenazados. Estoy seguro de que si tuviéramos diez puntos más, hubiéramos competido de otra manera”

El problema es que la plantilla no los tiene. El 21 que figura en su casillero de puntos es una suma de diversos factores, como la falta de puntería. La portería ha mutado en un espacio minúsculo. Durante sus últimos siete partidos, la Sociedad solo ha anotado dos goles y ambos salieron de las botas de Jordi Escobar, su máximo goleador (7 dianas). Así es muy difícil y se puede entender que Larrazabal lanzase mensajes como “los demás tendrán que ayudar a Jordi”. O sin ir más lejos, esta semana: “Nos estamos jugando la categoría, cosa de la que quizá hasta ahora todavía alguno no era consciente”.

Como manda el refranero, a grandes males, grandes remedios. Por eso, la dirección deportiva encabezada por un muy cuestionado Juanma Barroso, ha incorporado efectivos en el mercado invernal. Hasta seis caras nuevas, algunas por dentro (Miceli, Salado y Curro Muñoz) y otras, más en el ámbito ofensivo (Conejero, Schmerböck y Ferni). Schmerböck ya aportó una asistencia en Barcelona y Ferni, el primero que llegó, ha jugado seis partidos de seis como titular. Miceli, Salado y Conejero también son importantes. Y Curro jugó la primera parte frente al Dépor, si bien fue sustituido al descanso. No fue su mejor tarde, pero solo tiene 21 primaveras.

Miceli juega el balón ante el Barcelona Atlètic / Foto: SD Logroñés

Desde la enfermería, por primera vez llegan buenas noticias. Después de casi tres meses de lesión, es posible que Dani Garrido pueda viajar con sus compañeros hacia Palamós. La última vez que jugó fue frente a la Real Sociedad B en Las Gaunas (19 de noviembre). Desde entonces, se ha perdido diez partidos. Sin sancionados, los blanquirrojos tienen también a varios jugadores en el alambre. Es el caso de Jordi Escobar, Javi Castellano, Luzzi o Adrián Cova, todos ellos tocados. Escobar se quedó en el banquillo, Castellano y Luzzi no estuvieron frente al Deportivo y Cova tuvo que salir del campo en la recta final (no quedaban más cambios).

Ese es el panorama ante un Cornellà que ha conseguido salir de su bache de resultados muy recientemente. Después de encadenar cuatro derrotas consecutivas, los catalanes salieron del bache tras vencer primero al Celta Fortuna (2-1) y después, empatar frente al Tarazona (0-0). Gracias a esos cuatro puntos de seis, cuentan con 25 y por lo tanto, tienen tres puntos de margen respecto a la zona roja. No es demasiado, así que los muchachos entrenados por Gonzalo Riutort no pueden despistarse.

Los barceloneses son un bloque atípico. Sobre todo, por el hecho de que juegan sus partidos a más de 130 kilómetros de su ciudad. Su campo, en Cornellà de Llobregat (la periferia de Barcelona), no reúne las condiciones apropiadas para Primera Federación. Entre otras cosas, su césped no era natural, un requisito obligado. Ello ha obligado al club a desplazarse hasta Palamós, en la Costa Brava, para jugar sus partidos. Lógicamente, este imprevisto dificulta el desplazamiento de su modesta afición, eclipsada por el Espanyol y sobre todo, por un FC Barcelona que monopoliza el fútbol catalán.

Con esas circunstancias, el Cornellà se presenta como un conjunto rocoso, siempre con cinco defensas atrás y la propuesta de un fútbol directo, de segunda jugada. Clau Mendes es titularísimo en la punta de ataque. Al contrario que en su paso por la UD Logroñés, sí está brillando. Ya lleva seis goles marcados (ya mojó en Logroño) y Canario, su acompañante en ataque, cuatro. En invierno, han llegado tres extremos derechos: Robert Simón, Sutherland y Adrián Bobi (vuelve tras cesión). Necesitan algo más de gol para lograr una salvación tranquila.

Clau Mendes celebra un gol ante la SD Logroñés, durante el partido de la primera vuelta / Foto: UE Cornellà

En el aspecto disciplinario, arbitrará Francisco José Ortega Herrera, valenciano de 33 años. Ha pitado dos temporadas en Segunda B/Federación y con esta, otras dos en Primera Federación. Ha arbitrado una vez a los riojanos, cuando perdieron frente al Celta Fortuna (2-3). Por último, hasta el momento, la SD Logroñés no conoce la derrota ante el Cornellà: una victoria y dos empates. El último se produjo en la primera vuelta (2-2).

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